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Mirabel sorpresivamente llegó a dormir más de sus cinco o cuatro horas habituales.
No se sentía cansada, no sentía los ojos pesados, había dormido tan bien, hace años que no disfrutaba una siesta como se debía.
Miró a su costado, Camilo estaba echado con los brazos y piernas extendidos, uno de sus pies estaba en el estómago de su tío Bruno mientras el otro cerca a su cara.
Su tío estaba hecho una bolita a los pies de la cama, sin notar a sus sobrinos.
Ella misma se despertó cuando sintió la mano de Camilo golpear su estómago, tal vez hubiera logrado dormir un poco más; busco el reloj de la habitación ¡Siete de la mañana!
Era tarde, era muy tarde, se supone que debía de estar a las seis en la guardería del pueblo, y no termino el traje de Mariano, logró hacer casi todo el bordado pero entre historias y risas la camisa quedo en lo más profundo de la habitación.
Este día ya había empezado muy mal.
Bien, si se daba prisa podría terminar el traje y llegar a tiempo a la guardería del pueblo; tomaría una arepa de la cocina y saldría rápido.
Busco rápidamente el traje de Mariano, unas ratas estaban acurrucadas en el.
—Shu, shu; se que son limpias pero tengo que terminar esto— agitó sus brazos para espantarlas.
Estas ofendidas de ser alejadas, corrieron hacia su tío Bruno acurrucándose en su cabello, quien ni se inmuto cuando tres ratas subieron a su regazo.
Mientras anudaba sus costuras, no pudo evitar que sus pensamientos volaran. Viendo a su primo aun dormido pacíficamente no puedo evitar cierta envidia
Camilo pasaba mucho tiempo en el pueblo, sí; pero casi todo el tiempo estaba cuidando a los niños, jugando con ellos y si no era así estaba cuidando bebes. Normalmente estaba en casa de algunas madres cuidado a sus hijos, no sufría insolaciones y siempre hacía reír al resto.
Rápidamente borro esos pensamientos, sintiendo asco de si misma, como podria tenerle envidia a su primo, a su mellizo que siempre se preocupaba por ella, que siempre le llevaba un plato de comida cuando faltaba, que hacia enojar a veces a su madre solo para que el sol no brille tanto y no la queme.
Molesta consigo misma, se levantó, dobló cuidadosamente ambas prendas de los Guzmán, siete y quince; estaba a tiempo.
La guarderia no abría hasta las ocho, llegar ahi le tomaría unos cinco minutos máximo, por suerte no estaba tan lejos de casita.
Salió de la habitación lo más rápido que podía, Casita entendiendo que quería llegar rapido, transformó las escaleras en una resbaladilla.
Deslizándose y con un salto llegó a primer piso, escuchó ruido en la cocina; su madre se levantaba desde las seis o cinco de la mañana para preparar toda la comida necesaria.
—Buenos días, mamá!
—Mirabel ¿Dormiste bien, cielo?— preguntó limpiándose las manos en un trapo y tomando sus mejillas para depositar un beso en estas.
—Mejor que nunca, pero ya se me hizo tarde para ir a trabajar— murmuró dando un abrazo rápido a su madre y tomar dos arepas de uno de los platos.
—Anoche era la fiesta, lo más seguro es que todos aún están durmiendo— musito su madre acercándose a su hija, quien ya guardaba una arepa de emergencia en su bolso lleno de hilos.
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La Pequeña Costurera | Encanto AU
Fanfiction"Recibirás un don tan especial como tu, pequeña Mirabel" "Mirabel, traerás orgullo a esta familia" Mirabel Madrigal se esfuerza cada día en traer orgullo a su familia. Todos los días es salir con el los primeros rayos del sol, con su bolsa de hilos...