Sin más me eché a reír.
-Henry, esa es una locura. - Le comenté con dificultad gracias a la perdida de aire que me provoco la risa.
- ¡Es verdad, mira! - Grito a la vez que me entregaba el libro.
Mis ojos se abrieron de par en par al mirar la imagen que ilustraba a "Peter Pan".
El hombre del libro era el mismo al que vi en mis sueños, el mismo al cual dibujé.
De pronto sentí que mi cabeza comenzó a dar vueltas.
Fruncí el ceño al sentir un ardor infernal en mi pecho.
Con las manos temblorosas jale un poco la parte alta de mi vestido solo para darme cuenta de que el collar que me había mandado Peter Pan estaba muy caliente a la vez que levemente palpitante.
El dolor me hizo tener el reflejo de querer arrancar la cadena de mi cuello.
Henry me miraba asustado.
Fue ahí cuando apareció la cosa y me grito agresivamente que no me atreviera a arrancarlo de mi cuello.
Esto último me asusto, lo que provocó que diera un paso hacia atrás, por lo que choque con un par de cajas de antigüedades, las cuales cayeron.
- ¿Caroline? - Pregunto Henry mientras tomaba torpemente mi mano. - ¿Estas bien? ¡Caroline!
Eso fue lo último que escuche antes de perder la conciencia.
Poco a poco comencé a recuperar la conciencia.
Las voces de las personas que me rodeaban se escuchaban lejanas y distorsionadas, tanto que apenas podía distinguir quienes eran, lógicamente tampoco entendía lo que decían.
Poco a poco pude escuchar con más claridad las cosas de las que ellos hablaban.
-Te dije claramente que dejaras de meterle cosas en la cabeza a Henry. - Exclamo la voz de Regina con rabia. - Si ella tiene otro encuentro así podemos perder el control.
- ¿Y no te parece cruel mantenerla así? - Respondió Emma con el mismo tono. - Tiene derecho de ser...
- ¡TU NO ERES QUIEN PARA DECIDIR ESO, NO TIENES NI IDEA DE LO QUE ESTAS HABLANDO! - Grito el Señor Gold interrumpiéndola.
Me asusto mucho escucharlo así, el jamás había gritado enojado, al menos no frente a mí.
-Reza con todo tu corazón con la esperanza de que no lo hallan echado a perder todo, Emma.- Hablo la voz de mi padre, la cual era ronca y mucho más gruesa de lo que jamás la había escuchado. - O te juro que los matare a ambos.
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PETER PAN Y LA DAMA PERDIDA. *EN EDICIÓN*
FantasiLa segunda estrella a la derecha, si... eso fue lo que nos dijeron a todos. En Neverland nadie escapa sin su permiso. El siempre busca más niños, las niñas nunca llamaron su atención para atraerlas a la isla, cree que ellas no saben divertirse tant...