#29.

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La nueva pareja estaba en el salón, habían llegado antes de que comenzaran las clases, hoy se suponía que debían entrar una hora más tarde, sin embargo, vinieron como si tuvieran el horario normal.

Jeno, hacía unos días antes, había ido a la casa de los Na, Jaemin había ido a comprar unas papitas así que Jeno se quedó solo.

Había ido hasta el cuarto de Jisung para hablar con él, tal vez le gustaría hablar de sus peluches...

Pero no ocurrió eso, bueno, sí, pero Jisung también le dijo algo importante.

"—Jeno, sé que haces muy feliz a mi hermanito y te lo agradezco. —sonrió sin mirarlo.— Si pudiera ver, me gustaría ver sus uñas pintadas, de cualquier color estará bien, créeme, Nana tiene unas manos muy bonitas, muy muy muuuy bonitas de verdad, yo ya no puedo pintar sus uñas, ¿tú puedes hacerlo por mí? Tengo los esmaltes, ni siquiera debes comprarlos, pero porfis pinta sus uñas por mí de hoy en adelante."

Recordó las palabras del menor así que trajo los esmaltes que Jisung le dio a escondidas de su hermano mayor, aprovecharía que Jaemin tenía sus uñas totalmente vacías, sin ningún color en ellas más que el natural que siempre estaba presente.

Su novio tiró su mochila al suelo y se desparramó sobre el asiento abriendo sus brazos y cerrando sus ojos.

No pudo evitar sonreír al ver a su chico así.

—¿Qué mosca te picó ahora, Jae? —preguntó Jeno dejando su mochila acomodada sobre su asiento y sentándose también en este.

—Ninguna, solo quiero disfrutar que no están los imbéciles de esta clase, malditos hijos de puta. —rió un poco corrigiendo su postura.

—Cuida ese vocabulario, Na.

—No me dirás qué hacer, Lee.

Y sonrió.

Por más que su sonrisa tuviera un pequeño porcentaje de malicia en ella, aún se veía como un ángel inocente a los ojos de Jeno.

—Juntarte conmigo te hace mal. —bromeó.

—Sí, la verdad que sí, mejor me voy y te dejo solo. —se levantó y caminó para irse, sin embargo sus pasos se detuvieron cuando el mayor rodeó con sus brazos su cintura, haciendo que cayera sobre su regazo.

—¿Quieres dejarme solo? ¿Ya te aburrí? —puchereó dándole la típica mirada de perrito triste.

Oh, el punto débil de Jaemin.

—Jeno, no hagas eso.

—¿El qué? ¿Esto? —volvió a hacer esa mueca, un poco más exagerada, obteniendo las risas del contrario como recompensa.

—Yah~ deja de hacer tonterías. —dio un pequeño golpe sobre su brazo.

Ambas risas resonaron en aquel espacio cerrado.

—Minnie, ¿puedo preguntarte algo? Esta pregunta no cuenta.

El nombrado sonrió y movió su cabeza asintiendo.

—¿Puedo pintar tus uñas?

Jaemin quedó perplejo. ¿Había escuchado bien?

—¿Qué?

—Sé que es Jisung el que lo hace pero él me dijo que puedo hacerlo también, es más... —tomó su mochila y agarró la bolsa entre sus manos, la bolsa que contenía los esmaltes que Jisung le dio a Jeno. Tomó uno y se lo mostró a Jaemin.— Sorpresa.

El peliazul soltó un suspiro un tanto ahogado por la sorpresa. No se sentía listo para eso, le daban recuerdos de cuando Jisung lo hacía y simplemente eso era suficiente para hacer que su garganta se cerrara en un nudo que dolía como la mierda.

—Yo... —murmuró.— Lo siento, Jeno, no me siento mentalmente listo para que alguien más pinte mis uñas... T-Tal vez más adelante, lo prometo. —dijo nervioso.

—Claro, no te preocupes, no voy a enojarme por eso, cariño.

Cariño.

Aquel apodo hizo sonreír a Jaemin.

Jeno guardó la bolsa en su mochila y pasó sus brazos envolviendo la cintura de Jaemin.

Tuvo las intenciones de besarlo, pero ciertas personas aparecieron en el salón.

—¡No puede ser! ¿Son novios? —preguntó Sungchan con fingida sorpresa.

Ambos lo miraron, Jaemin se removió en el regazo de Jeno y él reforzó el agarre en su cintura. Sabía que la presencia de Sungchan era suficiente para incomodarlo.

—Si me responden no me enojo. —dijo con un puchero en sus labios.

—¿Debemos responder a tus tonterías? —espetó Jeno.

—Es de buena educación, por si no te enseñaron. —señaló con una sonrisa falsa en su rostro.

Jeno apretó su mandíbula, tenso, Sungchan lo irritaba a un punto insoportable.

El peliazul llevó discretamente su mano hacia el cabello del contrario, acariciando con delicadeza la zona en un intento de calmarlo.

Sabía que Jeno era capaz de golpearlo ahí mismo.

Jaemin bajó su mirada, queriendo mantenerse al margen de todo eso, odiaba ser centrado en cosas así. Era mil veces mejor estar alejado de esos problemas.

—¿Les comió la lengua el gato? —volvió a emitir palabra Sungchan, poniendo más tenso a Jeno.

—Mejor cierra tu puta boca, ¿quieres?

Jaemin lo miró con una mirada que decía que no debía exaltarse. Jeno ni siquiera se molestó en captar su mirada.

Sungchan lo tenía harto.

—No quiero, ¿por qué no la cierras tú?

—Porque de eso se ocupa Nana.

Inmediatamente, las mejillas del nombrado tomaron un color rojo, estaba avergonzado, ¿cómo iba a decir tal cosa?

Oh, parecía un tomate ahora.

Sungchan hizo una mueca de asco dándoles una mirada con repugna hacia ellos.

—Son unos asquerosos.  —dijo haciendo arcadas exageradas.

—Oh, ¿quieres ver algo más asqueroso aún? —cuestionó Jeno dirigiendo su vista ahora hacia su novio, quien lo miró con confusión.

Jeno llevó una de sus manos a la suave mejilla de Jaemin, conectando sus miradas y cerrándose ambos dentro de su mundo.

Su preciado mundo.

El mayor podía sentirse en paz junto a Jaemin, podía olvidar a todas las personas de mierda que lo rodeaban.

Sonrió hacia el peliazul y su sonrisa fue correspondida.

Juntó sus labios con los del contrario en un cálido beso, lento y dulce.

Podía oír las quejas de Sungchan, sonrió sobre los labios ajenos por eso, se sintió satisfecho con su cometido. Siguió besando a su precioso novio luego de separarse, con besos cortos sobre sus labios, brindándole todo el amor que podía darle al menos con unos besos.

Quería que Jaemin sintiera eso.

Quería que Jaemin se sintiera amado a su lado.

Quería enmendar el daño que en un inicio causó.

Sin saberlo, lo estaba consiguiendo.

• Nails. || «NoMin.»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora