Humor Oscuro

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"Sentir antes de comprender"
Jean Cocteau

La despertó un pequeño peso sobre sus piernas y la calidez de los rayos del sol sobre su rostro, aquellos que se colaron entre las persianas. Al abrir los ojos, se perdió en ese pequeño instante de ignorancia, aquel instante en que no recuerdas ni quien eres. No duro mucho, al levantar un poco la cabeza, encontró una pequeña bola de color negro, no sabía en qué momento Azumi había entrado y se había quedado allí. La verdad no sabía en qué momento se había quedado dormida o qué hora era. Estaba tan cómoda allí donde estaba. Al girar el rostro y como si solo hasta ese momento hubiera recordado todo, busco a Levi y lo encontró aún dormido a su lado. Recostado sobre su espalda y el pecho desnudo, casi orgulloso de sí, mientras el rostro se mantenía girado levemente hacia ella. Recordó todo perfectamente, el toque de esas manos que ahora descansaban relajadas sobre el estómago, recordó el roce de la boca que ahora se veía relajada y  semiabierta, la sensación del cabello oscuro que ahora contrastaba con las sábanas blancas y la intensidad de aquel par de ojos azules que ahora estaban ocultos tras un par de párpados pálidos, recordó la dulce sensación de que parecían saber todo de ella, parecían observar con tanta ternura, anoche con gran adoración. Se quedó allí unos minutos, sintiendo todo y bebiendo de aquella imagen lo más que pudo, guardando para sí cada sensación, cada respiración tranquila y cada detalle, con una tranquilidad reverencial. Sabía que él no dormía demasiado y quiso atribuirse el hecho de que ahora se le veía tan relajado, ahora ni a ella le afanaba el tiempo. Se levantó lo más silenciosa que pudo. Desnuda como estaba, debía buscar su ropa primero, encontró la camisa de Levi y de repente la avergonzó el sentimiento de querer usarla, la sostuvo un momento antes de dejarla allí y proceder a solo usar su camisa ya seca junto con sus pantaletas.

Aprovecho para darle de comer a Azumi y rebuscando entre el cajón de alimento, al fondo casi oculto,  encontró un sobre de golosinas casi nuevo; eran como los que ella había llevado, pero no eran los suyos que aún se encontraban entre las bolsas de la mesa. Una gran sonrisa escapó de ella. Entendió entonces por qué Levi estuvo tan seguro de que le gustarían a Azumi,  él ya había comprado un par de esos antes.

-Debiste decirme

Un tinte rosáceo le pinto las mejillas mientras dejaba todo como estaba antes de servir a la gatita.

Era aún tan temprano, quería algo de comer, dirigiéndose a la cocina, no pudo llegar porque la atrapo la vista del sol vespertino tras los grandes edificios, asomándose apenas entre nubes coloridas, entre azules oscuros, amarillos y toques rosas. Era un espectáculo, brillaban los primeros rayos sobre los restos acuosos de la tormenta de anoche, brillando sobre el asfalto. Al salir, la recibió el frío y ni esto la persuadió para entrar y dejar de ver, al contrario la llenó de una vivacidad por querer seguir allí, mientras la brisa la abrazaba. No supo cuánto estuvo allí y pudo haberse quedado mucho más, antes de que sintiera a alguien a su lado.  Levi, en apenas pantalones de pijama, se unió a ella, estando así en silencio, ambos admirando la vista y sintiendo como en su corazón se acentuaba y afirmaba el sentimiento de tranquilidad y necesidad por el otro. Estando en compañía silenciosa y al mismo tiempo afirmándose entre ellos el afán de querer estar cerca del otro, de tocarse. Quería besarlo

Ella agradeció que él pudiera entender su mirada y se acercara a ella. Levi le tomó de la mano y pareció querer cubrirla del frío, Mikasa sintió que el acto le había envuelto el corazón que amenazaba con dudar. Le beso y ella misma se sorprendió de cuánto había deseado besarlo de nuevo, ese toque y lo cálido de su boca y de su cuerpo, la hicieron acercarse más a él, quería estar con él. Levi la abrazo y Mikasa se perdió allí unos segundos. Nunca había experimentado de primera mano ese sentimiento de sentirse triste y feliz al tiempo, tan vulnerable con ganas de llorar y al tiempo con tanta fuerza y motivación que pensó podría echarse a volar. Desde que lo conoció sentía que era y no era ella.  Adoraba su boca, sintió un sabor a menta y hasta ese momento cayó en cuenta de que él ya se había lavado los dientes y ella estaba allí en ropa interior y de seguro con cara de trasnocho. Al separarse él pareció leerle la mente

Simplemente, un gato bajo la lluvia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora