Siempre Contigo

Epilogo

Cuatro años y dos meses después.

Frote el pulgar contra los nudillos de SeokJin, tratando de calmar sus nervios tanto como los míos.

Podía sentir la emoción y la aprensión que emanaba de su cuerpo mientras el conductor nos conducía por las calles del centro de San Francisco. Su mano en mi muslo me dio un apretón, aunque sus ojos nunca salieron del edificio alto que miraba a través de la ventanilla trasera del Town Car.

Y por mucho que tratara de ser el fuerte para los dos, no podía negar que cuanto más cerca estábamos de Reilley Plaza, más necesitaba la comodidad de su toque para mantenerme en tierra. Habían sido dos años y medio largos de poner nuestras esperanzas solo para verlas frustradas en el último minuto, y recé para que eso no volviera a suceder. No estaba seguro de que ninguno de los dos tuviera la fuerza para intentarlo de nuevo, pero algo en mis entrañas me dijo que era esto. Esta vez, se cumpliría. Esta vez, era de verdad.

—Va a suceder —me dije, más para mí mismo que para él, pero Jin levantó las manos y me besó la palma de la mano.

—Te amo. —Apartó los ojos de la ventanilla y se encontró con los míos cuando el coche se detuvo frente a la entrada de Reilley Plaza.

Esperaba ver preocupación en sus ojos por que pudiera sentirme agobiado, y en vez de eso, había una determinación allí, como si su mente estuviera puesta y tratando de convencer a su cuerpo para que siguiera su ejemplo. Fue esa mirada la que me hizo enamorarme de él hace cinco años, y fue la misma que
nos llevó por este camino, la que cambiaría nuestras vidas para siempre.

—Yo también te amo. Siempre. —Y no importa cuál fue la suposición tácita que entendió. Éramos, y habíamos sido muy felices, felizmente dichosos, y si el día de hoy no salía según lo planeado, si salíamos de allí los dos solos, entonces estaríamos bien. El tiempo curaría el dolor, y tal vez lo intentaríamos de
nuevo algún día. O tal vez la vida tendría un plan diferente para nosotros.

Jin respiró hondo y luego soltó el aire lentamente, y sus dedos corrieron a través de las hebras de su cabello que ahora se mantenía más corto y rubio.

—¿Estamos listos para hacer esto? —preguntó, y no se me escapó que significaba algo más que simplemente salir del auto.

Las palabras que quería decir se alojaron en mi garganta. En lugar de responder en voz alta, decidí dejar que mi cuerpo hablara. Le sostuve la barbilla entre el pulgar y el índice, diciéndole con mis ojos exactamente lo que no podía decir antes de cumplir con esa promesa con un suave beso.

Cuando me retiré, sonrió y asintió, habiendo recibido la respuesta que ya sabía. El conductor abrió la puerta y Jin salió primero, y cuando salí del coche, tomó mi mano.

Aunque la cantidad de paparazzi se había reducido un poco en los años que habíamos estado juntos, todavía nos encontrábamos con ellos casi a diario. Al vivir en Los Ángeles era inevitable, pero nos las arreglamos para escabullirnos sin ser detectados, y estaba agradecido de que nadie estuviera aquí para documentar lo que podría ser el peor día de nuestras vidas... o Dios lo quiera... el más feliz.

La oficina estaba ubicada en el sexto piso, y cuando se abrieron las puertas del ascensor y entramos en el vestíbulo, una cara sonriente nos saludó.

—Kim.Jeon Jungkook y SeokJin, buenos días. Es bueno veros de nuevo. Gracias por estar disponibles con tan poco tiempo. —Anna Hendrix, la intermediaria y propietaria de SF Placement Services, salió de detrás de la recepción para saludarnos calurosamente—. Como os dije anoche, esta es una situación de
emergencia, que normalmente requeriría un protocolo de adopción, pero los demás miembros de la familia han dicho que firmarán la renuncia a todos los derechos en favor de los padres adoptivos. Así que si este es el momento adecuado...
No tenía que continuar. El agarre de Jin de mi mano se apretó, y él encontró su voz primero.