VI

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Peter wyman

Nos despertamos al medio día y desayunamos en la habitación, ya que Lizzie se ve demacrada y no quiere que las demás personas la vean así.

—¿Sucede algo entre tu y Andy? —pregunta, levantando una ceja mientras muerde su sándwich.

La pregunta es difícil de responder. Andrew me coquetea en broma y yo le sigo el juego porque no caer en sus encantos es imposible, pero no creo que el sienta algo por mi y yo no creo estar enamorado.

Debido a que crecí en un pueblo pequeño y católico, desde adolescente mis romances fueron a escondidas y nunca llegaban a nada serio. Yo nunca he estado enamorado, por miedo al compromiso y porque simplemente nadie a logrado enamorarme o siquiera ganarse mi cariño.

—No sucede nada —contesto.

—¿Estás seguro? —cuestiona —. ¿Puedo quedármelo entonces?

Niego rotundamente y cojo mi celular.

—Si llegas a meterte con el publicaré como te ves ahora —digo.

Empiezo a tomarnos fotos y al principio quiere escapar.

—No tengas miedo, si no te metes con él no las publicare —declaro.

Ella duda, pero luego se acerca y me sonríe.

—Nunca le robaría el novio a un amigo —declara.

Comenzamos a tomarnos fotos juntos y al aburrirnos nos comenzamos a arreglar. Lizzie coge una de mis camisetas y las utiliza como vestido. Yo me coloco un suéter y unos jeans anchos.

—Espero me devuelvas la camiseta —expreso.

—Yo nunca devuelvo la ropa a las personas con las que paso la noche —contesta.

La acompaño a tomar un taxi y vuelvo a mi habitación cuando el auto se aleja.

Hoy es mi día libre y planeo disfrutarlo. Cojo mi celular y llamo a Addison para invitarla a almorzar, ella acepta y decidimos reunirnos en el centro comercial.

Cuando llego al centro comercial ella aun no ha llegado, y la espero unos cuantos minutos antes de que por fin aparezca.

—Lamento la tardanza —dice un poco agitada.

—Tranquila —contesto.

Luce diferente a la noche en el bar, ahora luce cansada y preocupada, utiliza un cubrebocas y una chaqueta con capucha.

—¿Tienes COVID? —bromeo.

—No —responde secamente —. No quiero que mi ex me vea, él trabaja aquí.

Entiendo el sentimiento de querer esconderse y evitar ver a las personas, pero que supuestamente es a el «ex» al que no quiere ver, no me lo creo.

Nos adentramos y subimos al piso de comidas, nos sentamos frente a un restaurante de pollo y pedimos el menú.

—Pide lo que quieras —digo.

Se quita el cubrebocas y me da una media sonrisa.

Ella pide una hamburguesa de pollo doble y yo pollo agridulce con arroz. Esperamos veinte minutos antes de que nos traigan la comida y cuando llega lo que menos hacemos es comer.

—Quiero agradecerte de nuevo por ayudarme —digo.

—No fue nada, en parte lo hice porque estaba aburrida —contesta y reímos.

—¿Eres de Diebe? —pregunto.

—Si, nací y crecí aquí —contesta —. ¿Y tú?

—Nací, pero no me crié en Diebe.

Dark MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora