07.

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YELENA POV

—No puedo dejarte aquí.

—Puedes y lo harás. — Agarro la mano de Jenna. —Tienes que volver con tu hermano. Estaré bien aquí.

Estamos paradas afuera de una cafetería destartalada que ha visto mejores días. Estoy feliz de que Jenna me haya podido llevar tan lejos para empezar porque tenía que salir de allí. Los policías vinieron y tomaron un informe, pero eso fue todo. No había mucho más que pudieran hacer ya que no había señales de entrada forzada. Quienquiera que entrara lo hizo con una llave y eso fue lo más espeluznante de todo.

—Mierda. Mierda. Mierda. Mierda. —Está atrapada entre la espada y la pared.

Sigo intentando mantenerme firme porque sé que si me quiebro ahora no hay forma de que se vaya cuando realmente no tiene muchas opciones. Tiene que volver con su hermano pequeño porque ella es todo lo que tiene. Todo lo que Jenna hace es por ese niño. Él ha sido todo su mundo desde que su madre se levantó y se fue en medio de la noche. No es que haya cambiado mucho para ellos, ya que Jenna ya se ocupaba de todo y lo criaba. Sólo que ahora se asegura de que pone puntos en cada I y cruza cada T porque no quiere darle al estado una razón para destrozarlos.

—Voy a comer huevos grasientos y papas fritas y luego beberé café rancio hasta que llegue mi abuela— Miro mi teléfono. —Está a veinte minutos de distancia. Estaré bien.

—Está bien. Pero mándame un mensaje en cuanto llegue o me vuelvo en treinta minutos.

—Trato hecho— estoy de acuerdo.

—No puedo dejarte aquí.

—Y la mantienes a salvo— Señala a Fanny, que está pegado a mí desde que todo se vino abajo. En un momento dado ni siquiera dejó que los policías se acercaran a mí. Supongo que debajo de toda esa pelusa hay un protector feroz. Abrazo a Jenna antes de sacar mis maletas de la parte de atrás de su coche. —Hasta más tarde— me despedí con una sonrisa forzada mientras la veía salir del estacionamiento.

—Sin perros— un hombre mayor detrás del mostrador gruñe cuando entro en el restaurante. Hay un cigarrillo colgando de su boca y casi podría reírme de la ironía. En lugar de eso, suspiré y salí de nuevo.

—Nada de huevos grasientos para nosotros— le digo a Fanny mientras me dejo caer por la acera.

Fanny se pone de mi lado, alerta como siempre y escudriña el aparcamiento. Mi estómago gruñe, pero afortunadamente no pasa mucho tiempo antes de que vea a la abuela llegar con un coche de lujo. Le envío a Jenna un mensaje rápido para que no se preocupe. Me levanto cuando se detiene y el coche apenas está en el aparcamiento antes de que se precipite hacia mí. — ¡Dulzura! ¿Estás bien?— Me revisa, poniendo sus manos en todas partes.

—Estoy bien. No estaba allí cuando entraron.

Cierra los ojos y suspira con alivio. —Vamos, salgamos de aquí. Estoy segura de que estás cansada. — Asiento de acuerdo porque ya es casi la una de la mañana. — ¿Qué demonios es eso?

— Fanny.

—Me gusta— le abre la puerta. —Vamos, Fanny. — Ella sigue su orden y se mete.

—Nunca hace lo que le digo que haga— me quejo.

—Todo está en el tono, cariño. — toma mis bolsas y las pone al lado de Fanny. — ¿Quieres hablar de ello?— pregunta cuando llegamos a la autopista. — ¿O quieres intentar dormir?

—No hay nada realmente de qué hablar. Alguien saqueó mi casa. No creo que se hayan llevado nada, así que, ¿qué sentido tiene hacerlo?

—Hay muchos locos en el mundo. Tú misma te volverás loca si intentas entender por qué la gente hace algo.
—Asiento de acuerdo. —La policía dijo que quien entró debe tener una llave o no cerré la puerta.

—Eso no suena a ti.

—No, nunca me olvido de cerrar la puerta. Mi abuela me mataría si lo hiciera— me burlo. Antes de ir a la universidad, me dio un resumen de la seguridad. Incluso tomamos algunas de esas clases de autodefensa. —Es espeluznante que alguien haya entrado en mi casa tan fácilmente. No sé si podré volver a dormir allí.

—No tienes que hacerlo— Me acaricia la pierna, dándole un apretón. —Creo que es hora de que te mudes aquí conmigo. A menos que tengas a alguien a quien aferrarte allá atrás.

— ¿Pescando en mi vida amorosa?— Nunca se pierde un momento para eso.

—Seré una abuela estupenda.

—Ya eres una abuela estupenda— le recuerdo, pero la verdad es que siempre ha sido como una madre para mí, así que entiendo lo que quiere decir. —Y he estado pensando en mudarme aquí, pero no quería estropear tu estilo.

—Dulzura, nunca podrías estropear mi estilo. He querido que te mudes aquí desde que te graduaste, pero no dije nada porque es tu vida. Quiero que la vivas como quieras, pero la verdad es que siempre te quiero cerca por mis propias razones egoístas.

—Lo miraré. — Las palabras me llenan de alivio.

—Bien. Por ahora puedes quedarte en la casa de al lado ya que Kate está fuera de la ciudad otra vez. Voy a ver si puedo poner en forma a esos contratistas para que hagan el cuarto de invitados.

No tengo ni idea de cómo es Kate, pero se me han ocurrido muchas fantasías. Mi favorita hasta ahora es ella deslizándose en la cama conmigo en medio de la noche y luego haciéndome el amor hasta que salga el sol. Lo cual es una locura porque ¿quién quiere a una mujer que no conoce metiéndose en su cama en medio de la noche? Supongo que por eso las llaman fantasías.

— ¿Realmente no le importa?

—No. Alguien debería darle un uso a este elegante lugar. Tal vez ahora consiga finalmente presentarlas a las dos.

—Aquí vamos— Sonrío, sabiendo que algunas cosas nunca cambian. Y eso no siempre es algo malo.

THE NEIGHBOR ; katelena g!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora