Siempre Contigo

19. Tropezar y morir

Tocaron a la puerta y cuando le dije que entrara, el sonido de "chapel of love" se filtró por la habitación antes de que apareciera Shayne. Ella me sonreía mientras entraba bailando y se ponía a cantar.

Después de poner la canción en su teléfono móvil, lo dejó en la mesa de café y agarró mi mano, tirando de mí hacia ella. Me reí mientras ella me usaba para girar y seguía cantando.

—Vamos, Jungkook —dijo ella—. Baila conmigo.

Su entusiasmo era contagioso, y me encontré uniéndome a ella. La giré y luego la atraje hacia mí, su vestido azul hielo le llegaba a los pies, saliendo ligeramente hacia afuera en la parte inferior.

—Eres ridícula —dije cuando la canción llegó a su fin, pero la gran sonrisa en mi cara le dijo que no me importaba—. Y te ves hermosa.

Shayne sonrió y miró su vestido de raso, suavizándolo con las manos. —Aww, gracias. Tú y Paige hicieron un gran trabajo eligiendo esto. Y en cuanto al baile, no puedo evitarlo. Estoy tan emocionada por ti. Dios, Kook, te vas a casar.

Me reí, pero las mariposas de mi estómago se estaban volviendo locas. En menos de una hora, sería un hombre casado, y aunque el pensamiento no me ponía nervioso, sí me ponía ansioso por ver al hombre al cual no había visto en todo el día.

—No has visto a Jin, ¿verdad? —le pregunté.

—No. Creo que Namjoon y Hobi están con él.

—Sí, es que sonaba un poco nervioso por teléfono antes.

Shayne se acercó para enderezar mi pajarita, y luego bajó sus manos por las solapas de mi chaqueta de esmoquin negra. —Estará allí. No te preocupes.

—No estoy preocupado.

Ella me miró y arqueó la frente, y cedí. —Vale, quizás me gustaría asegurarme de que está bien —le dije.

—Puedo ir a ver cómo está, si quieres.

—¿Sí?

Shayne me frotó el brazo y sonrió. —Volveré en un momento. —Luego apretó un par de botonesen su movil, y cuando "chapel of you" comenzo a sonar una vez mas, me guiño un ojo y dejo el telefono antes de salir de la habitación.

Necesitando algo que hacer en vez de pensar en los y-si que podrían estar cruzando la mente de Jin en este momento, fui a la ventana y la abrí lo suficiente como para mirar hacia las brillantes aguas azules del lago. Estaba muy tranquilo hoy, no se permitían botes e incluso la playa estaba desierta. No había hordas de paparazzi esperando abajo, ya que no podían acercarse al hotel. El único sonido que se podía oír era el lejano zumbido de un helicóptero, que se había ido por un tiempo después de que les diera una foto en el balcón de mi habitación con mi esmoquin completo. Esperaba que eso los saciara lo suficiente como para dejarnos solos, pero debería haber sabido que, sin Jin, no serían felices. Al menos en el atrio, la música sería suficiente para ahogar el sonido.

Hubo otro golpe en la puerta, y luego mi madre metió la cabeza dentro.

—¿Está bien si entramos un minuto? —preguntó ella, y les hice señas a ella y a mi padre para que entraran.

Mientras me sentaba en el sofá frente a ellos, mi madre cruzó y descruzó sus piernas por los tobillos, y parecía estar preguntándose cómo decir lo que fuera que venía a decir.

—¿Querías decirme algo? —le pregunté, sin estar seguro de querer escuchar lo que fuera que saliera de su boca. Todavía recordaba el día en que vinieron a Los Ángeles para decirme el error que estaba cometiendo al estar con Jin, y Dios no permita que algo así salga a la luz hoy. Los echaría de aquí más rápido de lo que duraba un parpadeo. No tenía ningún reparo al respecto, padres o no.