—No puedo seguir haciendo ésto— protestó Sasuke, al encontrase nuevamente con el lobo gris justo debajo del roble.
Era la cuarta noche que se escapa de su casa y agradecía a Dios por no haber sido descubierto, aunque creía que el señor lo castigaría por ser tan desobediente. Pero no podía evitarlo, cada vez que escuchaba los aullidos de Naruto, algo en lo profundo de sus ser le decía que debía responder a su llamado, como si tirara de él con una cuerda.
Como llevaba varios días sin dormir en la noche, su rostro lucía pálido y cansado. Las visitas a la manada de los caminantes lo estaban dejando agotado. Apenas podía realizar sus quehaceres durante el día y dormía de a ratos, incluso se quemaba mientras cocinaba por dar cabezazos. No podía continuar con esa situación por más tiempo sin caer enfermo.
Por otro lado, los caminantes se habían mostrado increíblemente amables con él. Había notado que el lazo que mantenían entre ellos, era como el de una gigantesca familia, incluso con los lobos que no eran personas, los cuales no eran tratados como mascotas sinó como parte importante de la jauría.
Disfrutaba de las comidas en compañía de otros que no fuese su padre solamente, de risas y bromas cuando ya se sintieron en más confianza delante de él. Conoció a otros caminantes; una mujer llamada Tenten, que en la primera vez que lo vió no se presentó porque estaba en su forma de lobo. Lee, que era el animal marrón que le había gruñido cuando volvió para liberar a Naruto de la trampa, ahora se mostraba divertido y servicial.
La cría de Hinata se llamaba Himawari, tenía unos ojos grises intensos que no cambiaban de color a pesar de su transformación en un niña de cabello tan oscuro como su madre. Su pelaje era gris y blanco, igual que el de su padre, según la pelinegra. Pero aunque le preguntó varias veces por él, Hinata cambiaba de tema o callaba. Sasuke pensó que talvez no era de su incumbencia, así que dejó de hacerlo.
El lobo, que estaba sentado frente a él, no se inmutó ante su queja, simplemente se giró y comenzó a caminar en dirección a la guarida. Sasuke, agotado, iba muy despacio para su gusto. Era una caminata de una hora hasta las cuevas y no en terreno plano. Aunque no fuera un muchacho perezoso y débil, el tramo que recorría a diario le estaba afectando.
A los quince minutos de andar, tuvo que detenerse y sentarse en un tronco caído. Naruto de inmediato volteó y se acercó a él. Tenía el rostro sudado a pesar del clima frío y respiraba agitado.
—Solo un momento— pidió. Notó al lobo impaciente, daba vueltas sobre sí mismo y se relamía el hocico. Negó con la cabeza, un poco enojado —¿Estás molesto?— bufó —Soy humano, ¿recuerdas? Llevo cinco noches sin dormir y trabajo durante el día. No te quejes si descanso.
Escuchó un chillido en lo profundo de la garganta del lobo y luego éste se acercó y pegó la naríz humeda y fría en su mejilla. No sabía la razón, pero no pudo evitar sonrojarse. Naruto se había mostrado muy amable. Mandón, sí, pero atento y dulce de una forma extraña. Aun así, aunque Sasuke ya intuía que deseaba de él algo más que una amistad, nunca lo tocó, siquiera algo más que sostener su mano para guiarlo hacia algún lugar.
Era incorrecto pensar de forma romántica entre hombres, eso estaba más que claro en su vida. La religión, su crianza, las creencias de su padre, pero ¿cómo cambiar lo que ya era? Más delgado, más delicado de alguna manera que los otros chicos de su edad, nunca interesado en los paseos de sus antiguos amigos para ir a espiar a las mujeres en el río de su pueblo natal. Sasuke, con dieciséis años, ya sabía hacia donde se inclinaban sus gustos románticos, conocer a Naruto solo se lo cercioró.
—¿Eso fué un beso en el "idioma lobo"?— preguntó con una sonrisa. Lo vió mover la cola una vez y se sobresaltó cuando lamió su mejilla —Bien... eh... basta de besos— se puso de pie rápidamente y reanudó su caminar. El lobo lo rodeó y comenzó a meter la cabeza entre sus piernas, por la parte posterior —¡¿Qué haces?!— preguntó asustado. Naruto seguía intentando colarse en medio, pero él avanzaba a tropezones hacia delante. Entonces entendió, el lobo pretendía que lo montase. Aunque su cabeza peluda le llegaba al pecho, Sasuke creyó que sería demasiado pesado para él, así que se volteó y negó —No voy a montarte, puedo caminar. De verdad— intentó tranquilizarlo, pero el Alfa insistía en meter la cabeza entre sus piernas —Basta... espera un momento... ¡Naruto...! ¡¡PARA!!— gritó incordiado, llamando su atención —Voy a montar, ¿sí? Deja de hacer eso— espetó con molestia.
El lobo se agachó un poco y él, pasando un pie por encima, se sentó en el lomo. Cuando se incorporó, retuvo el aire y se abrazó al peludo cuello.
Su marcha era constante y rápida, sin llegar a correr. Sasuke afianzaba su agarre cuando Naruto subía alguna roca o saltaba sobre un árbol caído.Hicieron el recorrido en la mitad del tiempo y solo dejó que se bajara cuando atravesaron la caverna detras de la cascada. Ninguno de los caminantes se asombró al verlo sobre el Alfa, al contrario, notó sonrisas de complicidad que se esforzó por ignorar.
Después de bajar, se acercaron a ellos Gaara y Tenten, en su forma humana. El primero le tendió una tela doblada.
—Quería dártelo hace rato, pero no había terminado los bordados— dijo.
Sasuke tomó la prenda para percatarse que era una túnica, muy parecida a la que el pelirrojo usaba, pero de un azul más intenso. Los puños estaban bordados con hilo blanco y tenían figuras de lobos corriendo o aullando.
—¡Es... preciosa!— exclamó y rozó las figuras con los dedos —Muchísimas gracias.
Gaara sonrió y junto a Tenten, tiró de su mano en dirección a la cueva de Naruto.
Sasuke conocía su rutina, tenía que quitarse el olor de la ciudad. Se había acostumbrado a eso y lo hacía con gusto. Los caminantes se sentían incómodos y después de todas las atenciones que le prodigaban, era lo menos que podía hacer.
Se bañó y lavó su cabello, después se colocó la túnica y al salir de la pequeña cueva de las luces, Naruto ya estaba en su forma humana. Notó la manera en la que apretó los puños al verlo y luego carraspeó, un poco intranquilo.
—¿No te gusta? Tal vez sea demasiado azúl para mí...— dijo en un murmullo.
—No, está perfecto... es... lo suficientemente azúl— balbuceó.
Sasuke le sonrió en agradecimiento y tomó su mano cuando se la ofreció.
La comida de esa noche fué más animada, incluso Hinata estaba riendo junto con los demás. Naruto volvió a alimentarlo, se había hecho una costumbre que ya no le molestaba. Ya ni se esforzaba en tomar un plato aparte, porque en el de él servían suficiente comida para los dos.
Cuando la Luna estuvo en lo más alto, Lee sacó un tambor de cuero y otro caminante, uno de cabello muy largo que permanecía callado casi siempre, comenzó a tocar notas rápidas en un instrumento parecido a un laúd.
Varios se pusieron de pie y comenzaron a bailar en un círculo, junto a la hoguera. Movían sus manos de un lado a otro y luego saltaban, daban una vuelta seguida por una serie de pasos ágiles y aullaban con sus manos junto a los labios. Sasuke no pudo evitar mecerse con el ritmo pegadizo hasta que Gaara tiró de él hacia el grupo. Miró a Naruto para que lo ayudara, pero éste se limitó a sonreír.
Trató torpemente de imitar sus pasos hasta que después de un rato, los hacía con fluidez. El baile se hizo más rápido cuando Hinata comenzó a tocar una flauta de madera. Con el sonido acelerado comenzaron a girar y girar, todos eufóricos y risueños; pero Sasuke no dejaría pasar la oportunidad de ver a Naruto bailar. Así que ésta vez, fué él el que tiró de la mano del Alfa, que para su sorpresa, no se opuso.
Naruto era un maravilloso bailarín, tomaba sus manos y lo guiaba en la danza, justo en medio de todos los demás, que aplaudían y silbaban en aceptación.
Rodeó su cintura y comenzó a dar vueltas con más velocidad, Sasuke rió a carcajadas, un poco mareado. Luego el Alfa lo sujetó y levantó en el aire con facilidad, dió un giro y lo volvió a bajar. Inevitablemente sus cuerpos se rozaron y sus ojos quedaron enganchados en una mirada intensa. Vió los iris azules cambiar a rojo solo un instante, pero Naruto sacudió la cabeza y volvió a sonreír.
—Ven... quiero llevarte a un lugar antes de que te vayas— dijo en su oído y lo sacó fuera de la danza.
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LOBO REY (Terminada)
Fiksi PenggemarAdaptación al NaruSasu de mi historia Wolf Spirit. En el bosque de Wyshwood habitan criaturas fantásticas y aterradoras, que Sasuke, un joven escocés y emigrante en Inglaterra, conocerá y amará. Encontrará la libertad en ese mágico lugar, pero no le...