Pertenencia

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Jungkook toca la puerta esperando alguno de sus amores salga para poder verle, es jungguk quien abre la puerta.

— ¡PAPI!.—Extiende sus cortos brazos para ser cargado y así lo hace.

— Garrapata.— Jungkook deja besos por toda su cara mientras el menor ríe contento.

— ¿No habrá besos para mi?.— En la sala lo puede observar con su vientre aún más grande de lo que lo recordaba sus mejillas sonrojadas y con su bonita sonrisa.

— oh, cielo estás precioso pareces una uva.— Taehyung frunce el ceño pero ignora el comentario para acercarse a su esposo.

Jungkook baja a ggukie para acercarse y besar a taehyung. Acariciando el gran vientre.

— Papá ayer se veía una mano, ¿verdad que si papi?.

Se agacha para dejar un beso.

— Creo que alguno se estiró de más y su mano se notaba aqui.— Tomó su mano y la puso en su costado izquierdo.

— Oh, patearon.










Caída la tarde Jungkook preparaba la comida y aunque en un principio Taehyung le había dicho que él lo haría cedió cuando dijo: " Estuviste solo mucho tiempo déjame consentirlos". Mientras limpiaba chícharos.

— He pensado en que ggukie valla a el preescolar, siempre está jugando con sus primos o los niños del pueblo.

— ¿Luego de que nazcan los bebés?. — Le pregunta el toro mientras condimenta puré de papas.

— No quizá un poco antes, quiero que tenga tiempo para jugar y por la tarde consentirlo no quiero que se sienta desplazado.

— Suena bien pero mañana es la cita de control podemos hablarlo después de la consulta y con más calma.

— Está bien, ¿Como es suiza?.

Jungkook parece pensarlo cuando pone los chícharos a hervir.

— Tiene una bonita arquitectura, las calles también son bonitas pero no me gusto la comida, ni las bebidas y tampoco el hotel.

Taehyung rie un poco conociendo los hábitos que el toro tiene.

— Dices eso cuando viajas solo.

— No es cierto.
Exclama alzando los hombros.

— cuando fuimos a jeju te enamoraste de la isla he inclusive trajiste arena en una botella de vino.

— La arena fue un encargo de mi madre.

Suspira sabiendo que no podrá ganarle a su esposo.

— Tu madre se le pasa en Jeju cuando no quiere cuidar a nadie y eso es seis veces al año.

— Bueno no peleemos y vamos a comer uvita mía.

— Voy a tolerar que me llames uva porque te extrañe pero si el apodo sigue adiós tarjeta.

— Hey, no puedes quitármela.

— Si, si puedo señor toro.











Al día siguiente por la mañana se dirigieron al consultorio.

VAQUITAS|KOOKTAE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora