Ese día Julia nos invitó a la pandilla a comer una paellita al chiringuito del Ayo. Llevaba días que estaba pensando en eso y hoy quería hacerlo. Estaba harto de esta situación con Javi y quería solucionarla, no aguantaba mas.
Así que después de comer la rica paella que nos prepararon y de que nos sirvieran los cafés, aproveché que ese día estábamos solos los de la pandilla para decir:
-Me gustaría decir algo – todos se callaron y prestaron atención – Quiero pedirte perdón Javi.
-Ah no, no – dijo Javi levantándose de su silla – si esto es una encerrona me largo, no quiero escucharte Quique.
-¡Javier, siéntate! – dijo Julia, todos la miramos – escucha lo que tiene que decirte Quique y luego haces lo que quieras, pero por lo menos escúcharle.
-Gracias, Julia. Javi por favor, escúchame, quiero pedirte perdón por todo lo que ocurrió. Siento haberte defraudado como amigo y como hermano, no sabes lo arrepentido que estoy de haberla cagado de aquella manera. Yo no estaba pasando una buena racha y creo que psicológicamente no estaba bien, pero también se que no tengo excusa para lo que hice, yo solo quiero que sepas que lo siento mucho y que me gustaría que me perdonaras. Sé que la confianza que tenias conmigo y la buena relación que teníamos no será posible recuperar y te entiendo pero por lo menos hablarnos y poder estar bien cuando estemos todos juntos.
-Y ahora si no lo perdono seré yo el malo, ¿no? –dijo Javi mirando a todos los demás.
-No, Javi, el único malo que hay aquí soy yo. Si no quieres o no puedes perdonarme por aquello lo entenderé y acataré tu decisión, yo solo quería que supieras que estoy muy arrepentido y te quería pedir perdón por lo que pasó.
Tras pensárselo unos instantes Javi se levantó de la mesa y vino donde yo estaba sentado, me tendió la mano y dijo:
-Te perdono, pero no se si voy a ser capaz de recuperar lo que teníamos.
Le di la mano y de un tirón me levante y nos fundimos en un abrazo, mientras el resto de la pandilla empezó a aplaudir y a vitorear.
-¡Que alegría me habéis dado! – dijo Julia mientras se levantaba y nos daba un abrazo a los dos a la vez.
El resto de la comida transcurrió feliz y yo me sentí en paz y en calma como hacia tiempo que no me sentía.
Esa misma noche los de la pandilla quisimos intentar por segunda vez una salida nocturna. Volvimos a ir todos junto con los maridos y esposas al pub. Esta vez a los niños se los dejamos a la pobre Julia, iba a estar entretenida. también le dijimos que no íbamos a llegar muy tarde para recogerlos. Esa noche decidí coger yo el coche, también Mario y Tito cogieron el coche y Así repartidos en tres coches fuimos al pub del otro día.
Cuando entramos las chicas empezaron a bailar, mientras nosotros nos acercamos a la barra a pedir. Todo iba bien, bailábamos todos con todos con toda la confianza que teníamos. En un momento de la noche Desi, Bea, Javi y Pancho desaparecieron de la vista, supuso que irían al baño, cuando me di cuanta Desi y Javi habían vuelto pero Pancho y Bea tardaron un poco mas en aparecer. Vi que Mario miraba nervioso hacia los baños y que cuando Bea apareció y se acercó a él esta la zarandeó del brazo. Javi se encaró con Mario y Tito también. Entre Pancho y yo tuvimos que separarlos pero ya la noche se nos estropeó. Mario enganchó a Bea del brazo y la sacó de malos modos del pub, todos salimos detrás pero cuando llegamos a los coches ellos ya habían arrancado y se iban con el coche de Mario.
Aquella noche cuando llegué a casa y me tumbé en la cama no podía dormirme, en mi misma calle, dos casas mas hacia la derecha de la mía, estaba la casa de Beatriz, y ere tal el escándalo que se oía que me levante de un salto de la cama y llamé a Tito, cuando se lo conté este llamo a Javi, y yo mientras llame a Piraña y a Pancho. A Los diez minutos estábamos todos en la puerta de casa de Bea. Desde nuestra posición oíamos llorar a los niños, golpes, cristales rotos, insultos y mas golpes. Nosotros nos estábamos volviendo locos llamando al timbre pero nadie nos abría, de repente escuchemos:
-¡Deja a mama! ¡La vas a matar!¡Déjala! – reconocimos a Sara que lloraba y desesperada grito a su padre.
Saltamos la reja de la casa y de una patada Javi abrió la puerta de entrada al interior de la casa. Lo primero que vimos fue a los niños sentados en una esquina del salón abrazados y llorando. Tito los llamó y los niños vinieron corriendo hacia nosotros. Javi y Pancho entraron al salón pero no vieron a nadie. De repente un Mario con batin y pijama bajo por las escaleras que daban al piso de arriba.
-¿Pero estáis todos locos? ¿Qué hacéis aquí dentro?
-¡Desgraciado!¡Hijo de ! – soltó Javi mientras iba directo a Mario con la mano cerrada en un puño.
Lo tuvimos que coger para que no lo tocara.
-¡¿Dónde esta Beatriz?! – chilló Pancho.
-¡Eso! Donde esta mi hermana, cabrón – dijo Tito.
-Arriba, durmiendo desde hace horas.
-¡Mentira! – chilló Pancho - estabais discutiendo y los niños estaban llorando, como le hayas hecho algo, cabrón.
-¡Es mi mujer! – chilló entonces Mario - ¿Te queda clarito Panchito? ¡Beatriz es mi mujer! Soy yo el que duerme todos los días en su misma cama, soy yo el que desayuna con ella. Y os recuerdo que entrasteis en mi casa sin que nadie os haya abierto la puerta. Así que como no os vayáis ya, llamaré a la policía.
-¡Si! Llámala y que baje ella cuando llegué la policía, a ver que pasa entonces. – le dijo Tito. – Es mi hermana y de aquí no me marcho sin ella. Tu veras lo que haces, Mario.
Entonces todos nos quedamos en silencio retándonos con la mirada hasta que se escuchó:
-¡Mami!¡Mami! – y los niños empezaron a correr escaleras arriba.
Todos miramos en esa dirección y vimos aparecer a Beatriz aun vestida como iba esta noche, pero tenia la cara roja e hinchada de llorar, fue lo único que podíamos distinguir desde nuestra posición. Bea abrazó a sus dos hijos y les dijo que fueran a sus habitaciones y cogieran sus pijamas que se iban a dormir a casa de su tío Tito. Los niños hicieron caso a su madre y cuando se fueron Bea dijo:
-Mario, esta noche los niños y yo dormiremos en casa de mi hermano. – todos miramos a Mario, estábamos dispuestos a cualquier cosa si intentaba algo él.
-¿Estas segura Beatriz? – le dijo Mario mientras intentaba intimidarla con la mirada.
-¿La estas amenazando? – le dijo Piraña a Mario.- porque te recuerdo que soy juez y
-¡No! No le estoy amenazando, simplemente le pregunto si esta segura de lo que va a hacer porque yo quiero hablar con ella y solucionar las cosas.
-Mira Mario, desde la casa de Quique se escuchaban las voces y los golpes, estoy seguro que si me hace falta que los vecinos testifiquen lo que se escuchaba estarán encantados, Así que no te andes con tonterías que yo con levantar un teléfono estarás de cabeza a la cárcel por lo que estas haciendo.
Mario nos dedicó una sonrisa maliciosa mientras nos decía que él también sabia algo de leyes y que según tiene entendido mientras ella no le denuncie no pueden hacerle nada. Mientras Bea bajaba con los niños por las escaleras, pasaban por al lado de Mario e iban a acercarse a nosotros cuando este la cogió del brazo y la hizo retenerse a su lado. Todos estábamos nerviosos y atentos a lo que él se disponía a hacer.
-Y que yo sepa mi mujercita ni me ha denunciado ni lo va a hacer porque sino sabe que me quedo con todo, incluyendo a nuestros hijos. – dijo mientras le acariciaba el mentón y como colofón final le dio un beso en la boca que yo creo que a todos nos hizo hervir la sangre de los nervios.
Bea lo apartó como pudo nos miró temblando de miedo y llorando y cuando estuvo al lado de sus hijos salieron de la casa seguidos de todos nosotros. El último en salir fue Pancho quien antes de cerrar la puerta le dijo a Mario:
-Ten mucho cuidadito Mario, aquí somos mucha gente la que queremos a Beatriz y estamos dispuestos a hacer cualquier cosa por ella, que no se te olvide.
Y dicho esto cerró de un portazo la puerta de casa de Beatriz.
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Verano azul, ahora y siempre
FanfictionQue pasaría si 20 años después la pandilla volviera a reunirse? No te pierdas como han cambiado las vida de Javi, Quique, Pancho, Beatriz, Julia, Desi, Tito y el Piraña. Te recomiendo haberte visto la serie Verano azul primero. Serie televisión esp...