Capitulo 3

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Ha ni descendió las escaleras de la posada de Henrietta Street donde vivía con otros actores y actrices. Las habitaciones estaban amuebladas y la compañía era excelente.

La casera era una mujer acomodaticia, que podía ser la personificación del decoro, si uno así lo deseaba, o ignorar completamente las buenas costumbres si se lo pedían.

Ese día Ha ni había elegido decoro. Shanon, la doncella, había anunciado la visita de lord Parker. De no ser porque él financió la producción de Marco Antonio y Cleopatra y la había elegido para interpretar a Cleopatra, se habría negado a verlo. Le hizo esperar diez minutos en el salón para desalentar cualquier idea falsa que se hubiera hecho sobre hasta dónde podría llegar su gratitud.

No tenía dudas de que su madre le había dicho dónde residía. Su madre creía en el patronazgo sobre todas las cosas.

Ha ni se arrugó la nariz.

¿En qué estaba pensando su madre? El caballero era lo bastante mayor para ser su padre, cincuenta años por lo menos, diez años mayor que su madre.

Entró en el salón.

-Lord Parker, ¡qué sorpresa! -extendió la mano pensando que él se la estrecharía. En lugar de eso, él la tomó, se la llevó a los labios y la besó.

-Mi querida señorita .

Ella hizo una mueca y apartó la mano lo antes posible. Ya no tenía dudas de que el interés de él no se limitaba a su valía como actriz.

suspiró. Tendría que hacer malabarismos para no perder su apoyo y al mismo tiempo desalentar sus avances. Lo había conseguido con otros caballeros y podría hacerlo con él.

No se molestó en mirarlo a los ojos.

-Me sorprende que este aquí. ¿Ha venido por asuntos del teatro?

Él sonrió lo bastante para mostrar todos sus dientes blancos. Al menos tenia dientes, un punto a su favor.

-Yo esperaba que mi deseo de contemplar su belleza fuera razón suficiente para visitarla.

Ella lo miró con rostro inexpresivo, como si esperara a que él dejara de decir tonterías.

Él jugueteó con la cadena de su reloj.

-Mi... mi visita está relacionada con el teatro. En cierto modo.

-¿Oh?

Sólo entonces le hizo ella señas de que se sentara. Él eligió uno de los sofás y ella se instaló en un sillón y se quitó con lentitud un hilo invisible de la manga.

Al fin volvió a mirarlo.

-Dígame por qué ha venido.

Él se inclinó hacia ella.

-Pense que podríamos anunciar su papel en Marco Antonio y Cleopatra.

Ella enarcó una ceja.

-Si está de acuerdo, un artista la pintará como Cleopatra. Haremos grabados que se puedan imprimir para publicidad. En revistas o en folletos de mano. Estoy seguro de que eso incrementará su éxito.

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