Capítulo 6

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   Había pasado casi dos semanas, dos interminables semanas que dolían como si estuviera en el infierno. Eran una tortura insoportable, pero por consejo de su familia y amigos, dejó a Sakura pensar sobre todo lo que había pasado. No fue fácil tomar esa decisión. Quería estar con ella en estos momentos y que eso nunca cambiara, solo que, bueno, Sasuke la cagó no una, sino en varias ocasiones hasta llegar al punto de lograr lo que siempre pregonaba: Deshacerse de Sakura, aunque, en este caso sucedió a la inversa; Sakura se deshizo de él. Dejando a su paso un dolor profundo y lacerante.

Sasuke siguió realizando su entrenamiento en el Dojo de su Clan, era lo único que le hacía sentir un poco mejor. Entrenaba hasta el agotamiento, hasta cansarse y quedar inconsciente, pero esta vez no.

Hoy se levantaría y alistaría para ir a buscarla. No tenía opción más que hablar nuevamente con Sakura; perderla equivaldría a morir en una terrible y lenta angustia.

Itachi le recomendó llevarle un ramo de flores, pero ese tipo de cosas no iban con él. Lo encontraba tan absurdo y tan sin sentido que estuvo a punto de declinar la idea, pero la situación ameritaba cualquier cosa para tener su perdón.

Así que, ¿cuál era el mejor lugar para comprar flores? La florería de los Yamanaka. Ese lugar en sí, supondría una prueba más. El negocio perteneciente a la familia de Ino, la mejor amiga de Sakura.

Entró con sigilo a la florería. El solo olor lleno de diferentes aromas difundido por las flores, le hicieron recordar que odiaba los dulces. Todas aquellas flores le molestaban, pero entró aquel lugar con la idea clara de lo que necesitaba. Así que se acercó al mostrador, y de inmediato se percató que Ino no estaba atendiendo. Eso simplemente lo catalogó como una señal de buena suerte. No quería enfrentarse a la mirada hostil de Ino.

—Muchas gracias, Señora Yamanaka —dijo, al tomar el enorme ramo de narcisos.

—Fue un placer, Sasuke; y no lo olvides, saluda a tu padre de mi parte.

—Ya llegué, mamá.

El Uchiha inclinó su cabeza, cuando escuchó la voz chillona de Ino. La hija de los Yamanaka anunció su llegada.

—¡Vaya! El gran Sasuke Uchiha está comprando flores —dijo sonriendo de mala gana—; y mira nada más —observó—, el ramo, no corrección, el enorme ramo de narcisos que traes consigo. ¡Sorprendente! Hasta diría que estás enamorado, pero creo que ya es muy tarde. —Creando un mohín de decepción en su rostro.

—Yamanaka —gruñó, tratando de ocultar su enojo—, ¿por qué ya es muy tarde? ¿Qué quieres decir con eso?

—Sakura, ella está decidida a olvidarte y además... —Dejó de hablar con toda intención. —No, mejor olvídalo, no creo que te importe en lo más mínimo.

—¿Además, qué?

—Hay alguien que la está ayudando, y no soy precisamente yo, ya sabes, Sakura ha tenido y tiene muchos pretendientes; y ahora que tú no figuras en las prioridades de Sakura, pues representa una oportunidad que muchos tratarán de tomar.

Y ahí estaba, lo soltó sin remordimiento ni culpa, porque Ino lo disfrutó, y de qué manera...Sasuke palideció e Ino pudo jurar que el corazón del Uchiha se detuvo. Ese momento fue tan gratificante, pero solo duró eso, un ínfimo instante, porque Sasuke salió corriendo directo a buscar a Sakura.

°*°*°*°

Sakura se levantó y comenzó a guardar parte del trabajo que se llevaría a casa. Los días se complicaban, así como el dolor también. Lo único que le ayudaba era estar ocupada y tratar de sobrevivir. La tristeza prevalecía en ella. Cuántos errores se había permitido y otra vez, las ganas de llorar aumentaron.

Un momento inadecuadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora