El Quinto C@#$ y un gato

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Nota: Esto se ubica aún en años anteriores del primer cap. Espero lo disfruten ;)

Serían más o menos las cinco de la tarde  mientras ella aun andaba por las calles. Ya no corría, y en cambio, no podía dejar de pensar en el hombre de hace rato. Acepto que tal vez había sido muy severa con él, desahogando sus frustraciones en una persona que muy probablemente tenía sus propios problemas. Su estado de alteración la sorprendió incluso a ella misma, ya que, muy rara vez se alteraba de esa manera y no le era agradable llamar tanto la atención como lo hizo en esa acera.

Soltó un suspiro y escondió la cara en su bufanda roja, amaba esa bufanda y aún más a la persona que se la había dado como obsequio. Se cubrió con los brazos tratando de ahuyentar el frio que de ella se apoderaba, ya no llovía pero necesitaba abrigo y sus pies después de tanto  andar ya no le daban para más.  Al alzar la vista y despertar de sus cavilaciones un letrero luminoso llamo su atención; tanto por lo llamativo y peculiar de su nombre: El Quinto Coño hasta por lo singular de su aspecto. Le sorprendía haber encontrado la entrada; esta se encontraba escondida entre gran cantidad de plantas o enredaderas que también cubrían la fachada del lugar. El nombre y aspecto del lugar la atrajeron por completo y crearon en ella un sentimiento de curiosidad; tal vez habría calefacción y una buena bebida caliente que la calmara allí adentro, pensó. Sin dudarlo más, metió las manos en los bolsillos, cruzo la calle e ingreso al pintoresco lugar. Había un gran ventanal y estaba también el letrero luminoso, pero aun así, la entrada escondida allí le daba un aura misteriosa y por un instante mientras cruzaba la puerta se permitió pensar en llegar a un lugar más allá de todo.
Era tal como pensaba, al entrar los vellos de su piel se erizaron por un momento debido al cambio de temperatura tan repentino. Ahí dentro era cálido; y la inundaron gran cantidad de  deliciosos aromas; dulces, penetrantes, otros más suaves y relajantes junto con la mezcla de algún  incienso para amenizar los anteriores, todo le dio la bienvenida y esto solo la hizo pensar que había escogido un buen lugar. También al entrar, la recibieron dos pequeños peldaños de madera que debía bajar. El piso era de madera, tal vez Caoba, quien sabe. El lugar se encontraba bien iluminado pero sin la necesidad de molestar a los ojos o parecer demasiado llamativo como para perturbarla. Frente a ella la recibía una barra, también en madera y bien lacada, alrededor de esta los taburetes para mayor comodidad. Se acercó y observo tras la barra la cantidad de botellas con nombres de diferentes bebidas que nunca había visto o siquiera había oído nombrar. Se sentó y mientras espero que alguien llegara a atenderla decidió observar un poco más el lugar. Tras ella y frente la barra se encontraban las mesas, estas se encontraban muy bien distribuidas en el salón. Le gano la curiosidad y decidió ver más de cerca dejando su lugar en la barra para encontrar uno mejor en alguna de las mesas. El lugar no estaba desierto había una pareja de adolescentes ubicados en una mesa de la esquina, parecían buenos amigos, charlaban amenamente mientras sonreían para el otro. El lugar no era muy grande pero aun así las mesas, las plantas decorando el lugar, la barra, los taburetes y algunos cuadros en las paredes junto con muchos otros detalles, le daban vida al lugar; parecían cada uno en el lugar correcto todo en perfecto equilibrio dando así una vista y ambiente agradable a todo el que entrara.

Después de despabilar y darse cuenta que estaba de pie en medio del café observando de mas, escogió por fin una mesa, aquella cerca del ventanal, era una gran ventana, le permitiría saber la hora perfecta para marcharse. Al tomar asiento se percató de que a un lado de su mesa, frente a la ventana, de espaldas a ella se encontraba un hombre. Estaba tan ensimismada analizando cada detalle del pintoresco lugar que debió de no percatarse de su presencia. Mientras esperaba y tras ya haber detallado el lugar sus ojos se perdieron en el sujeto frente a ella, detallo los hombros amplios cubiertos por una camisa formal de color azul despojada de su corbata,ya que el cuello se encontraba un poco desarreglado, tal vez para mayor comodidad. Detallo también su cabello, por el no muy común corte que llevaba, era negro corto y liso llevando rapadas las sienes y la nuca. Antes de poder seguir inspeccionando a la persona de espaldas a ella y antes de que pudiera llegar a cruzar por su mente que hace algunas horas había chocado con alguien dueño de un corte similar; la interrumpieron unos grandes y brillantes ojos de color azul. Una chica estaba allí  para tomar su orden y ofreció una muy sincera disculpa por la demora.
La chica de ojos expresivos y sonrisa algo tímida se presentó como Christa. Mikasa hizo ademan de una sonrisa comprensiva y le dijo que no había problema ya que había aprovechado el tiempo a solas para admirar el lugar y todo este la llenaba de un sentimiento agradable. Christa agradeció el comentario y le explico que este haría muy feliz a la persona dueña del café, ya que, esa misma persona se encargó de la decoración y siempre ponía gran empeño y entrega en los asuntos concernientes al mismo. 

Mikasa se decidió por un café bien cargado, Christa tomo el pedido y se perdió tras una pequeña puerta a un lado de la barra de madera. Transcurrió mas o menos una hora y media después de haberle dado el primer sorbo a su bebida caliente la cual encontró deliciosa, a pesar de haber ordenado un café algo amargo, este la llenaba de un sentimiento grato cada vez que se deslizaba por su garganta.
Serían las seis treinta cuando pago la cuenta y prometiendo volver se retiró. Tomaría un autobús hasta el apartamento, la parada de autobuses más cercana se encontraba a dos cuadras de ahí, así que aferrándose a su bolso y con paso calmo mientras pensaba lo que haría al llegar, emprendió la caminata. Mientras caminaba observo la calle mojada y lo bien que se reflejaban las luces de los locales sobre el asfalto. Al caminar frente a unos pequeños arbustos llamo su atención un muy suave quejido, no estaba segura de haberlo oído pero se acercó al  arbusto y buscando entre este hallo al dueño del quejido. Allí se encontraba un pequeño gatito de color negro, escondido entre las ramas, sus grandes ojos brillantes la observaron temerosos. Mikasa se acercó y al cogerlo entre sus manos lo sintió temblar de frio, estaba completamente húmedo y una de sus patas estaba sangrando. Tiene un corte profundo en la pata trasera. Oyó la voz tras ella y al encarar a la persona de inmediato lo reconoció, era el mismo sujeto del incidente en la acera. Mikasa no daba crédito a lo pequeña que podría ser la ciudad…

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Hey 😀!!
Espero que les haya gustado el capítulo. 😄
Sobre el nombre de la cafetería más adelante sabrán el porque de este (Juro que hay una cafetería con ese nombre 😂😂). Jajajja el mundo es un pañuelo 😅🤔

Simplemente, un gato bajo la lluvia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora