14.

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YELENA POV

Kate está de pie frente a mí con una mirada de pánico en su cara. —Siento haberlos arruinado— resoplo, tratando de controlarme. Ella es una abogada de alto poder y yo soy un desastre llorón. —Yo... Yo... Yo...— Intento explicarme, pero las palabras no salen y ahora Fanny está lloriqueando a mi lado, uniéndose a la fiesta de las lágrimas.

—Erin. Está bien. — Kate se precipita al sofá y me pone en su regazo, lo que sólo me hace llorar más. Sus manos me frotan la espalda mientras hace ruidos relajantes. —Tienes que dejar de llorar. Me estás matando aquí.

— Bien— tengo hipo, pero no me detengo. —Lo intento, lo juro— murmuro en su cuello.

—Si quieres llorar, te abrazaré.

Respiro profundamente y levanto mi cara de su cuello. Ahora fui y arruiné su traje súper elegante también. — ¿Alguien quiere llorar de verdad?

Sus labios se mueven. No sé qué es lo que encuentra tan divertido.—No quería detenerte si estás atada y decidida a llorar bien. He visto que le hace bien a mi hermana algunas veces. Además, te arrastraste hasta mi regazo. En este punto te dejaré hacer lo que quieras. ¿Alguna petición? ¿La escritura del edificio? ¿Un viaje a París? ¿Más comida china?

Me río alrededor de mi recuperación emocional y sacudo la cabeza. —No necesito todo el edificio. Tal vez sólo el baño. Creo que podría vivir allí perfectamente.

—Es todo tuyo— pasa su pulgar por mi mejilla y atrapa una lágrima. —Puede ser duro vivir en el baño ya que parte de este trato es que tienes que quedarte en mi regazo. Está bien, lo resolveremos.

—No me hagas reír. No se supone que esto sea gracioso.

—Me disculpo— Se inclina hacia atrás, poniendo las manos detrás de la cabeza. Es entonces cuando me doy cuenta de que estoy a horcajadas sobre ella. —Continúa.

Mis ojos caen en su boca. Aquí soy un desastre y ella está tan guapa como siempre, haciéndome olvidar lo que estaba llorando. Sus manos me acarician las mejillas mientras se inclina lentamente. Cierro los ojos y siento sus labios rozar suavemente los míos. Son tan suaves al principio, y mientras él se queda allí es una buena manera de evitar que llore.

—Abre para mí— respira contra mi boca, y yo separo mis labios antes de darle lo que pide.

Cuando su lengua toca la mía, me pierdo en el beso y todas mis preocupaciones se desvanecen en el momento. Sólo somos nosotras dos y estoy teniendo mi primer beso. Nuestro primer beso. No sé cómo otros podrán estar a la altura de éste. Me echo atrás cuando algo me golpea lo suficientemente fuerte como para hacerme romper el beso. Miro hacia abajo para ver a Fanny empujar su cabeza entre nosotros, queriendo llamar la atención.

—Creo que alguien se sintió excluido. — Kate le rasca detrás de la oreja. —O tal vez celosa de que esté besando a su chica. Yo también estaría enojada, grandota.

—Puede ser una mocosa mimada cuando se lo propone. — Fanny sigue viéndose adorable, tratando de convertirme en una mentirosa. — ¿Recuerdas cuando me hiciste cargarte tres cuadras porque dejaste de caminar?

— ¿La llevaste?— Señala a Fanny. — ¿Tres cuadras?

—Y subiendo un tramo de escaleras.

— ¿Es eso cierto, Fanny?

Frota su cabeza en el pecho de Kate, y le deja pelo en el traje. Sí, entre Fanny y yo, lo hemos arruinado.

—No dejes que esos ojos de cachorro te engañen. — Me rindo y lo acaricio también.

— ¿Tienes hambre?

—Siempre puedo comer, pero tal vez debería pedir para nosotros. Después del chino, sé que sólo pediré la mitad del menú en vez de todo.

Cuando me levanto, Fanny salta del sofá y revisa su tazón para buscar golosinas al azar que a veces se me caen en él.

—Hey. — Kate me agarra la mano y me mira la rodilla. Empuja mí vestido un poco hacia arriba y lo mira. —No te muevas— Está en pie y corriendo desde el salón antes de que pueda detenerla, y cuando vuelve tiene un pequeño botiquín de primeros auxilios. —Nunca oiré el final de esto si Natasha se entera de que he usado esta cosa. — Se pone en el suelo delante de mí y coloca el equipo a su lado en el sofá. —Cuando lo trajo le dije que no lo necesitaba y lo metí en la parte de atrás del armario del baño.

—No lo diré— Me mira. —A menos que vuelvas a robar el último Rangún de cangrejo.

—Haré una nota para pedir un extra la próxima vez. — Abre el botiquín de primeros auxilios.

—Realmente no es tan malo.

—Compláceme— Va a trabajar limpiando mi rodilla pero sigue hablando. — ¿Por qué no me dices lo que ha pasado hoy?

— ¿No está claro?— Mis ojos se dirigen hacia las carpetas arruinadas.

—Tal vez necesites desglosarlo por mí.
Dejé escapar un largo suspiro. — ¿Todas las abogadas están tan preocupadas por los detalles y los hechos?

—Sí, los hechos— Me limpia la rodilla con un poco de alcohol, y yo me estremezco. Deja salir una maldición.

—Lo siento. — Siento aire fresco en mi rodilla y miro hacia abajo para verle soplando sobre ella. —Sigue hablando.

—Bien, así que esto va a parecer una locura. — Lucha contra una sonrisa. —Tus carpetas me atacaron— Kate mira las carpetas y luego vuelve a mí. —Podría necesitar una abogada.


—Puede que sí— Abre una gran tirita y la pone sobre mi rodilla. Luego me saca todo el aire de los pulmones cuando la besa. —Te conseguiré una buena. Conozco algunas, pero creo que necesitaré toda la historia primero y luego podremos trabajar en la línea de tiempo.

Se sienta en el sofá de nuevo, y yo me siento a su lado. Afortunadamente no está enfadada por las carpetas, así que le cuento todo.

—Eso fue muy dulce de tu parte. En realidad no necesitaba las carpetas, así que no hay problema.

—Oh— Miro hacia atrás a los documentos arruinados.

—De hecho, podría haberlos impreso en mi oficina, pero...— Se encoge de hombros.

— ¿Pero qué?— Creo que sé la respuesta, pero quiero oírle decirla.

—Necesitaba una razón para verte.

Me muerdo el labio al mirarla. —Yo también quería verte. — Es tan condenadamente guapa y puedo ver su hoyuelo de nuevo. —Me ha preguntado por ti desde la primera noche que me quedé aquí.

—Espero haber estado a la altura de lo que te imaginaste.

—Hasta ahora has superado todo lo que podría haber soñado— admito.

— ¿Hasta ahora?— Se extiende y me toca las puntas del pelo. — ¿Hay otras cosas con las que has estado soñando que no hemos hecho todavía?— trago.

—No tienes ni idea.

Su mano se desliza por la parte exterior de mis muslos y hasta mi cadera. —Veamos si puedo adivinar— dice antes de acercarse.

Puedo sentir los latidos de mi corazón en mi garganta mientras cierra la distancia entre nosotros y me besa de nuevo. Esta vez el beso no es suave y tentativo. En su lugar, está lleno de una promesa de lo que está por venir.

THE NEIGHBOR ; katelena g!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora