Siempre he sido solitario. Nunca sentí la necesidad de ser respaldado por alguien, quitando a mi padre, que es el único ser humano, que en mayor o menor cantidad, me importa.
Pase toda mi vida en Outer Banks, los Bancos Externos, o como quieran deci...
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Me despierto con mucho calor, pero con ganas de seguir en la cama.
Como cuando no tienes ganas de levantarte pero tampoco logras conciliar el sueño otra vez, entonces aceptas la opción de hacer nada.
Te quedas ahí, en la cama, cerrando los ojos aunque estes consiente, sigues descansando un poco más.
Hoy es viernes.
Ya pasaron cinco días desde que estoy aqui y esta noche era la fiesta de Topper.
El Ken humano.
Sonrío ante mi apodo. Es que es idéntico, no puede ser.
Luego de media hora más decido levantarme, abrir mis ventanas y cuando la luz del gran sol de Outer Banks entra por mi ventana miro mi habitación. Ya organice gran parte de esta, solo me falta decorarla un poco, con más color, más alegre, como mi personalidad.
Pienso en esta noche, pero no se que haré, asique prefiero dejar ese pensamiento para más tarde.
Hago mi cama y quito a Oli de esta, ya que siempre duerme conmigo, sin importa qué.
Al terminar mis deberes, me hago un rodete en el cabello, paso al baño y me lavo mi rostro y dientes. No puedo estar sin sepillar mis dientes, es algo sagrado para mi.
Bajo escalón tras escalón para encontrarme con mis padres desayunando en la barra de la cocina mientras escuchan la radio.
- Buenos días América.-comento abrazando a papá y dandole un beso en su cabecita con poco cabello.-
- Hola hija.-comentan ambos y luego de darles un beso me siento y bebo un café con masitas.-
Amo las masitas. Los muffins. Todas esas cosas.
- ¿Qué haras hoy?-pregunta mamá.-
- Pensaba en decorar mi habitación, quisiera comprar pintura o algo para decorarla a mi gusto, con colores.
- Bueno, yo tengo que ir a la tienda a comprar cosas, puedes acompañarme y comprar tu pintura.-agrega mamá mientras asiento.-
Seguimos conversando de cosas random de la isla. Papá nos cuenta que conoció a unos trabajadores amables y mamá dice que se topó con una señora llamada Lana, que esta se veía muy triste y con ojos llorosos. Por lo que mamá le pregunto qué sucedía y respondió que su esposo había sido encontrado muerto días atrás, luego de un huracán que hubo antes de que llegáramos.
El mismo huracán del cuál hablaban esos hombres en la gasolinería, el primer día que llegamos.
Recuerdo al hombre que no pudo darle de comer a su familia y una punzada de dolor en mi estómago aparece.
Me gustaría cruzarme con él otra vez.
Termino el café y junto con mis padres recogemos todo y yo me encargo de lavarlo. Mientras espero a que mamá se cambie y cuando baja ya hermosa como siempre le pido que me espere y me cambio yo.
