No durmió nada esa noche. Los aullidos de Naruto se detuvieron casi al alba y se escuchaban más tristes y melancólicos que de costumbre. Ya bien entrada la madrugada, parecía más un lamento que un llamado.
Cuando su padre se despertó, Sasuke aún permanecía sentado en la cama. Sus ojos estaban hinchados y un dolor en su pecho se había hecho permanente.
—Iré a hacer un recorrido al bosque. Cuando los lobos están inquietos es más fácil cazarlos— dijo su padre mientras llenaba su aljaba con los utensilios acostumbrados.
Sasuke no lo miró, ni contestó. Aunque temía por Naruto y los demás, ¿qué podía hacer él al respecto? Se resignó a su suerte y comenzó a cambiarse después de que su padre se fué.
Pidió paso en la reja del castillo y los guardias, ya avisados de su llegada, le indicaron el camino hasta la cocina. Rodeó un torreón hasta la parte posterior y llegó a un pequeño patio lleno de carretas y algunas gallinas sueltas. Entró por una puerta de madera que estaba abierta y bajando una escalera, llegó al lugar. De inmediato lo recibió una anciana con cara de pocos amigos, lo miró de arriba a abajo con una ceja levantada y luego negó.
—Que cara tan demacrada, niño, y estás tan flaco... No sé si sirvas para éste trabajo— criticó. Sasuke no dijo nada, si lo hechaban de ahí, mejor.
Pero contrario a sus esperanzas, la señora le ordenó que la siguiera hasta un cuartucho cercano. Allí le dió un cambio de ropa que consistía en un pantalón negro y una camisa café. Se cambió y se presentó nuevamente delante de la anciana.
¿Tiempo para "fantasear"? No tenía ni para respirar. Primero le ordenó cargar sacos de alimentos desde el patio hasta el almacén, junto a otro muchacho, luego pelar verduras y lavar vegetales. Por la cantidad, cualquiera hubiese pensado que cocinarían para un batallón completo. Desplumó al menos seis pollos y limpió de hojas secas los jardines. En la tarde la vieja le dió una cubeta y un trapeador, indicándole a qué parte del castillo ir y comenzar a limpiar.
No sabía de qué manera se ensuciaba tanto aquel lugar, lo cierto era que las huellas de botas con barro atravesaban el larguísimo pasillo de lado a lado.
Después de suspirar, comenzó su tarea. Limpia y limpia, incluyendo los cristales de las ventanas y los adornos y cuadros en las paredes. Lo peor de todo era que tenía que bajar y subir varios pisos para cambiar el agua sucia del balde de madera. Ya al final del corredor, sus brazos estaban tan cansado, que al poner el cubo en el suelo lo volteó, haciendo que el agua corriera debajo de una puerta. Resopló, frustrado por su mala suerte y entró en la habitación para secar el piso con un trapo.Por un momento se detuvo y miró alrededor, aquel lugar estaba oscuro, todas las ventanas cerradas con cortinas pesadas aunque aún había luz de Sol. Entonces le pareció escuchar un ruido al final de la habitación. Algo lo inquietó más que darle temor, pero una mano en su hombro lo hizo brincar y girarse asustado.
—¡¿Qué haces aquí, muchacho?! Lord Danzo tiene prohibido entrar a éste cuarto— Chiyo tiró de su brazo para sacarlo del lugar —Dale gracias a Dios que te encontré yo y no él. Vete ya a casa, terminaste por hoy. Espero que ésto no se repita.
—Gracias, señora— dijo por mera formalidad y tomando sus instrumentos de limpieza, bajó hasta la cocina, cambió su ropa y se fué.
Se bañó con agua caliente esa noche para poder quitarse la mugre y el sudor del trabajo. Sus brazos dolían, sus piernas también. Aún así, tuvo que preparar la cena, alegrándose de poder terminarla antes de que llegara su padre, al que se le había hecho realmente tarde.
Rezaba porque no hubiesen atrapado a ningún lobo y menos a uno de los caminantes. Y así mismo fué, el viejo llegó con mala cara y después de quitarse las botas, engulló la comida que había preparado.
—¿Encontraron alguno?— preguntó con disimulo, tragándose su orgullo.
—Ni medio lobo— gruñó —Anoche se escuchaban tan cerca...
—Deben ser más inteligentes que los cazadores que te acompañan— murmuró, removiendo el caldo con la cuchara.
—¿Te estás burlando?
—No, papá, sería incapaz— se hizo el ofendido y luego su rostro fué cubierto por una expresión fría.
La tortura de esa noche fué peor que la anterior, los aullidos empezaron después del toque de queda. Se escuchaba uno solo, pero rato más tarde se unieron muchos. Toda la manada estaba llamándolo y a él le dolía en el alma no poder corresponder y correr a su encuentro.
Ya bien tarde, unos golpes fuertes en la puerta lo sobresaltaron y vió a su padre bajar del altillo y abrir.
—¿Qué ocurre a ésta hora?— gruñó a un hombre barbudo y con un jubón de cuero bastante burdo.
—Uchiha, Lord Danzo a mandado una redada al bosque, varios lobos fueron divisados cerca de las granjas. Quiere que todos los cazadores vayan de inmediato.
A Sasuke se le encogió el estómago y apretó los dientes de la rabia. Desde la cama vió a su padre cambiarse rápidamente y salir, no sin antes dejarlo encerrado con llave.
Él caminaba de un lado a otro, metiendo sus manos bajo los brazos para detener los temblores ¿Y si lo atrapaban? O peor ¿Y si lo mataban?
Todo por su causa, Naruto se estaba arriesgando a acercarse a la ciudad para llamarlo y eso había causado un revuelo entre los ciudadanos.
Solo bastó un momento más para decidirse. Se calzó sus botas, se colocó la capa y salió por la ventana, desobedeciendo las órdenes de su padre. No fué sencillo dejar la ciudad, pues habían varios hombres en la entrada, incluyendo soldados. Aprovechó una carreta de heno que atravesó la reja; escondiéndose dentro de la paja, logró pasar a los centinelas.
No siguió por el camino principal, en lugar de eso giró a la derecha y rodeó varias granjas, viendo con el corazón en la boca las antorchas de los cazadores a lo lejos.
Entró al bosque por una parte bien escarpada, obteniendo varias heridas en su manos. Pero no le importó, una vez en el interior, echó a correr en busca de los caminantes. No tardó mucho en ver pasar un lobo café a lo lejos, más pequeño. Siguió en la dirección por la que se había adentrado el animal y al llegar a un pequeño risco, logró ver a Naruto en su forma humana. Estaba escondido detrás de unos arbustos y Sasuke tragó en seco al percibir el brillo metálico de un cuchillo en su mano. Detrás de él habían varios lobos, algunos caminantes y otros no.
Las antorchas de los cazadores y los ruidos de sus pasos comenzaron a acercarse cada vez más. Él, aún en la oscuridad, podía notar la tensión en el cuerpo del Alfa. Entonces escuchó la voz de su padre, guiando a varios hombres. La bilis subió a su garganta con un sabor amargo.
Tenía que detener a Naruto de atacar, estaba seguro de que si no lo hacía, alguno de los dos resultaría muerto. Bajó par de metros de risco y se acercó al Alfa, éste giró de repente con el cuchillo en mano, justo cuando un cazador salía a la luz y alumbraba el arbusto.
Sasuke, en un reflejo, se lanzó al cuerpo de Naruto y lo tumbó al suelo, quedando él acostado encima a horcajadas. Cuando el rubio fué a decir algo, cubrió su boca y negó, para después observar con pavor y entre las ramas, a los hombres pasar de largo junto a su padre. Solo cuando los sintió alejarse, volteó a ver al Alfa, que tenía sus ojos rojos clavados en él. Retiró la mano de su boca con lentitud y sintió la suya rodear su nuca y atraerlo para besarlo.
Sasuke se dejó, aún con la adrenalina golpeando sus oídos como un tambor.
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LOBO REY (Terminada)
FanfictionAdaptación al NaruSasu de mi historia Wolf Spirit. En el bosque de Wyshwood habitan criaturas fantásticas y aterradoras, que Sasuke, un joven escocés y emigrante en Inglaterra, conocerá y amará. Encontrará la libertad en ese mágico lugar, pero no le...