Dani batió la justa: el romance de Romina Vidal con el reconocido empresario de TV, Benito Las Heras, fue tapa de todos los portales chilenos a principios de año, lo que también trajo eco en algunos medios argentinos.
Las secuencias de fotografías que se viralizaron los mostraba saliendo de un reconocido restaurante del país vecino y luego, entrando a la impresionante camioneta de él.
Los flashes los acompañaron por unos buenos minutos e incluso, hicieron guardia periodística a la salida del hotel donde ella se estaba hospedando.
¿Con quién estaría el pequeño Ciro? ¿Compartirían Romina y Leandro la misma habitación de hotel?
―¿Qué hacés despierta todavía? ―Eran las diez de la noche para cuando Pedro ingresó a la sala y me vio con mi notebook abierta. Bajé la tapa ocultando mi curiosidad.
―Googleando algunas cosas que me quedaron pendientes en la veterinaria.
Pedro rodeó la mesa y me tomó de las manos. Desde el momento en que convinimos ser una pareja "común" puertas para afuera y hacer lo que queramos de nuestras vidas de las puertas para adentro, no había intentado tocarme más que para darme algún beso sobre la cabeza o en la mejilla.
Jamás habíamos levantado las sospechas de su padres ni de sus familiares cercanos; tampoco, las de los que ignoraban mis planes de divorcio.
―¿Por qué siento que hay algo que te agobia? ―No seríamos marido y mujer en un futuro, pero quizás sí buenos amigos. Él era un buen hombre, un poco snob, pero sin dudas se merecía una buena mujer...y atar su bragueta. Lo miré buscando respuestas.
―...a pesar de todo, me conocés...―Ladea la cabeza, sonrisa medida en su rostro.
―Pedro, yo me casé con vos porque sos un buen tipo. Sinceramente, te quiero mucho. Sos inteligente, amable y disfruté de tu compañía en la cama. Creo que compartimos lo suficiente como para haber aprendido que no estás bien.
Él inspira profundo y exhala. Creo que es más grave de lo previsto.
―Josefina está embarazada.
Parpadeo, en shock.
―¿Y es...?
―Es mío. Ella no se ha acostado con el marido en meses.
―¿Tengo que felicitarte? Disculpáme, pero esto es muy desconcertante por no decir sumamente incómodo. ―Me remuevo en la silla y para cuando quito las manos de la mesa, él me las captura nuevamente.
―Lo siento, Maru. Sé que esto cambia nuestro arreglo. ―Noto las oscuras ojeras bajo sus ojos.
―¿Qué querés decir con eso?
―Bueno, dado que todavía estamos casados, podés pedirme más dinero y...
―No, Pedro, ¡de ningún modo haría eso!
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"En lo profundo de mi corazón" - Completa
Literatura Feminina¿Creés en el amor a primera vista? Marisol pensó que no era posible hasta que lo vio. A él. Al que sería uno de sus jefes. La atracción fue inmediata; Leandro era un jugador, un tipo cerca de los cuarenta con mucha experiencia en lo que a mujeres r...