Siempre Contigo

8.Exhibicion indecente

Tome la mano de Jin y lo alejé de la zona del bar, dejando atrás a Mallory y a Alejandro, así como a su 'manager'

Jesús, ¿quién sabía que a ella le gustaba eso? O debería decir, quién sabía que a ella le gustaban ellos. Pero bien por ella. Parecía feliz, y era obvio que los otros dos en ese pequeño trío estaban satisfechos, así que oye, lo que tuvieran era asunto suyo. Al igual que el pequeño detalle que estaba a punto de usar contra Jin para que se relajara... era nuestro.

Si hubiera una manera segura de distraer a Jin del hecho de que estaba a punto de verse por primera vez en la pantalla grande, esa sería una que sabía que no tendría ninguna esperanza de resistir. Y no había nada que mi chico disfrutara más que una distracción que venía en forma de un lugar público con un alto riesgo y la sugerencia de una audiencia.

¿Cómo diablos terminé con un pequeño exhibicionista? Y más aún, ¿cómo es que no sabía que me excitaban totalmente este tipo de cosas? Y joder si lo hice alguna vez. Pero ahora tenía a Jin, del cual me burlé al prepararnos para esta noche, así que ahora ya había llegado el momento.

Cuando lo llevé por un largo pasillo lejos de la reunión principal, vi una puerta de salida y un estrecho pasillo que bajaba por la parte de atrás del edificio. La pasarela vacía estaba apenas iluminada por las linternas chinas que colgaban del techo, y las paredes y la alfombra roja le dieron al espacio una sensación ilícita cuando pensé en lo que estaba a punto de hacer.

—Jungkook —susurró Jin tirando de mi mano, y cuando lo miré por encima de mi hombro, me dirigió una mirada que decía ¿Dónde diablos vamos?

No contesté, simplemente dejé que mi mirada viajara sobre él, y cuando mis ojos volvieron a los suyos, noté que había atrapado su labio inferior entre sus dientes. Oh, sí, Jin finalmente estaba empezando a entender.

Sabiendo que no nos quedaba mucho tiempo, me di la vuelta y reanudé mi búsqueda de... Ahh, sí, esto es perfecto.

Alrededor de la mitad del estrecho pasillo había una pequeña habitación. Estaba oculta para cualquiera que caminara por allí, pero lo suficientemente pública como para que alguien pudiera venir a explorar, lo que significaba que lo que estaba a punto de hacer tendría que hacerse con poca privacidad.

—Kook... —dijo, pero no había tiempo para hablar, y con un último tirón en la muñeca de Jin, lo arrastré a las sombras y le puse la espalda contra una de las paredes. Mientras me apretaba contra la parte delantera de él, tomé su otra muñeca y la aseguré sobre la superficie estampada contra la que descansaban su espalda y cabeza.

—Jesús —dijo mientras empujaba mis caderas contra él, moliendo mi erección contra la que estaba escondida dentro de sus pantalones negros—. ¿Qué jodidos, Jungkook?

No contesté, solo dejé que una sonrisa malvada curvara mi boca mientras pasaba mis labios por encima de los suyos. Pude saborear una pizca del tequila que había bebido hacía unos minutos mientras suspiraba y se relajaba, dentro de mí, empujando su cabeza hacia adelante para obtener un sabor más profundo. Pero levanté la cabeza y la sacudí. —No tenemos tiempo para eso.

El pecho de Jin se levantó y cayó contra el mío cuando comenzó a mover sus caderas al ritmo de las mías. —¿Entonces para que tenemos tiempo? —preguntó mientras entrecerraba sus ojos, y cuando sus dientes mordieron su exuberante labio inferior, gruñí. Sabía exactamente lo que me hacía cuando se ponía así. Seductor, flexible y mío para tomarlo. Me hizo querer darle la vuelta, arrancarle esos pantalones, y hundir mi polla en su agujero apretado y dispuesto. Pero de nuevo, no teníamos tiempo para eso.

En cambio, solté una de sus manos, y como si hubiera dado la orden en voz alta, Jin mantuvo su brazo en su lugar junto a su cabeza como si estuviera esposado allí. Luego me agaché entre nuestros cuerpos para pasar la palma de mi mano sobre el pene duro que podía sentir delineado en sus pantalones.