El Tigre De Plata

Capítulo 3

Sobriedad. Es una sensación de lucidez y realismo jodidamente dolorosa, especialmente si con esta vienen consecuencias morales. Y si se presenta después de ahogarte en felicidad, en definitiva dolerá. Suele verse con rayos de luz quemando tus ojos, con el dolor insoportable, donde la dulce nada que habías amado ahora es un torbellino de culpa y lo peor de todo es que muchas veces no lo recuerdas.

Despertar en una enorme cama, desnudo y con un desconocido a lado suele ser sinónimo de un error garrafal, y si va acompañado de un matrimonio solo se vuelve pero, aunque en este caso, a pesar de que todos los indicios están juntos, no hay sorpresa ni arrepentimiento alguno.

Donghae se incorpora confuso, se talla los ojos y aparta el cabello de su rostro, siente lo suave de las sabanas, gira a su derecha y lo ve, una espalda amplia y pálida, algunos lunares y líneas negras de tinta. Se baja de la cama descalzo, llevaba su ropa interior, un pantalón enorme y una camiseta de botones, da un par de pasos y suspira de alivio al no sentir dolor, no en esa parte del cuerpo. Aunque se siente cansado, la palma de las manos le hormiguea, siente incomodidad en los brazos y las rodillas.

El joven castaño rodea la cama para ver a su ahora esposo descansar con calma, su respiración es tranquila por lo que debe estar profundamente dormido. Sale de la habitación, merodea por el resto de la suite sin mucho ánimo ¿Qué se supone que debe de hacer? Va al baño del recibidor, el de la habitación está muy lejos, se cepilla los dientes y lava la cara, rebusca en el botiquín hasta dar con las aspirinas, toma un par y se las traga con algo de agua. Regresa a la sala de estar sin saber que más hacer.

En una situación común estaría en la cama hasta medio día, pero si se queda con su esposo sería tan incómodo. Da un par de vueltas sobre si mismo sin un lugar a donde ir, toma un vaso de agua mientras lo medita. El castaño se sienta en el suelo mientras piensa, está en el territorio del otro, es el edificio de Lee Hyukjae y sus hombres están por todo el lugar, los invitados ya debieron de haberse ido al igual que su familia.

De pronto aparece una idea en su mente, se pone de pie tan rápido como puede, deja el vaso en la barra y abre la puerta para ver a dos personas de pie fuera de esta, vestidos en traje blanco, ambos lo voltean a ver sin mostrar reacción alguna.

—Lo siento señor, la señorita Young pidió que no saliera de aquí sin su esposo o...

Donghae lo ignora y camina fuera de la habitación, avanza por el pasillo hacia el elevador. Tenía que adimitir que el lugar tenía buen gusto, era sobrio y elegante, con ese toque de calidez que en otro momento le hubiese gustado admirar.

—Señor Lee, no puede...

El castaño arrugó la nariz al oír como lo llamaban señor, se dio la vuelta y les dedico una sonrisa a los dos guardespaldas que trataban de detener su paso.

—Sí puedo ¿Qué vas a hacer dispararme? Atrévete a tocarme un cabello y te vas a nadar con los peces —Vio como el hombre se ponía pálido, lo observó titubeante sin estar muy seguro de que hacer.

—¿Hay piscina aquí? ¿Qué es? ¿Un hotel? ¿Un edificio de departamentos? ¿De venta o arrendamiento? —Pregunta curioso, lo llevaron a la boda de noche así que no vio mucho del lugar, además de que después de firmar tomó un cigarro para el estrés, esta de más decir que su mente es una laguna en blanco.

—Es un hotel señor.

—El mejor de Seúl, pero si quiere viviendas también hay varios edificios que le pueden interesar —Explica el otro hombre con calma, tiene ojos grandes y mejillas rellenas, su piel es ligeramente bronceada y su cabello peinado cuidadosamente hacia atrás.

—¿El mejor? —Pregunta con cierta burla, asiente pensativo —, no lo conocía y es el mejor—Deja salir una risa incrédula.

Se da la vuelta ante la mirada confusa de los hombres, llega al ascensor y entra presionando el botón de la primera planta se recarga en la pared viendo como las puertas se cierran lentamente. Después de todo si tiene algo de hambre.