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El olor a pancakes recién hechos inunda toda la casa. Los primeros en levantarse fueron San y Wooyoung, quiénes se abrieron paso en la cocina preparando el desayuno para ellos y para los demás. Aunque de momentos el menor regaña mucho a Choi por distraerse y no hacer lo que le corresponde.

—¡San eso se te va a regar!— se exalta agarrando bien la taza que está sosteniendo este con la mezcla.

—¡Claro que no! Es que solo que tú no me dejas, lo tengo todo calculado— responde.

—A ver, dame eso, ponte allá— le dice para seguir batiendo él y poner la cantidad necesaria en el sartén.

El mayor se cruza de brazos a un lado haciendo un puchero mientras que lo observa. Así que sin que se de cuenta toma un puñado de harina acercandose hasta él embarrandolo por completo.
Este abre la boca completamente indignado tratando se limpiarse los ojos para poder ver mientras que el pelinegro casi que deja caer lágrimas de la risa.

—Eres un... — no termina de decir la frase porque de forma ágil toma toda la harina que puede, pero San conoce sus intenciones así que sale disparado.

Jung lo persigue por toda la casa; sala, terraza, el patio, y así corriendo nuevamente a su punto de inicio que es la cocina dejando el lugar hecho un desastre sucio por todos lados. Pero en un descuido el menor logra atrapar al contrario estampandole con ganas todo el puñado dejándolo igual o peor que él.

—La venganza no es buena moradito, mira como me dejaste— reclama tratando de limpiarse para luego darle una mirada juguetona.

—San... No, quedate quieto— amenaza señalandolo mientras que da algunos pasos hacia atrás.

El mayor no hace caso a sus reproches acercandose cada vez más de forma silenciosa logrando que el menor choque con la pared. Sin más, comienza a hacerle cosquillas causando que se retuerza y que saque esa risa tan característica suya que ama escuchar.

—S-Sannie... B-BASTA— logra formular casi llorando de la risa.

—Si me das un beso me detengo

—¡L-Lo que q-quieras pero por favor!— el pelinegro le hace caso parando con su ataque viéndolo satisfecho —eres un fastidioso, no te soporto

—¿Seguro que no me soportas?— pregunta acorralandolo.

—Muy seguro— provoca de igual forma tomándolo de su cintura para pegarlo más a él.

—Demuestralo

Ninguno de los dos se hace de rogar juntando por fin sus labios en un desesperado beso. Al inicio era algo molesto el sabor de la harina debido a su guerra de antes, pero a medida que se va profundizando es lo que menos les importa.
San jala más contra si al menor ladeando un poco su cabeza para mayor comodidad. Sin pensarlo dos veces, Wooyoung adentra con brusquedad su lengua en la boca contraria en dónde ambos comienzan su juego por quién domina sin ceder manteniendo las cosas mucho más calientes.

El menor muerde un poco el belfo inferior del contrario logrando arrancarle varios suspiros.
Sus manos parecían poseer vida propia, ya que en un abrir y cerrar de ojos el pelinegro ya se encontraba acariciando su espalda baja dejando algunos rasguños.

—¿Qué haces para traerme así de mal? No es normal que quiera besarte toda la vida Wooyoung... Eres inhumano— susurra contra él con deseo.

—Yo quiero que sigas besándome toda la vida, así que solo házlo... Y no te detengas— contesta de la misma forma volviendo a juntarse.

Y así continúan por segundos, minutos, no saben por cuánto tiempo logrando que las temperaturas de sus cuerpos suban. Ambos sabían que se podría salir de control, pero aún así no habían podido separarse, parecían tener un imán que automáticamente los hace seguir y seguir.

This isn't so cliche (Seongsang) [En mejora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora