#25.

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Jeno nuevamente se quedaba en la casa de los Na, ese hogar se había convertido en su segundo lugar seguro, solo porque Jaemin estaba ahí.

Era ya tarde en la noche, ambos se habían desvelado viendo videos de casos criminales. Jeno amaba esa clase de videos.

Jaemin vio la hora en su teléfono y se sorprendió al ver que eran ya las 2 am.

—Jeno, ya son las dos de la mañana, debemos dormir. —dijo tomando su brazo.

—Está bien, al menos ya nos acostamos, eso es bueno. —ambos rieron levemente.

—Yah, es cierto...

Jaemin se acomodó en su cama mirando hacia el blanco techo de su ordenada habitación. Jeno solo se quedó viéndolo, consiguiendo que poco después Jaemin también fijara su vista en él.

Solo eran ellos.

Con una sonrisa atontada en su rostro, Jeno se acomodó al lado de Jaemin, tomando su mano y entrelazando sus dedos. El peliazul sonrió ante aquel dulce acto y pegó su cuerpo al del mayor.

—Jaemin, creo que te mereces una disculpa de mi parte. —dijo Jeno, volviendo su mirada al techo.

—¿De qué hablas?

—Antes te trataba mal sin ninguna justificación, y eso estuvo mal de mi parte, me fui acercando a ti porque Jisung estaba actuando raro y no sabía qué era, la curiosidad me ganó y fui acercándome más a ti para saber, y al final esa curiosidad quedó de lado. —rió levemente.— Me di cuenta de que eres un excelente chico, interesante y con una elegancia y finura en cuanto a tus gustos y tu manera de actuar. Eso me gusta. Tú me gustas. —volvió su mirada a Jaemin, viendo como sus mejillas estaban pintadas de un bonito color rosado.— No sé cuándo pasó, pero me gusta absolutamente todo de ti, tu terquedad, tu carita adorable, tu personalidad tan única, incluso cuando pintas tus uñas. Todos esos detalles me gustan, al igual que tú.

Jaemin no sabía bien qué decir, nadie se le había confesado de esa manera y, a decir verdad, no se lo esperaba de Jeno, el que había empezado a considerar un amigo.

Luego de unos minutos de silencio por parte de Jaemin, Jeno volvió a tomar la palabra.

—No es necesario que digas nada o que me correspondas solo qu- —el pelinegro iba a continuar hablando, pero Jaemin lo calló de un beso.

—Hablas demasiado, Jeno. —dijo soltando unas pequeñas risas, deleitando los oídos de Jeno, causando una tonta sonrisa en su rostro.

El pelinegro decidió darle un beso al peliazul igualmente, queriendo también tener el placer de probar sus labios.

Y así estuvieron, dándose pequeños besos, junto a ligeras risas de complicidad.

—Y si... ¿Simplemente nos besamos hasta que nos dé sueño? —propuso Jeno con un tono juguetón en su voz.

—¿Qué no estamos haciendo eso? —Jaemin alzó una ceja y ladeó una sonrisa.

—Bueno... Tienes un punto. —ambos rieron por lo bajo y siguieron su pequeña sesión de besos.

Una amistad extraña con sentimientos de por medio.

• Nails. || «NoMin.»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora