La Pequeña Costurera | Encanto AU

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—Me quedare Casita— murmuró Isabela cuando abuela terminaba de repartir las tareas diarias.

—Ciertamente no tenía ello en mente, pero claro Isabela— respondió Alma regresando a su lugar al frente de la mesa

—¿Entonces yo también me puedo quedar? — preguntó Camilo desde el otro extremo de la mesa.

—Ya tienes una tarea designada Camilo— gruño abuela mirando fijamente a su nieto.

—Tocaba intentar— se encogió de hombros y siguió comiendo.

—Estas segura cariño, puedes ir al pueblo si quieres— hablo su madre poniendo una mano sobre la de ella.

—No te preocupes, mamá— murmuro Isabela. Ya tenía un plan para esa mañana.

—Isa si no quieres...

—Ya lo oíste Juli, además tiene que prepararse para la noche— comentó abuela risueña poniendo una mano en el hombro de su nieta.

—Si mamá, no te preocupes— murmuro Isabela sonriendo —. ¿Pero sabes dónde está el tío Bruno?

—Debe de estar en su habitación, ya lo notaste, al parecer tuvo mala noche. Nos vemos en la tarde cielo— dijo antes de salir con una canasta de comida par su puesto en el pueblo.

Bueno, talvez por hoy pueda hacer otra cosa

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Isabela entro a la habitación de su tío, siendo recibida por una gran cascada de arena y un ligero brillo verde de las tabletas organizadas en ese estante, normalmente no iba mucho a su habitación; no veía en vivo las novelas de ratas.

Según su abuela era muy mayor para esas historias.

Sin embargo, Dolores siempre estaba presente, nunca se perdía ningún capítulo de las novelas; así que ella cuando podía hacia un resumen rápido.

Levanto la mano, la arena se deslizaba entre sus dedos y la cortina dejo de caer.

Se veían las escaleras de piedra, una que llevaba a su habitación y la otra a las inmensas escaleras de su cueva de visiones.

—¡Tío Bruno! — llamo, su voz haciendo eco en todo el cuarto. No recibió una repuesta.

"Talvez volvió a dormir" pensó antes de salir caminando hacia el verdadero cuarto de su tío.

A medida que bajaba por las escaleras su mente recordaba varios momentos que iba a visitar a su tío, sin embargo, varias veces lo encontraba tendido en el suelo, por la gran cantidad de visiones que lo atacaban.

Con ello en mente apresuro más su paso. Llegando a la entrada de una cueva, una muy acogedora y espaciosa.

Busco con la mirada, cerca de su cama, nadie; el rincón con el mini teatrín donde presentaba sus novelas de ratas, vacío.

¿Dónde se encontraba su tío?

Busco un poco más a fondo, algo que le una pista.

Hasta que noto un brillo verde saliendo de un baúl entreabierto.

Era una visión, reconocería el brillo de la tableta. Tuvo un debate consigo misma, tío Bruno no dejaba que nadie viera sus visiones si no era estrictamente necesario; además exhibía las buenas en la entrada, si esta no estaba exhibida... significada que no quería ser vista