20. "Furia liberada"

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Sasuke caminó lentamente hasta la jaula. La voz de aquel lobo sonaba amenazadora y desesperada en sus sensibles oídos. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, pudo verlo; era casi del mismo tamaño que el Alfa, pero su pelaje iba desde el blanco más puro hasta un leve gris en las puntas, unos ojos oscuros lo miraban amenazadores y su hocico enorme mostraba dientes feroces.

¿Kiba?— preguntó en su mente. Sintió la duda proveniente del lobo y luego un atisbo de compresión.

Eres... un caminante ¿Qué haces aquí?— preguntó con premura.

Soy Sasuke, he estado buscándote en la ciudad desde hace un tiempo. Naruto quiere...

Espera— gruñó y olfateó el aire —¡¿Eres el Omega?!— Sasuke sonrió en su pensamiento —No lo puedo creer, al fin te encontró— su voz sonó dulce ésta vez —Pero no puedes estar aquí, menos tú.

He venido a liberarte.

No, escúchame Sasuke, vuelve al bosque y dile a Naruto que se lleve a la manada bien lejos— rogó.

No podemos irnos sin tí. Te sacaré de aquí— buscó la entrada de la jaula, pero se encontró con un enorme candado oxidado —¡Maldición! Buscaré la llave...

Es imposible, estoy condenado— espetó —Tienen que marcharse, ese Lord planea quemar el bosque para encontrar la guarida. Dile a Naruto que no espere por mí, que no me vuelva a buscar... que por favor, cuide de mi loba y de mi cría.

¡De ninguna manera!— gruñó —Eres parte de la manada, no podemos dejarte.

¡Es que no hay opción!— caminó de un lado a otro y luego se detuvo a olfatear el aire —¡Rápido, detrás de la jaula!

Sasuke reaccionó de inmediato y corrió a esconderse tras las telas, asomándose por un pliegue de éstas para poder observar. Lord Danzo entró con paso firme y se paró justo al frente de la jaula, recibiendo los gruñidos del Beta.

—Pronto, bestia, pronto todos esos demonios serán destruidos— arrojó unos colmillos de lobo dentro de los barrotes y Sasuke percibió la angustia de Kiba. Incluso donde estaba, podía oler a Gaara en ellos —Te domaré y domaré ese bosque infernal. Yo, Danzo, cumpliré el mandato del señor y les daré el castigo que merecen por sus actos paganos— exclamó con una siniestra sonrisa. El pelinegro, angustiado, vió como el Lord miraba hacia donde estaba y luego abría sus ojos con temor —¡Un lobo!— gritó.

¡Vete, Omega! ¡Corre!— gritó Kiba. En el momento en el que Danzo sacaba el arcabuz de su cinturón, Sasuke salió de su escondite y corrió hasta la ventana más cercana —¡Llévenselos a todos! ¡Protejan a la manada!— gritó el Beta, al mismo tiempo que la pólvora del disparo estalló de forma ensordecedora e iluminó la habitación.

Las diminutas esferas de plomo salieron disparas, destrozando la madera del alféizar, solo un segundo después de que Sasuke ya hubiese saltado a un tejado un piso más abajo. Corrió desesperado sobre las tejas del castillo y luego cayó al suelo, revolcándose en la grava. Se sacudió y se escondió en una oscura esquina, cuando un grupo de soldados atravesó el patio, dando la voz de alarma. Se escabulló sin que lo vieran y llegó a su casa, para despertar en su cuerpo y cubrir su rostro cuando la adrenalina amenazó con hacerlo llorar.

Hacía más de dos semanas que Naruto no tenía noticias de Sasuke. Estaba desesperado, no lograba pensar con claridad y la sospecha de que pudieron haberlo atrapado, le helaba los huesos.

Sentado en una roca de la cascada donde solía bañarse, enredaba los dedos en su cabello y tiraba, intentando mantener su furia bajo control. No estaba funcionando. Alfa y Omega nacían para estar juntos, él había logrado soportar el hecho de que Sasuke se alejara, pero iba muy en contra de sus instintos de posesión. Le gustaba mantener las cosas bajo su absoluto control y desde que él llegó, su mundo se volteó patas arriba. Había aceptado que buscara al Beta, y aunque su amigo lo hacía sufrir con su desaparición, poner en peligro a su Omega lo estaba destrozando.

LOBO REY (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora