Verano azul, ahora y siempre

Julia

Esa noche, esa maldita noche. Me desperté sobresaltada, algo pasaba, escuche a Desi y a Dylan hablar bajito en el salón, miré el reloj de mi mesilla, eran las 4.20 de la mañana, algo pasaba. Me levanté de la cama y salí al salón, me los encontré vestidos y hablando, ellos ni me vieron aparecer.

-¿Qué pasa chicos? ¿Qué hacéis levantados y vestidos en vez de ir con el pijama? – pregunté asustándolos a los dos.

-Julia, siéntate, - me dijo Desi mirando a Dylan – ha ocurrido algo, pero tranquila.

-¡tranquila! ¿Cómo tranquila? ¿Le ha pasado algo a Bea?¿Ha sido Mario, verdad?

-No, no tranquila. Bea está bien. Ha sido la tía de Pancho, ha fallecido y Pancho nos acaba de llamar nervioso sin saber que hacer.

-Esperadme que me cambio y me voy con vosotros.

Cuando llegamos a casa de la tía de Pancho, nos encontramos a Pancho en el salón solo y llorando.

-Tranquilo Pancho, no te preocupes por nada, cariño. – le dije - ¿Dónde esta tu tía?

-En su cama, Julia. He entrado para ver si necesitaba algo y he visto que no respiraba y enseguida he llamado a Desi. No sabia a quien llamar, lo siento.

-¡Estas tonto! ¿Qué tienes que sentir? Has hecho bien, somos los que mas cerca estamos de aquí. No te preocupes. Voy a prepararte una tila para que te calmes.

Mientras Desi entró en la cocina a preparar una tila yo entre en el cuarto de la tía de Pancho, la mujer estaba en pijama Así que abrí su armario y busque un vestido bonito y a la vez que no fuera muy colorido, le pedí a Dylan que me ayudara y entre los dos la cambiamos y le peinamos. Luego Pancho hizo unas llamadas y se la llevaron al tanatorio. Al día siguiente seria el entierro. Ese día la pandilla entera estuvo en casa de Pancho acompañándolo. Beatriz no se separó de él en todo el día, me fije que se daban la mano, se abrazaban y no paraba de besarle en la mejilla y de hablarle, se le veía muy afectada. Cuando al fin se levantó y entró en la cocina para preparar unos cafés para todos, Desi y yo entramos detrás de ella. Nos la encontramos apoyada en la encimera de la cocina llorando.

-Esto es horrible, - le dije acariciándole la espalda- llora tranquila, mujer. Así te desahogas. Que te veo muy afectada.

Beatriz levanto la cara roja de tanto llorar y nos dijo:

-Mario ha vuelto, - la miré con cara de susto y luego Desi y yo nos miramos – ayer cuando volví de Cala Chica estaba en casa.

-¿Y que ha pasado?¿habéis hablado? – preguntó Desi.

-No, esta noche, en cuanto llegue hablare con él. Ademas los niños se quedan a dormir en casa de mi hermano Así estoy mas tranquila.

-Cualquier cosa, nos llamas. ¿Vale?

-Si, si tranquilas.

Al día siguiente, antes de la misa, fuimos toda la pandilla, menos Bea, a casa de Pancho para acompañarlo a la iglesia. Era muy raro porque Desi le mandó un mensaje a Bea por la noche y esta le dijo que mañana nos contaría y que acudiría aquí, a casa de Pancho. Pero se hizo la hora de salir hacia la iglesia y Bea no había aparecido.

La misa se hizo en la Iglesia El salvador, es una iglesia no muy grande, es bastante larga y hay bancos de madera oscura a cada lado, esta toda pintada de blanco, y a los laterales hay unos arcos preciosos. No había mucha gente, algunos vecinos, el Ayo, y nosotros. Así que apenas ocupábamos cuatro bancos de la iglesia. Estuvimos esperando a que llegara Bea, pero al final el sacerdote nos dijo que tendríamos que empezar sin ella. Apenas llevábamos diez minutos de misa cuando apareció una Bea irreconocible. Iba con unas gafas de sol que apenas dejaban ver su cara, tenia el labio partido, cojeaba y tenia moratones en los brazos, espalda y hombros.

Cuando entró se colocó al lado de Desi, fuimos a hablarle, pero nos hizo callar, todos volvimos la mirada hacia el cura que continuaba con la misa, pero creo que nadie estaba prestando atención a lo que decía y todos estábamos dándole vueltas a la cabeza a lo mismo.