Lluvia

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“En el amor no hay inteligencia ni estupidez. El amor es como un aroma, como una corriente, como la lluvia. Sabes, cielo mío, tú llueves sobre mí y yo, como la tierra, te recibo…”

Carta de Frida Kahlo a Josep Bartolí. 


Después de caminar sin saber bien por cuanto tiempo y sin tener claro hacia dónde, reacciono cuando sintió gotas de lluvia más intensa sobre ella, su camisa blanca ya empezaba a empaparse por completo y allí recordó el abrigo que quedó en el perchero. Pensó en tomar la bufanda, pero al verla en el bolso, se sintió tonta porque simplemente ahora no soportaba mirarla. Vio los dulces para gato y se sintió estúpida al estar caminando como un zombie, por no haber recordado que tenía que verse con Levi. Era tonto, porque cuando Eren la beso, ella solo pudo pensar en el hombre de ojos severos y labios que queman. Y al pensar en él, el solo toque de Eren le resultó aún más incorrecto.

Al revisar la hora, su celular estaba muerto, se suponía que lo pondría a cargar en el apartamento de Eren, pero obviamente esto no paso. Fue claridad pensar en Levi, el verlo mentalmente, esperando por ella, le quitó un peso muerto y le dio fuerza para correr sin importar la lluvia, el tráfico o que el viento no dejará de soplar.Decidió bajarse del taxi dos cuadras antes, no podía esperar que el tráfico mejorará, era más práctico y rápido correr lo que faltaba. Ya había llegado más de dos horas después de lo acordado. El verdadero abatimiento trató de embargarla cuando encontró el local cerrado, no había nadie allí, pero recordó al azabache esperándola pasada la hora en más de una ocasión y el imaginarlo en aquellas ocasiones, le renovó la energía. Llevaba consigo regalos para Azumi, así que iría hasta el departamento de Levi, no había problema, tomaría un taxi.

Sintió tras de sí la calidez y en ella ya no caía la lluvia. Un paraguas la cubrió y supo que era él.

- ¿Por qué tienes la manía de correr sin abrigo bajo la lluvia?

Su voz en ese instante le pareció aún más cálida que su presencia. Le ayudó y resguardo aún más que el paraguas que sostenía para ella. Se giró hacia él y tuvo tantas ganas de abrazarlo que nunca supo que se pudiera experimentar un deseo tal. Mentalmente se felicitó por mantenerse calmada y dedicarle la sonrisa más brillante de la que fue capaz.

-Agradezco que esta vez tengas una sombrilla.

En el camino al departamento se rieron de como justo ese día el celular de Mikasa murió, del como Levi la vio llegar corriendo como nunca vio correr a alguien y de cómo él mismo le grito tratando de alcanzarla en más de una ocasión. Mikasa le enseñó los dulces para Azumi y tras un silencio, Levi le contestó que estaba seguro que a la gatita le encantaría; porque él también había leído algunas reseñas de aquel producto. Aún le sorprendían aquellos gestos de aquel hombre que a primer vistazo podría intimidar a cualquiera y no daba muchas pistas de tener un su lujoso apartamento todo un mundo gatuno para una pequeñita bolita escurridiza.

La lluvia se hacía cada vez más intensa y el sonido sobre el auto de algún modo era reconfortante. Levi la cubrió con el abrigo color gris que usaba, la camisa blanca que ella llevaba ya estaba completamente empapada y podría resfriarse. Al llegar al departamento Levi la convenció

-No es necesario, así estoy bien. Gracias- Se despidió de la sensación cálida y del aroma a colonia, mientras se quitaba el abrigo con intenciones de devolverlo

 Antes de poder terminar, las manos pálidas se posaron sobre las suyas, cesando sus intentos

-No hagas eso- estaba muy cerca

Y de repente se sintió de papel

-Estaré bien- apenas un susurro

-Tsk, te resfriaras, tienes dos opciones, te paseas por el departamento con la blusa completamente empapada y por lo tanto transparentada o aceptas una de mis camisas- Esto sin  apartar sus manos de las de ella, en un susurro bajo y con la mirada de acero sobre sus ojos.

Simplemente, un gato bajo la lluvia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora