4. "Inevitable"

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Naruto ignoró sus palabras después de su enorme carcajada, y él se estaba comenzando a desesperar. Un joven cristiano que pasara la noche fuera de su casa sin permiso de su padre, era muy mal visto. No sabía con exactitud cuánto faltaba para el amanecer, pero intuía que no era mucho tiempo.

Se negó a comer otro bocado, justificando con que ya estaba satisfecho. Entonces uno de los hombres más jóvenes se acercó con una jarra y se la ofreció. Él miró a Naruto y éste asintió una sola vez.

—Gracias...— dijo en voz baja, tomando la bebida. El chico, pelirrojo y de ojos celestes, le sonrió con amabilidad. Probó lo que parecía un vino, pero era más dulce y tenía un sabor afrutado exquisito —¡Está delicioso!— exclamó. El joven buscó el permiso del Alfa con los ojos y al ver que éste no dijo nada, se sentó al lado de Sasuke, en el suelo.

—Me alegra que te guste, lo hice con mis propias manos. Si quieres puedo enseñarte.

—Oh, me encantaría, pero no creo tener tiempo— contestó con formalidad.

—¿Cómo, no te quedas?— preguntó asombrado.

—Gaara...— llamó la mujer de cabello negro, en tono de advertencia. Él se giró a verla y luego a Naruto.

—Lo siento, Alfa, no es de mi incumbencia— dijo y se retiró.

—Sí lo es— dijo Naruto y levantó un poco la voz para que todos lo escucharan —Sasuke es mi Omega, aunque creo que le llevará un tiempo entenderlo. Confío en que lo hagan sentir bienvenido.

Todos hicieron silencio y luego asintieron en aprobación, incluso los lobos que estaban reposando en el suelo levantaron la cabeza. Sasuke se inclinó hacia él con la intención de hacerle una pregunta, pero al sentir su aroma tuvo que separarse un poco, con sus mejillas calientes. Naruto volteó a verlo y entonces se atrevió a hablar.

—¿Qué es un Omega?

—No estás listo para saberlo— respondió él, con el ceño ligeramente fruncido —Termina de beber, te acompañaré hasta la salida del bosque.

Aunque su duda no se aclaró, se sintió verdaderamente aliviado al saber que no lo tenían prisionero. Apresuró su bebida y luego le mencionó a Naruto que tenía que ir por su ropa. Él le indicó a una de las mujeres, la pelinegra, que lo acompañara.

Era una suerte que su cabello se hubiese secado casi por completo, gracias al calor de la fogata. Mientras se vestía, dándole la espalda a la mujer, sintió nuevamente la curiosidad picar en su lengua.

—¿Cuál es tu nombre?— preguntó amablemente.

—Hinata— respondió ella muy seria. Sasuke, sin poder contenerse, la encaró.

—No hablas mucho, creo que no te gustan los extraños, ¿eh?

—Oh, no, no pienses eso. Lo lamento,— se excusó rápidamente —no tengo muchos motivos por los cuales estar feliz, pero no tienen nada que ver contigo.

—Está bien, por un momento pensé que me odiabas o algo— soltó una risita nerviosa —No sé qué se trae Naruto, pero no soy de esos chicos— carraspeó incómodo. La pelinegra sonrió un poco.

—Creo que es más complejo de lo que piensas, pero no, no estoy celosa. Estoy emparejada y tengo un cachorro. Sirvo a Naruto porque es mi tarea como mujer Beta, al él no tener un Omega aún.

—No entiendo mucho de lo que dices,— justificó —pero suena laborioso.

—Es un honor para mí hacerlo— dijo con convicción.

Justo en ese preciso momento, un pequeño lobato entró corriendo y rodeó los pies de la pelinegra. Ella negó con la cabeza y lo tomó entre sus brazos. Una extraña compresión golpeó en la cabeza de Sasuke.

LOBO REY (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora