Gran Abrigo y una sonrisa

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"Una sonrisa significa mucho, durará  unos segundos pero su recuerdo  nunca se borra"

Ya había pasado una semana desde que se reunió con el hombre y el pequeño animal, que había encontrado temblando de frio, entre los arbustos. Pensó en llamar varias veces pero, como si alguna fuerza mística no lo quisiera, algo de la universidad se presentaba captando toda su energía y atención. Hoy se cumplía la semana y había salido de una semana llena de entrega de trabajos y presentación de parciales de final de corte, así que podía respirar un poco más calmada. Decidió acudir al café que tanto había llamado su atención, pasaría un buen rato y tal vez se encontraría con el señor gruñón pero si esto no sucedía lo llamaría, después de todo para eso que le había dejado el número telefónico, averiguaría  sobre el estado de aquel pequeñito que le robo el corazón. Al salir de la universidad, la tarde parecía augurar un buen tiempo, pero al llegar al café y sentarse en aquella mesa que la atrajo desde el primer momento que entro, la lluvia se dejó caer sobre la ciudad, primero caía como pequeños susurros sobre el asfalto pero en cuanto más pasaba el tiempo la lluvia se hizo más intensa provocando que algunas personas entraran al lugar buscando refugio.  

Espero casi una hora; sin darse cuenta, su vista dejaba el paisaje de la ciudad, siendo humedecida, la cual visualizaba tras el cristal y se distraía unos segundos al escuchar la puerta del establecimiento ser abierta, parecía esperar por algo. Sacudió un poco la cabeza tratando de despabilar, decidida tomo su bolso y saco de allí su teléfono celular, terminando de buscar el contacto y apunto de oprimir la opción de llamar; el sonido de la puerta siendo abierta capto su atención de nuevo, tras ella una figura que sin querer aceptar reconoció, era él, el señor trajes caros y ese día llevaba sobre si alguno de sus trajes, un gran abrigo de color gris oscuro con cuello camisero que le llegaba un poco más abajo de las rodillas, se veía tan impecable, ejecutivo  y aunque no se lo reconociera a si misma, guapo e imponente, así era como lo recordaba, sin olvidarse de lo gruñón y amargado que ella creía que era.

Él dirigió la vista hacia el interior en busca de un buen lugar y se encontró de lleno con la mirada de ella sobre él, no aparto su mirada de la joven y con paso firme se dirigió hacia ella. Mikasa sabía que él también la había reconocido, así que cuando llego hasta allí y le  pregunto:

-¿Puedo?- observando la silla vacía frente a ella

Mikasa solo pudo contestar:

-Adelante- Mientras tomaba un poco más del café que había pedido tiempo atrás.

Levi ya no llevaba el gran abrigo sobre él, mientras se dirigía hacia ella se había despojado de este con elegancia sutil, evidencia más de su madurez , tal vez, o de la buena y cara educación que de seguro recibió desde muy joven.

Sus cavilaciones fueron interrumpidas por la voz de él pidiendo un té negro a una de las camareras que diligentemente se había acercado a la mesa, en cuanto lo vio sentarse, para tomar su orden. En cuanto la joven se fue ella tomo la palabra

-Y, como está él- haciendo alusión al pequeño gato

-Se encuentra mejor

Mikasa dejo escapar un pequeño suspiro de alivio

-Pero tuve que examinarlo mejor para saber si podría tener algo mas- Mikasa se tensó- descubrí que obviamente de un animal que se encuentra en la calle, no contaba con las vacunas necesarias y que tenía una gran deshidratación junto con el hecho de que estaba lleno de pequeños animales chupasangre- Levi dijo esto mientras sus cejas se juntaron y un Tsk salía de sus labios para después formar una línea recta

Mikasa comprendió que se refería a pulgas, era obvio que un gato callejero tuviera algunas de ellas, después de todo no tenía a nadie que cuidara y velara por él. Levi continúo

Simplemente, un gato bajo la lluvia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora