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𝐸𝓁 𝓉𝓇𝑜𝓁𝓁

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(Editado)

Malfoy no podía creer lo que veía. Sus ojos se abrieron como platos cuando vio que nosotros, al día siguiente, seguíamos en Hogwarts, con el aspecto cansado pero inusualmente alegre de quienes han vivido una aventura extrema. La noche anterior nos había dejado exhaustos, pero de alguna forma también más unidos, más valientes.

Harry y Ron, por su parte, no podían dejar de hablar sobre lo que había sucedido. A pesar del miedo que sintieron al estar tan cerca de Fluffy, el perro de tres cabezas, pensaban que había sido una excelente aventura. Yo los miré enfadada y les recordé que no hace mucho estaban aterrados y casi sin saber qué hacer. ¡Pero claro! Ahora que ya estábamos a salvo, la emoción se apoderaba de ellos. Sin embargo, no pude evitar pensar en todo lo que había estado en juego. Si Fluffy nos hubiera pillado...

Mientras Ron y Harry seguían bromeando y fantaseando con más aventuras, Harry nos habló de algo que había estado rondando su cabeza toda la mañana: el paquete que había sido llevado de Gringotts a Hogwarts.

—Es algo muy valioso, o muy peligroso —dijo Ron, con la cara iluminada por la intriga.

—O las dos cosas —opinó Harry, visiblemente interesado en el misterioso objeto. Sin embargo, ninguno de nosotros sabía nada con certeza. La única pista era que el objeto medía apenas unos cinco centímetros de largo, lo cual dejaba muchas preguntas sin respuesta.

—¿Qué será? —dije en voz baja, mirando el paquete con una mezcla de ansiedad y curiosidad. ¿Qué tan importante podía ser?

El tema pronto quedó en segundo plano, ya que Neville y Hermione no mostraron el menor interés en lo que estaba debajo de Fluffy. Neville, de hecho, no quería volver a acercarse nunca más al animal. Y Hermione... bueno, Hermione parecía estar en su propio mundo. Se negó a hablar con Harry y Ron desde la noche anterior, aunque ellos parecían tomarse su actitud como una especie de premio, o una victoria. Después de todo, si había algo que les gustaba más que ganar una pelea, era que Hermione se quedara callada y no les diera clases de moral.

Por mi parte, me había levantado temprano para hablar con Hermione. Había intentado convencerla de que no valía la pena pelear por esa tontería, pero no logré que cambiara de opinión. En su lugar, se retiró a su mundo de libros y fórmulas, y me dejé llevar por mis propios pensamientos mientras el día avanzaba.

Una semana después, la oportunidad para vengarnos de Malfoy finalmente llegó, aunque no fue de la forma que esperábamos.

Era un día común en el Gran Comedor. Como siempre, las lechuzas volaban alrededor, llevando cartas y paquetes a los estudiantes. En un momento, la atención de todos los presentes se centró en un paquete largo y delgado que llegó, transportado por seis lechuzas blancas que lo dejaban caer cuidadosamente frente a Harry. Las lechuzas, como si tuvieran prisa, se alejaron rápidamente. Pero justo cuando pensábamos que ya se había acabado, otra lechuza se acercó y dejó caer una carta sobre el paquete.

𝖀𝖓𝖆 𝖘𝖔𝖑𝖆 𝖒𝖎𝖗𝖆𝖉𝖆 /𝐡𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐩𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫/  La Piedra FilosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora