Capitulo 11

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Seung Jo intentó volver al estudio a trabajar. Había progresado bastante con la nueva versión del retrato, pero ya no podía continuar ni aunque encendiera todas las lámparas y velas que poseía. Había mucha inquietud dentro de él.

Decidió ir a buscar a Min Ha al teatro. Necesitaba ver a Ha ni, necesitaba su consuelo y su optimismo. Caminó rápidamente por el Strand, pero no había carruajes de alquiler a la vista. Fue andando hasta Charles Street y el teatro, apartando de sí los ruidos internos de Badajoz.

Entró en el teatro por la puerta de atrás y se abrió paso entre el laberinto de detrás del escenario. Nadie cuestionó su presencia.

Ha ni estaba en el escenario con Jun Pyo, ensayando una escena del primer acto. Miró a su alrededor y no vio a Min Ha, pero ya se sintió de nuevo en control de sí mismo.

Ha ni lo vio y bajó el escenario. Se acercó a él.

—No te esperaba —murmuró—. ¿Qué ha pasado con Parker?

Lo invadió el placer de estar con ella.

—Me he enfrentado a mi madre y a él. No le ha gustado. En realidad, no ha pasado nada más. ¿Dónde está Min Ha?

Ella lo miró sorprendida.

—No vino aquí. Dijo al cochero que la llevara de nuevo a casa.

Seung Jo la miró.

—A casa no ha venido.

—¡Ay, Seung Jo! —ella apartó la vista—. Tendría que haberme quedado con ella, pero parecía tranquila. Y estaba decidido a volver a casa —le agarró el brazo y tiró de él hacia la puerta—. Tienes que volver. Busca a Gi Tae. Apuesto a que ha ido a verlo.

Seung Jo la abrazó sin importarle quién pudiera verlos.

—Ha sido un día infernal.

Ella le devolvió el abrazo.

—No puedo ayudarte a buscarla. Actúo esta noche.

—Lo sé —murmuró él—. Ven mañana lo antes que puedas —le tomó el rostro entre las manos y la besó, hambriento de sus labios.

Cuando se apartó, ella le acarició la mejilla.

—Estará en casa de tu madre cuando regreses. Con Gi Tae a su lado, seguro.

Seung Jo asintió, pero no podía creerlo. Ese día sólo podía creer en finales infelices.

                        OoOoO

A la mañana siguiente, Ha ni se levantó temprano y corrió al estudio de Seung Jo. Estaba tan preocupada por Min Ha y por él, que había dormido poco. Era raro interesarse así por otras personas, pensar en ellos antes que en sí mismo.

Cuando pasó por delante de casa de la señora Baek, confió en que Min Ha estaba sana y salva en su cama y no metida en algún lío. No debería haber permitido que se fuera sola a casa.

Apretó el paso y entró en el estudio de Seung Jo con la llave que él le había dado.

Seung Jo estaba delante del caballete, en calcetines, vestido con la camisa de pintar y con un pincel en la mano. Ella casi había olvidado el retrato.

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