XXIV

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Peter wyman

Alex es una buena amiga y tiene una personalidad increíble, es inteligente, fuerte y ágil, si no le doy la cura Andrew me va a odiar por asesinar a su mejor amiga.

Lizzie es mi lugar seguro, amo pasar tiempo con ella y es mi mejor amiga, pero a diferencia de Alex no sería de gran ayuda contra la reina, sin embargo, si no uso la cura en ella Addison de seguro me va a matar.

Ambas lucen tranquilas dentro de los ataúdes, sin sentir dolor y en paz.

Debo elegir usando la cabeza y no el corazón, pero también soy humano por lo cual soy egoísta.

Observo ambos ataúdes y tomo mi decisión.

—Lo siento —digo.

Le inyecto la cura a Lizzie.

Addison me sonríe y se aparta de Andrew, él corre a mi y me da un puñetazo en el rostro.

Mi rostro duele y mucho, pero al ver a Lizzie despertar el dolor pasa a segundo plano.

Andrew sale de la iglesia enojado y me duele ver como se aleja, mas no me arrepiento de mi decisión.

Lizzie esta confundida y al verla lo único que puedo hacer es abrazarla, ella me devuelve el abrazo y luego la ayudo a salir del ataúd.

Cuando Lizzie se coloca de pie, su mirada se encuentra con la de Addison y puedo ver el deseo que surge en ellas.

Addison se acerca a paso lento hasta colocarse frente a Lizzie.

—Lo lamento... —Addison la interrumpe.

—No vuelas a alejarte de mí.

Addison coloca su mano en la nuca de Lizzie para luego jalarla y empezar a besarla. Sus labios se buscan y no quieren separarse, sus ojos están cerrados, pero eso no evita que lloren. No es necesario que digan nada para demostrarse cuanto se extrañaban.

Al separarse se sonríen y aunque el momento es hermoso, no quiero permanecer aquí más tiempo.

—Salgamos de aquí —digo.

Asienten con sonrojos en sus rostros.

—Tenemos que llevar a Alex —añade Lizzie.

Addison se acerca al ataúd de Alex y me ayuda a bajarla para que yo pueda llevarla a casa.

Cuando entro a casa de mis abuelos ya no es mi abuela a la que todos cuidan, ahora es Andrew quien tiembla y mi abuela le trae una taza de té, pero cuando nota nuestra presencia se levanta y me arrebata a Alex de los brazos.

—¿Qué hiciste? —vocifera Erick, acercándose a mí.

—Lo lamento —contesto.

Recibo el segundo puñetazo de la noche.

Mi abuela ordena que nos tranquilicemos y me saca a la terraza para hablar.

—Explícame que sucedió, mijito.

—Maté a alguien, tita.

Le cuento todo lo que sucedió en la iglesia, y como siempre, en lugar de juzgarme, trata de hacerme sentir mejor.

—Tenían que elegir y tu lo hiciste, no le des muchas vueltas.

—Pero maté a alguien.

—Si, pero alguien debía morir y tu elegiste salvar a la persona que amas.

—Andrew me odia.

—Es lo más seguro, pero algún día lo entenderá.

Me acuesto con la cabeza en las piernas de mi tita y dejo que acaricie mi cabeza hasta sentirme listo para hablar con Andrew.

Dark MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora