7.Tres es compañia.

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Mis manos estaban sudando mientras el Escalade negro pasaba por la sección vallada de Hollywood Boulevard, me las limpié en los pantalones.

—Eres tan lindo cuando estás nervioso —comentó Jungkook, con su mano en mi muslo dándome un apretón tranquilizador.

Escudriñé las multitudes de gente a ambos lados de la calle, detenida por barricadas, y tragué con fuerza. —Normalmente, ¿hay tanta gente?

—A veces.

Respirando hondo, traté de no pensar demasiado en lo que iba a pasar después. Mierda, ¿qué iba a pasar después?

—¿Puedes repasar lo que estamos a punto de hacer otra vez? Creo que mi cerebro está sufriendo de algún tipo de calentamiento —dije.

Kook se rio, y su brazo se estiró por la parte de atrás de mi asiento mientras se volvía hacia mí. — Cuando salgamos, iremos hasta dónde está esa gente —dijo, asintiendo a un lado de la desbordante acera—. Firmaremos lo que sea que tengan, nos haremos fotos... sonreiremos y conversaremos.

—Claro, solo conversar con toda esta gente que nunca he visto antes, no es gran cosa.

—Están más nerviosos que tú, te lo prometo.

—Me cuesta creerlo. Eso es lo mismo que dice la gente sobre las serpientes, y no ves a la gente corriendo a abrazarlas.

Mientras el coche se detenía, Jungkook le dijo al conductor: —un segundo, por favor. —Luego, su atención volvió a centrarse en mí—. El publicista del estudio nos llevará a la línea de prensa después de eso, y me aseguraré de que no nos separemos. Son solo un montón de fotos y entrevistas con la prensa, y esa es probablemente la parte más difícil de la noche. Una vez que lleguemos al final, podemos relajarnos.

—Bien —dije, asintiendo para convencerme—. Eso suena bastante fácil. Creo que sí.

—Lo vas a hacer muy bien —dijo Jungkook, y luego me agarró la barbilla y me dio el más ligero de los besos. Cuando se alejó, la puerta de mi lado se abrió, y cuando salí y me abotoné la chaqueta, un rugido que nunca había oído antes me llenó los oídos. Los flashes de cientos de cámaras de teléfonos móviles se encendieron como una luz estroboscópica, y cuando Jungkook salió del auto a mi lado y dio a todos una sonrisa deslumbrante, los gritos se hicieron imposiblemente más fuertes.

Dios... joder.

La mano de Jungkook se acercó a la parte baja de mi espalda mientras se inclinaba para decir: —¿te resulta familiar ese cartel de ahí arriba?

Mis ojos se fijaron en el enorme póster que mostraba actualmente la nueva película de Marvel, y el darme cuenta de que estábamos en el mismo lugar en el que Kook había venido a ver mi anuncio de Calvin Klein a diario, me hizo sonreír.

—Círculo completo —dijo Jungkook con un guiño, y luego me tomó de la mano y me llevó hacia el lado de la multitud alineada frente a las brillantes luces del Teatro El Capitán.

Y, para mi sorpresa, no estuvo nada mal. Dimos la mano, firmamos los carteles de Insurrección 2 que se habían repartido y tomamos selfis con más personas de las que podía contar. Todo el mundo fue amable, incluso estaban nerviosos, y muchos de ellos nos habían dado su enhorabuena por nuestro compromiso, con lo que mi ansiedad había disminuido y mi confianza había vuelto. Muy pronto, el publicista del estudio nos alejó y nos llevó hacia una enorme alfombra roja que no parecía tener fin. En un lado había pancartas de 'paso a paso y repetición', de lado a lado... un término del que Jungkook me había puesto al corriente... que anunciaban la película, y al otro lado estaban las cámaras de televisión, los periodistas, los paparazzi, y Dios sabía quién más.

Siempre ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora