Dos caminos, un destino

17

Pasaron un par de semanas y los preparativos de la boda estaban por concluir. Se acercaba la fecha. Kara había decidido que quería algo sencillo,  algo en casa,  Lena tenía pensado en algo más extravagante pero quería que su futura esposa estuviera feliz así que hizo lo que Kara deseaba. Unicamente familiares y amistades intimamente cercanos estaban invitados a la boda.

Lena estaba en L-corp cuando recibió una llamada. Sam había fallecido. Al parecer se había suicidado al enterarse de que la boda con Kara se iba a realizar. No aceptaba la idea de que había perdido para siempre a Lena. Ella sintió algo de culpa al saber el motivo, pero eso se esfumó cuando recordó todo lo que le había hecho y que casi asesinaba a Kara. Aun así, Lena dio una módica cantidad para los gastos funerarios. Intentaba no tener rencores, pero le costaba. Si quería ser feliz con Kara tenía que aprender a perdonar. Y ahora Sam ya no podría hacerle daño, nunca más.

Kara le llamó a Lena,  para comentarle sobre la muerte de Sam. Ella nunca había sentido rencor por Sam,  a pesar de que había atentado contra su vida. Le pidió a Lena que mandaran flores o algo, pero Lena ya se le había adelantado.

K: Cómo te sientes?
L: Triste pero feliz,  son sentimientos encontrados.
K: Entiendo, fue tu gran amor por muchos años.
L: Gracias amor por entender.
K: Iremos al funeral?
L: No sé, no estoy segura.
K: paso por ti,  no llevaré a los niños,  se quedarán con Fabricio.
L: Aquí te espero.
K: Te amo
L: Kara...
K: dime
L: Gracias, te amo.

Lena y Kara llegaron a la funeraria. Lena había pagado ya todos los servicios. Solo unas 10 personas había en el lugar, la mayoría eran empleados de la funeraria. Unicamente la madre de Sam estaba presente. Al ver a Lena, se acercó rapidamente.

Patricia: Lena...
Lena: Lamento tu perdida,  Patricia.
Patricia: Gracias por venir. No puedo creer que haya hecho eso.

Patricia lloraba de forma inconsolable.

P:Gracias por pagar los gastos funerarios.
L: quién le dijo que he sido yo?
P: no hay que ser muy inteligente para deducirlo.

Patricia vio a Kara,  quien se había mantenido apartada y en silencio.

P: ella es tu esposa?
L: sí,  es Kara.

Patricia se acercó a Kara, Lena sentía ls siguió.

P: Haz feliz a Lena, hazla feliz,  ya que mi hija no supo hacerlo.

Kara no sabía que decir,  había quedado sin palabras ante la repentina presencia de Patricia.

K: Lo haré señora, y lamento su perdida.
P: Sean felices.
L: Gracias Patricia. Mañana la cremarán?
P: Sí,  a primera hora.
L: Está bien.

Kara fue por unos cafés, Lena la alcanzó y mientras lo preparaban,  Kara la miraba con preocupación.

K: Sabes de qué trabaja o cómo se mantiene?
Lena la quedó viendo: Sam la mantenía.
K: No podemos dejarla desamparada.  Tenemos que ayudarla.
L: Lo sé, mi amor. Nunca pensé que me pedirías algo así, y te lo agradezco.
K: La señora no tiene la culpa de los actos de su hija,  ella se ve que es buena persona. Tenemos que ayudarla.
L: Lo haré, mi amor, no te preocupes.
K: te amo,  no me arrepiento de tenerte en mi vida.
L: te amo.

Ambas fueron con los cafés donde se encontraba Patricia. No debaja de ser el cuerpo sin vida de su hija. Lloraba.

Lena se acercó a ella y le ofreció el café, ella aceptó. La alejó un poco del ataúd, hasta que logró convencerla de sentarse para que pudieran hablar.

L: Nos tenemos que retirar. Pero antes tenemos que decirte algo importante.
P: es sobre el intento de homicidio de Sam hacia Kara?
Lena palideció: No,  eso está en el olvido.
Patricia suspiró: gracias
L: es para que sepas que no estarás sola, ni mucho menos que tendrás problemas económicos. Sé bien que Sam te ayudaba con los gastos,  así que ahora me toca a mi hacerlo. Cada semana ,quincena o mes,  como sientas mejor,  recibirás una pequeña pensión, tanto en efectivo como en especies.
Los ojos de Patricia se llenaban de lágrimas: oh Lena, muchas gracias. Gracias, no tienes por qué hacerlo pero en cambio lo harás.
L: Eres importante para mí, me trataste como tu hija muchos años. Lo mínimo que puedo hacer es eso.
Patricia abrazó fuertemente a Lena, llorando en sus brazos.

Al siguiente día, Lena sabía que el cuerpo de Sam ya había sido incinerado. Ella seguía en cama,  Kara también. Aunque la rubia seguía dormida. Se acercó a ella y la abrazó. Y en susurros le contaba a Kara. Tocaron a la puerta, era Brayni.

B: mamá, puedo pasar?
L: adelante.  qué pasa, mi amor?
B: Escuché sobre la muerte de Sam,  es cierto?
L: sí, lo es.
B: no me preocupa Sam, pero sí Abue Patricia.
L: "Abue Patricia" es raro escucharte decirlo después de tanto tiempo.
B: Ella no tiene nada de culpa de lo que si hija hizo. Siempre la querré como mi abuela, y por eso,  no quiero que la dejes desamparada, mamá.
L: No tienes que preocuparte.

En eso,  escucha como Lori llega gritando: Mamá, mamá, mamá... Es cierto *jadeando * que Sam murió?

L: por lo visto Fabricio no puede guardar un secreto.
Lori: escuché que se lo decía a Ricardo. Entonces,  es cierto?
B: me ha dicho que sí.
Lori: y abue Patricia?
L: Por lo visto,  siguen queriendo mucho a Patricia.
Lori: es la abuela que nunca tuvimos.
L: Patricia tendrá nuestro apoyo. No tienen que preocuparse por ella.
B: gracias mamá.
Ambos chicos se subieron a la cama. Para ese entonces, Kara ya estaba despierta. La única que faltaba en la habitación era Nia,  que seguía durmiendo.