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Dolores estaba exhausta, todo el dia estuvo cerca de varios niños que gritaban y chillaban en cada momento.

Los niños eran más traviesos asi que era su tarea del día a día, cuidar de los niños. Claro con ayuda de Camilo sin embargo el ruido era superior.

Si no fuera por los más de quince años practicando con su don, simplemente cada dia seria insoportable.

Y no solo se debía de centrarse en los niños del pueblo; tenía que cuidar al todo el pueblo entero.

Tenía que escuchar a las señoras con sus bebés, si ellas se sentían cansadas o abrumados tendría que llamar a Camilo para que las ayude.

Necesitaba escuchar si alguien necesitaba ayuda con flores o si abuela necesitaba a Isabela.

Tenía que escuchar si alguien necesitaba a Luisa, a su mamá o tía Julieta.

Pero también escuchaba como necesitaban a Mirabel.

En menos de toda la mañana escucho mínimo cinco tareas nuevas para que ella realice mañana, la gran mayoría en confección de ropa.

Y algunos en reparación de sus objetos de valor (aunque algunos no eran de valor, ni emocional pero deberían de ser reparados)

Escucho momentáneamente a su prima, insultaba en murmurllos a Isabela por ser tan perfecta mientras terminaba el vestido.

Busco a Isabela con su audición, hablando con abuela sobre su compromiso...

Al despertar fue lo primero que escucho, abuela contando a su prima la noticia sobre su reciente compromiso, compromiso realizado con el unico Guzman, con Mariano.

No lo negaba, le gustaba Mariano y mucho, era caballeroso, siempre ayuda a quien podía, y lo que más amaba eran sus poesías, todas las noches declamando diversas poesías escritas por el mismo, todas hablando del amor que encontraría un dia en su vida.

Amor que anhelo que sea para ella. Amor que nunca sucedería...

—Mirabel alfin te encuentro necesito tu ayuda en varias cosas.

Dio la vuelta confundida, Mirabel estaba en Casita podía escuchar el rasgado de las telas cuando cosía...

Entonces la vio de pie frente a los niños, pero solo por un momento antes de transformarse en Camilo.

—Oh, Camilo lo siento mucho— se disculpó el señor Pérez —.Sabes donde esta Mirabel, algunas de mis tejas está destrozada y mi hija rompió su peluche favorito.

—No se donde se encuentra señor Pérez, cuando la veo le aviso— respondió Camilo rápidamente para volver su vista a al grupo de niños.

—Oh, Dolores— el señor Pérez la llamó rápidamente cuando la vio —. ¿Donde esta Mirabel?

—Ella... Está ocupada ahora mismo— chillo demasiado rápido —.Niños sus madres les llaman— desvió el tema prestando atención a los pequeños.

—Adiós renacuajos— Camilo alborotó el cabello a todos los niños como modo de despedida.

—Vamos Camilo, la señora Luque nos necesita ahora.

—Okey, esto de arrastrarme se está haciendo costumbre— murmuró Camilo para transformarse en Juancho y escapar del agarre de su herman.

—Perdón— murmuró recuperando la postura erguida que siempre exigía su abuela.

La Pequeña Costurera | Encanto AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora