CARTA N° 33

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               Un día más o un día menos, todo depende de la perspectiva que se desee escoger. Ya me conoces, para mí el contador descuenta otras 24 horas; mal gastadas, mal usadas, mal aprovechadas como lo vengo haciendo desde que te perdí. Porque algo que ha sido constante en mí desde entonces es hacer las cosas mal, no porque no sepa o no me de cuenta o porque me falla la voluntad; estoy cansada y tal vez es que el interés se cansó de mí y simplemente tiró la toalla.

            ¿Por qué sigues atada al pasado? Me preguntaron de mala gana hace unos días y en ese momento no tuve la respuesta que hoy simplemente se presenta y me abofetea sin remordimiento el espíritu. El tiempo que compartí contigo para mí fue el nacimiento de muchos sueños y fantasías, que no dejan de ser eso, ambas lo supimos, un sueño que pudo nacer simplemente con mirarme de esa manera única que siempre has tenido, pero para mí no será una mirada y nada más, para mí fue, es y será tu mirada.

           Y por más que todo mi ser sepa que para ti no fue nada, ¿cómo prohibirle a mi corazón que deje de soñar, de sufrir, de llorar por una amistad que no funcionó? ¿Cómo se hace?

          Por ahí, ayudan las esperanzas a mostrar en mi rostro una sonrisa más espontánea y alegre, que oculte el dolor que causas, el que espero que nunca sientas, el que vuelve tan solo con escribir estas palabras, tan solo con recordarlas.

         No te culpo, no soy nadie ni nada como para llenar tus expectativas, pero no puedo dejar de preguntarme por qué tú llenas las mías cuando lo único que consigo son lágrimas.

         Me lastimaste donde nadie llegó, en el corazón y lo abriste para que cualquier ofensa lo afectara y estallara en lágrimas, me convertiste en una persona frágil y mucho más sensible, una persona que duerme pensando en despertarse al otro día y tener la posibilidad de verte, una persona que ya no vive para su familia, para sus amigos, vive pura y exclusivamente para ti.

        Una vez fuimos amigas, no hace mucho pero nunca llegamos a ser grandes amigas, no nos alcanzó el tiempo porque cuando mejor nos llevábamos te fuiste, olvidaste como si de repente por pasar de un año a otro hayas crecido más que cuando pasaban los primeros meses en el colegio en donde te conocí, seguramente no sabes cómo, pero yo recuerdo cada detalle, cada palabra, las que ahora no tienen ningún valor.

        Siguen pasando los días y mi corazón no se resigna a perderte y a volver a saber de ti, a escucharte, a verte de nuevo, aunque sepamos que no podremos estar juntas nunca, sé que llegaste tarde a mi vida o quizá fui yo quien no llegó a tiempo; pero te quedaste en lo más profundo de mi corazón y dejaste huellas imborrables.

        Ahora y siempre me preguntaré: ¿alguna vez sentiste cuanto te amo y lo importante que fuiste para mí?... ¿llegaste a quererme después de lo que compartimos juntas? Creo que a estas preguntas no les encontraré respuesta hasta el día que te vuelva a ver... porque quedaron muchas palabras por decir en el aire, palabras que quisiera podértelas decir pero tengo miedo porque no se qué pensarás de mí y que ahora solo me atrevo a decirlas a través de este medio.

        Solo quiero que sepas, que como las olas rompen contra las rocas, así se rompió mi corazón al perderte, sin poder llegar a tiempo para que supieras quien era realmente.

         Aunque mi corazón este deshecho, mi alma te deje un último beso y mis manos digan adiós, mis brazos siempre te dirán "bienvenida amiga mía". Puedes confiar en mí, pues conozco tus aflicciones, tus defectos y cualidades. Siempre estaré ahí, esperando a que tú necesites un consejo o simplemente alguien que te escuche, pero también estaré para aplaudir tus logros, ser tu íntima amiga, sólo eso, tu amiga y no olvides que nunca olvido lo importante: Tú.

Cartas a ellas...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora