La segunda estrella a la derecha, si... eso fue lo que nos dijeron a todos.
En Neverland nadie escapa sin su permiso.
El siempre busca más niños, las niñas nunca llamaron su atención para atraerlas a la isla, cree que ellas no saben divertirse tant...
- ¿Y cómo piensas hacer eso? -Pregunto con irritación y un toque de diversión.
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-Te tengo una pregunta, Pan. – El abrió los ojos como platos, yo jamás le había dicho Pan. - ¿Cuántas veces trataste bien a tus niños?, espero que muchas, las suficientes como para que te prefieran por encima de mí.
Pan abrió los ojos como platos.
-No intentes jugar conmigo, niña. - Amenazo Pan.
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-Tu una vez me dijiste que yo era Fuego, ¿No? - Dije mientras me acercaba a él. - ¿Acaso no sabes que cuando juegas con Fuego... te quemas?
- ¿Dónde quedo la niña sentimental?
-Soy muy sentimental y muy mierda a la vez, Pan. No puedes venirle con cuentos, a quien sabe de historias; no puedes destrozar a quien ya está hecho pedazos; pero ten cuidado, quien ha sido destruido, sabe cómo destruir.
-Has lo que quieras, de cualquier forma, saldré victorioso, Peter Pan nunca...
-Falla. - Respondí interrumpiéndolo. - Ya veremos.
Nos miramos por un par de segundos... que sentí como horas.
-Tinkerbell. - Grite mirando en dirección a la maleza.
Poco a poco ella salió de su escondite... mirándome con desconfianza.
- ¿Acaso no piensas saludarme? - Pregunte mientras abría mis brazos en espera de un abrazo.
Tinkerbell corrió hacia mí y me abrazo con fuerza.
La extrañe tanto, y parece que ella también me extraño.
Abrí un poco los ojos y pude ver como otro chico salía de entre la maleza.
Leí su mente y su interior.
Ese chico siempre estaría del lado de Pan.
Un poco de cariño más y estaría segura de que el rubio esta enamorado de Pan, cosa que es bastante probable.
