Javi

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Han pasado unos días desde que llegaron a Nerja Piraña y Tito, y hoy Julia quiere invitarnos a todos a una riquísima paella en el chiringuito del Ayo. Me da pena y rabia que Beatriz se lo vaya a perder, es una pena. Sabiendo lo que sé, estoy completamente seguro que el muy imbécil de si marido no quiere venir al pueblo.

La idea de contarles a la pandilla lo de Beatriz lleva atormentándome desde que llegué a Nerja, lo he hablado con Melanie, mi mujer, y ella me dice que haga lo que yo crea conveniente, que al fin y al cabo son mis amigos, y ella ahí ni pincha ni corta nada.

Lo de Quique es otro cantar, no quiero ni que me lo nombren, no me importa nada de lo que tenga que ver con él. Desde que pasó lo que pasó hace unos años ni sé ni quiero saber nada de él.

Al final me he decidido a contarles lo de Beatriz después de que comamos, hablare con todos y les contare todo lo que sé acerca de Bea y su marido.

A comer solo fuimos nosotros: Desi, Julia, Tito, Piraña, Pancho y yo, nada de mujeres ni niños. Pancho terminaba su turno justo a la hora para no perderse la comida.

Cuando nos terminamos la paella entre bromas y risas pedimos los cafés y cuando los trajeron a la mesa empecé a decir:

-Chicos tengo que contaros algo, no creo que Beatriz vaya a venir al pueblo. Su maridoa ver como os lo digo.- me temblaba la voz y estaba poniéndome nervioso.

Todos me miraban en silencio, no se oía ni una mosca-

-No me toques las narices, Javi – dijo Tito con cara de preocupación. - ¿Qué le pasa a mi hermana?

-Eso – dijo Pancho – cuéntanos a que santo viene esto.

-A ver chicos, - dijo Julia haciendo de mediadora, dejar que Javi se explique. Tranquilo Javi, cuéntanos que pasa, empieza por el principio, no tenemos prisa, Así que tranquilo y cuéntanoslo todo.

Cogí aire y empecé a narrar lo que sabia:

-A ver chicos, como ya sabéis cuando mi padre falleció yo heredé la constructora, mientras iban bien las cosas mi mujer y yo nos juntábamos con gente muy bien posicionada en Madrid, íbamos al Club, a cócteles, a fiestas y cenas de gala,etc. Como también sabéis el marido de Bea, Mario, es productor musical y hemos coincidido con ellos en muchos eventos. A veces Mario venia con ella pero la mayoría de las veces acudía él solo a estos eventos. Ese tío es un asqueroso, se ponía borracho como una cuba, sino conseguía ligarse a ninguna muchacha soltera o con marido de las que acudían a la fiesta, se iba con sus amigos a dios sabe donde.

Una noche él estaba con sus amigos cerca de donde yo me encontraba con mi mujer y alcancé a oír como hablaba fatal de Beatriz a todos sus amigos, decía cosas muy feas, cosas horribles de su propia mujer, cosas que soy incapaz de repetir. Al escucharle le dí mi copa a Mel me giré y le di unos toquecitos en su hombro, cuando él se dio la vuelta le arreé un derechazo que lo tumbé, cayó encima de sus amigos y yo le señale con mi dedo y le dije que era un sinvergüenza y un hijo dey que no se merecía a la mujer que tenia, y no me acuerdo que mas le dije pero me quedé mas agusto que un arbusto.

Todos me escuchaban alucinados, Julia se puso una mano en el corazón, Desi y yo nos levantamos corriendo y le pregunté si se encontraba bien y ella me dijo que si con la cabeza. Vi que todos iban a hablar a la vez pero levanté la mano para que esperaran un momento mas y continué:

-Con esto de la crisis, yo ya he dejado de ir a estas fiestas, pero Mel tiene a sus amigas allí en el club, y ella suele ir allí mas frecuentemente. Me contó que un día sus amigas se pusieron a hablar de Mario, me dijo que Habían dicho que llevaba muy mala vida, que ya no solo era alcohol sino que se dice que le da a las drogas, que se gasta el dinero que gana en el casino. Pero lo peor no es eso, lo peor es, - y esto lo dije mirando a Tito – que dicen las amigas de mi mujer, que Mario le arrea cada paliza a su mujer que cualquier día la matará.

Todos se quedaron en silencio sepulcral, Julia se tapó la cara con las dos manos y se echó a llorar. Desi le acariciaba la espalda mientras las lagrimas le comenzaban a caer. Pancho echaba humo, tenia las manos en dos puños y los nudillos blancos de la fuerza que hacia. Pero Tito, Tito estaba desencajado, su cara cambio de blanco a rojo en cuestión de segundos y pegando un puñetazo en la mesa bramó:

- ¡El muy hijo de perra! Me voy a buscar a mi hermana, y como se interponga lo mato, os juro que lo mato.

- Yo voy contigo. - dijo Pancho levantándose de la silla.

Piraña que hasta el momento no había dicho nada dijo:

- ¡Quietos! ¿Pero os habéis vuelto locos o que? - todos nos volvimos a sentar despacio mientras este hablaba - esta no es la manera de solucionar estas cosas, debemos ser mas listos y pensar un poco. Tenemos que intentar hablar con ella para convencerla de que venga aquí, y una vez este aquí ya veremos que es lo que pasa y si ella quiere o no que la ayudemos. Eso es lo primero que hay que hacer. Recordad que soy abogado y con lo que estáis proponiendo solo os traerá problemas, a vosotros y a la propia Beatriz.

- Tienes toda la razón, Pi - dije yo - ¿que podemos hacer para intentar que el imbécil de su marido acceda a venir?

- Se acabó, voy a llamarla ahora mismo, - dijo entonces Desi - Si ese desgraciado contesta a su teléfono le diré que soy una amiga de la infancia, este me va a dejar hablar con Beatriz como me llamo Desita.

Sacó su móvil del bolso y marcó, cuando se lo acercó al oído todos contuvimos el aire, hasta que se escucho muy flojito la voy de una mujer al otro lado de la linea.

- ¿Bea? ¿Bea eres tu?- dijo Desi, un momento de silencio - ¡Ay! Que alegría oírte Bea, espera que estoy con la pandilla y voy a ponerte en altavoz para que te oigan todos.

Dicho esto, Desi puso el móvil en altavoz y lo dejó en medio de la mesa, todos mirábamos ese aparato con cara de susto.

- Ya esta, Bea. Ahora todos te escuchan. - dijo Desi con una sonrisa, aunque con cara de preocupación.

- Hola - se escucho a través del móvil.

Julia fue la primera en hablar.

- Hola Beatriz, cariño. Soy Julia, ¿Cómo estas?

- Estoy bien, Julia, aquí estoy en este Madrid sufriendo una calor horrorosa.

Julia entonces se puso a llorar y no pudo continuar hablando. Antes de que nadie pudiera hablar, fue Tito quien dijo:

- ¡Hermana! Soy Tito.

- Hola hermano, que alegría oírte y saber que estas ahí. - dijo Bea con emoción en la voz.

- ¿Cómo estas? - le preguntó Tito muy emocionado, yo me levante y me puse tras él, cogiendo con ambas manos sus hombros - por aquí todos te echamos en falta.

- Y yo a vosotros, tengo muchas ganas de veros. - dijo Bea.- Te quiero mucho hermano.

A Tito empezó a caerle las lagrimas y yo le apreté los hombros para darle fuerzas.

- Bea, - dijo Tito a punto de echarse a llorar definitivamente - ¿Puedo preguntarte algo? ¿Vas a venir?

- Por preguntar, claro que puedes preguntar, hermano.

Todos nos quedamos mirándonos unos a otros en silencio, no íbamos a estar todos, todos dimos por entendido que no iba a venir, era una desilusión muy grande para todos, pero principalmente para Julia, ya que era ella quien lo había organizado, pasaron unos segundos en los que nos mirábamos todos sin hablar, hasta que se escuchó por el móvil de Desi:

- A finales de mes estoy en Nerja-

A todos se nos iluminó la cara de felicidad.

- Se lo comenté a Mario y raramente no me puso ninguna pega, esta encantado. - explicó ella.

Entonces nos despedimos de ella y colgamos el teléfono, todos estábamos muy contentos, al final Julia lo había conseguido, nos iba a reunir a todos.

Verano azul, ahora y siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora