capítulo 5

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Cuando llegaron al restaurante chino que Gerardo había escogido para esa velada, el encargado, al entra, leas aviso que la otra pareja ya estaba instalada en la mesa.
Esteban no se sentía nada a gusto aquella noche. En realidad, llevaba toda la tarde intuyendo que algo no iba bien. Tenía un mal presentimiento, y en realidad no sabía por qué.
Desde que Estrella había regresado de su cita con la doctora Victoria Fernández, no había parado de contarle las proezas de la eficiente doctora, y de lo bien que los había tratado, a ella y a Ángel. Le había dicho que sentía algo muy especial cuando la doctora estaba cerca. Y que Ángel, casi perdía totalmente su timidez cuando hablaba con ella.
El hecho de que tuviese el mismo apellido de soltera de su ex esposa también lo ponía nervioso y agitado. Desde que Héctor le comentó que iba a llevar a su hermana a un nuevo especialista en cirugía, fisioterapia y psicoterapia neuronal, y le dijo el nombre de la famosa doctora, los recuerdos del pasado habían regresado para atormentarlo como hacía tiempo no lo hacían.
Pero aquella tarde, después de la visita de Gerardo y de su charla sobre las proezas y aptitudes de esa mujer, las cosas habían empeorado.
Llevaba todo el día pensando en María, en lo que había ocurrido en el pasado, y en su incapacidad para superar la adversidad y enfrentarse al mundo por ella.
Esteban escapó de sus pensamientos, al escuchar la voz chillona y exigente de Ana Rosa.
_ ¿Se puede saber para qué me has invitado a salir hoy si no me estás haciendo el menor caso?
_ Perdóname, cariño_ se disculpó Esteban, rogando que Ana Rosa no le preguntara nada sobre lo que estaba hablando, porque no se había enterado de nada_. La verdad es que estoy algo cansado. Si finalmente decidí que viniéramos a cenar, es por que he quedado con ese amigo del que te hable y con la que pronto será su prometida.
_ ¿Y ya sabes como se llama esa mujer?_ le preguntó, la chica, con interés_. Por que según tengo entendido, Gerardo Salgado es un hombre muy rico. Por lo menos eso es lo que me ha dicho tía Daniela.
_ Mucho más tiene ella, creo_ la informó Esteban mirándola con los ojos entrecerrados_. Se trata de la famosa doctora. Escritora y propietaria de las joyerías, Victoria Fernández.
Ana Rosa abrió los ojos desmesuradamente.
_ ¡Estás de broma!
_ No. No estoy de broma_ prosiguió Esteban sonriendo por la sorpresa de su joven prometida_. Por lo visto, Gerardo la conoció anoche y se ha prendado de ella. Dice que es una mujer muy inteligente.
Y asquerosamente rica continuó Ana Rosa_. Y seguramente aburridísima.
Esteban resopló. A Ana Rosa le encantaba prejuzgar a la gente.
_ Pues según Gerardo, también es muy divertida.
Imposible ultimó Ana Rosa_. Nadie es tan perfecta, Esteban y mucho menos a su edad. Según su biografía, tiene los cuarenta y cuatro ya cumplidos.
Esteban se sorprendió.
_ ¿Tú lees sus libros?
_ ¿De qué te sorprendes?_ le espetó la chica, molesta_. ¿A caso crees que soy una estúpida? Yo soy capaz de entender ese tipo de lectura como cualquier otro ser humano. Además se habla mucho de esa mujer en las altas esferas, siempre es bueno estar preparada.
En ese momento unas voces risueñas los saco de su conversación.
_ Hola, Esteban y compañía_ saludó Gerardo con su habitual afabilidad.
« ¡Esteban! » Casi gritó María. Pero logró contenerse a tiempo, y comportarse con la mayor naturalidad posible, aunque le era casi imposible. Casi.
Buenas noches saludó con sencillez, saliendo de detrás del enorme cuerpo de Gerardo.
_ María Fernández, Esteban San Román y
Ana Rosa Soler contestó la joven, estrechando la mano que María había alzado para estrechar la de Esteban que se había quedado paralizado, y después aceptar la de Gerardo_. La prometida de Esteban.
¡Su prometida!
¿Por qué, el padre Belisario no le había dicho que Esteban iba a casarse de nuevo?
Con un carraspeo, logro volver a hablar.
_ Vamos, San Román_ comenzó de decir María, ya repuesta de la impresión y reprimiendo una carcajada al observar el rostro pálido que se le había puesto a su ex marido al verla_. Será mejor que cierre la boca, o su prometida va a pensar que ya nos conocíamos de antes.
¿Pero a qué demonios estaba jugando María?
_ La verdad es que hoy está muy raro_ comenzó a explicar Ana Rosa, tomando entre las suyas una de las manos de Esteban_. Pero bueno, ya se le pasará. ¿Así que Victoria es un pseudónimo para sus libros?
Y para todo en general contestó María, mirando a la muchacha de arriba a bajo. ¿Así que ahora, Esteban se había convertido en un pederasta? Aquella chiquilla no debía tener muchos más años que Estrella. Aunque debía reconocer que sus curvas eran de escándalo_. Mi cadena de joyerías también se llaman Victoria.
_ ¿Y su consulta?_ preguntó la chica, muy interesada.
María sonrió. Esteban no lo estaba llevando nada bien.
_ No. Mi consulta se llama Neuro Salud. Fue una idea de mi socia Vivian Sousa, una idea que a mi me gustó. Y A usted, señor San Román, ¿le gusta la idea de que su hija venga a mi consulta?
Esteban salió de su ensimismamiento y decidió seguirle el juego, a pesar de que se moría por cogerla a solas y preguntarle qué hacía allí, enamorando a Gerardo.
_ Por favor, llámeme Esteban_ le sonrió sarcásticamente.
Y esa sonrisa, a pesar de que María se había percatado de su sarcasmo, hizo que sus pilares se tambalearan.
¡Oh, Dios! Seguía siendo tremendamente atractivo. Incluso le hacía sombra a Gerardo. María podría jura, que incluso, las pequeñas sombras de canas que adornaban sus sienes, le hacían parecer mucho más seductor y viril que cuando era más joven.
_ No sé si a su prometida le va a gustar que lo haga_ suspiró maría, sintiendo un repentino y absurdo ataque de celos.
_ Oh, vamos, María_. Dijo Ana Rosa soltando una risita estúpida, que a María le sonó demasiado infantil_. ¿Cómo voy a ponerme celosa de ti, cuando tienes a tu lado a un hombre tan guapo como Gerardo?
Gracias por la parte que me toca dijo Gerardo con diversión_. Pero estoy seguro de que aquí, mi colega, no se queda atrás en absoluto.

UNA MUJER DE BANDERA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora