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𝓛𝓪 𝓬𝓵𝓪𝓼𝓮 𝓭𝓮 𝓿𝓾𝓮𝓵𝓸 𝓬𝓸𝓷 𝓢𝓵𝔂𝓽𝓮𝓻𝓲𝓷

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(Editado)

— ¡Andy, despierta! — Hermione me sacudió de nuevo, mientras intentaba abrir los ojos a duras penas. Mi cabeza seguía envuelta en una nube de sueño, pero las palabras de mi amiga lograron atravesar mi somnolencia.

— ¿Qué? ¿Qué pasó? — pregunté, levantándome de un brinco, alarmada, y mirando alrededor. Me di cuenta de que en la habitación solo quedábamos Hermione y yo.

— Son las ocho, entramos a clases a las nueve — me recordó Hermione, con un toque de urgencia en la voz. — Apúrate, no quiero llegar tarde.

Sonreí medio adormilada hacia mi amiga. Hermione siempre era la que se encargaba de asegurarse de que estuviéramos listas para todo. Era su especialidad. Caminé rápidamente hacia el baño, dejando que el agua caliente me despertara mientras me duchaba. Me lavé los dientes, me cambié en un abrir y cerrar de ojos, y salí al instante con el uniforme y la túnica puestos.

— ¡Vamos! — dije, lista para afrontar el día, aunque aún medio dormida.

Bajamos a la sala común, donde me encontré con un pequeño grupo de primer año amontonados frente al tablero de anuncios, discutiendo animadamente sobre lo que habían visto. Me acerqué a Harry y Ron, quienes estaban entre los que hablaban.

— ¿Qué pasa? — pregunté, curiosa.

— Tendremos las clases de vuelo el jueves — dijo Ron, mientras su cara mostraba una mezcla de emoción y algo de nervios.

— ¡Con Slytherin! — añadió Harry, en tono sombrío.

— Justo lo que siempre he deseado hacer el ridículo sobre una escoba delante de Malfoy.—Sonreí ante su tono y le di una palmada en el hombro.

— No sabes aún si vas a hacer el ridículo — dije razonablemente, mientras pensaba que Harry tenía más que suficiente habilidad para no caer en el ridículo tan fácilmente.

— De todos modos, apuesto a que Malfoy solo habla para presumir. Yo también lo he escuchado, y no parece que sea tan bueno.

— Apuesto cinco ranas de chocolate a que eres mejor que Malfoy en la escoba — dije, bromeando, mientras lo desafiaba. Mis hermanos gemelos, Fred y George, que acababan de aparecer detrás de nosotros, no perdieron el tiempo.

— ¡Es un trato! — dijeron al unísono, con una sonrisa astuta.

— ¡No tan rápido! — respondí, dándoles un apretón de manos con cada uno. — Deben darme cinco ranas de chocolate... cada uno. Ustedes son dos, no uno.Ellos se miraron entre sí, sorprendidos por mi astucia, pero aceptaron sin más.

𝖀𝖓𝖆 𝖘𝖔𝖑𝖆 𝖒𝖎𝖗𝖆𝖉𝖆 /𝐡𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐩𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫/  La Piedra FilosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora