Piropos y Coqueteo | Bakudekubaku

No Digas Mamadas Meriyein

Sinopsis: El fin del mundo y el único lugar seguro en el planeta está siendo habitado por un pecoso de buen culo.

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Katsuki y Shoto llevaban mucho tiempo huyendo a la zona norte de la ciudad cuando todo ocurrió, estaban escapando de la policía despues de haber concretado el mayor robo que — según Katsuki — quedaría grabado en la historia, y así hubiera sido de no ser porque el apocalipsis llegó devorando el cerebro de un joven en la avenida principal por la que iban.

Katsuki maldecia al aire todo el tiempo que justo ese día cuando iba a viajar a Alaska con el ridículo de Shoto sucediera esa mierda del fin del mundo. ¿De qué coño le iba a servir los millones de dólares en un mundo post-apocaliptico? De nada, pero al menos había conseguido armamento suficiente para malgastar, porque Todoroki sólo disparaba cuando era necesario y se aseguraba de apuntar directamente a los cráneos de los no-muertos.

Shoto por otro lado, no sabría decir en qué momento ocurrió eso, ya se habían presentado antes informes en las noticias de que varias personas entraban en un trance y presentaban síntomas como agresividad, canibalismo, hipersensibilidad a la luz, falta de agua, y una piel y alientos tan horribles que dejarían mucho que desear. Así que no le sorprende tanto que resultará que había un apolapipsis zombie, pero contaba con que las autoridades pertinentes tomarían las medidas de seguridad para evitar que sucediera tan pronto.

Grave error, porque vio en primera fila el como los cesos de un chico de no más de veinticinco años eran devorados como un majar por el no-muerto, una experiencia desagradable en verdad, pero aún así siguió manejando a toda velocidad el BMW que Katsuki se había encargado de tomar prestado con toda la intención de alejarse de la ciudad antes de que todo empeorará, lo cual no demoro, porque apenas iban saliendo de la ciudad con dirección al norte cuando varios edificios explotaron.

— Maldición, pensé que no viviria para ver una explosión así — expresó el rubio viendo a la lejanía el humo que se perdía en el aire —, es una pena que no haya sido yo el autor sino unos malditos traga cesos.

Todoroki solo miro por el retrovisor lo lejano que se veía la ciudad ahora, envuelta en caos y desesperación, devolviendo la mirada a la carretera frente a él.

— Si seguimos por esta ruta llegaremos a la ciudad más cercana: La Metrópolis — explicó —, antes de llegar allá tenemos que atravesar el bosque como habíamos planeado y así evitar el rastro de cualquier ser humano vivo y no-vivo.

Katsuki sentía una extraña fascinación con todo el desmadre que ocurría, observó la Clock en sus manos antes de recagarla y ponerle el seguro para guardarla en su bolsillo y proceder a recargar una AK-47.

— Como sea, el único problema es que dejaremos este hermoso modelo de BMW a la deriva para ir en un todo terreno. — espetó con fastidio, aquel auto en el que iban era un hermoso modelo como para dejarlo a la deriva, pero todo sea por sobrevivir.

No conversaron mucho después de eso, no eran mejores amigos, solo tenían en común el gusto por las armas y el dinero, y ya que la vida era corta pero muy hija de puta decidieron convertirse en los mejores ladrones, y mierda, de no ser por qué los zombies se llevaban el estelar ellos serían tendencia en esos momentos. Aparte de sus intereses personales también los unía una situación familiar muy parecida, ambos pertenecientes a familias importantes, de renombre y que estaban en la cúspide de la pirámide de poder.

Sin embargo la palabra «poder» no es sinónimo ni iba de la mano con el «amor». Katsuki y Shoto podían contar las veces que habían escuchado discusiones en sus respectivas familias y los dedos no alcanzarian.

Ambos habían recibido mucho presión en sus hombros siendo incluso apenas unos niños, teniendo obligaciónes, responsabilidades, deberes y clases que solo una persona universitaria tenía, y habían visto a sus padres muchas veces al punto de irse a los puños en la seguridad de cuatro paredes y fingir frente a la prensa que eran la familia perfecta.