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El pasado no conocido

En una provincia alejada de Madrid descansa una toresa, acariciando su gran vientre mientras leía un libro cerca a la ventana. Alba era catalana nacida en una pequeña familia, siempre aburrida y ayudando a su madre con sus hermanos, no era una estudiante sobresaliente pero tenía un amor por cuidar pequeños que cuando se casó con Cesar no espero mucho para pedir iniciar una familia.

Mientras Cesar provenía de Asturias una provincia pequeña, creció con una familia de abogados y doctores. Tenía una inclinación hacia la medicina por lo qué pasó 17 años de su vida estudiando sin darse un tiempo para pensar en amor, puede jurar que cuando conoció a alba no espero para pedirle un cita, ella era una florista en Madrid.

Sus familias alegaban que ambos al ser de lidia tendrían problemas con sus temperamentos he inclusive que no perdurarían pero contra todo pronóstico contrajeron nupcias, en una pequeña capilla. Ambos no tenían intención de quedarse en Madrid por lo que cuando la plaza de aceptación para cesar en un hospital llegó partieron a Jaén. Grandes cultivos de olivos los recibieron al llegar. Pudieron rentar una casa con un lindo jardín.
Meses después pudieron saber que Alba estaba en cinta, cesar era muy precavido al ser doctor le hacía chequeos al llegar del trabajo. Ambos no cabían en emoción al enterarse que eran dos pequeños, con el paso de los meses su vientre creció.

En el país comenzó un pequeño virus entre los híbridos de vaca, hemorragias nasales y hasta tifus dentro de éste.

Cesar intentaba ser cuidadoso al tener en casa a su esposa, tomaba un baño en el hospital y uno en casa al llegar. Pero aquel día olvidó su bata en la sala, Alba la tomó como si nada para llevarla a lavar, en dicha bata había sangre. Esa misma la hizo caer en cama.
Cesar no encontraba una explicación, puesto que siempre era precavido, habló con todos los colegas obstetras y ginecólogas que conocía, todas hablaban sobre internar a su esposa en el hospital de Madrid para realizar una cesárea era más fácil que dejar que el cuerpo de Alba empezara a descompensarse, debido a los sangrados.

Cuando llegaron a Madrid, interno a su esposa le dejarían dos semanas en observación antes de practicar la cesárea, mientras el se quedó en dicho hospital como doctor en turno. Hasta que una doctora fue por el hasta el hasta el otro pabellón del hospital, había entrado en labor de parto, a mitad de la segunda semana.

Casi doce horas de parto resultaron en dos pequeños terneritos. Ambos estaban en incubadoras, en tenerito más grande tenía dificultades para respirar un pediatra le habló sobre que el más grande,Marc, había contraído el virus.

A él también lo aislaron con dos días de haber llagado al mundo estaba separado de ambos padres. Cesar se mantenía preocupado por ambos dejando de lado al más pequeño, Aitor, quien era más fuerte y llorón. Quizá su descuido fue al punto en el que firmó las actas de adopción creyendo que era algún expediente clínico. Esa misma noche el ternero fue sustraído por los servicios de adopción infantil.

Y a la mañana siguiente cuando las neuronas de éste parecieron hacer click entró al pabellón de recién nacidos, en ninguna cuna estaba su hijo. Sin saber qué hacer inicio una demanda hacia los servicios de adopción, aunque claro su hijo se encontraba al otro lado del mundo.

Cesar no pudo seguir con la demanda al tener firmados los papeles no había forma de revocarlos , sin idea de cómo decirle a alba lo que había pasado. Ya que está se encontraba en coma inducido para su recuperación.

Cuando la toresa se recuperó por completo, se extrañó al solo tener a uno de sus pequeños ella recordaba el llanto de ambos bebés cuando nacieron. Mientras cesar estaba en la esquina de la habitación esquivando su mirada. No pudo seguir escuchando las preguntas de su esposa se acercó a ella y se puso de rodillas.