"Nombrame y hare algo al respecto"

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Sus ojos permanecían abiertos, pero no podía mover su cuerpo, ni tampoco hablar. Se sentía como estar dormido, pero con la mente alerta a lo que sucediese.

La altísima figura, cubierta por una enorme capa negra, al punto en qué ni siquiera su rostro era visible, se encontraba en un rincón de su habitación.

Inmediatamente supo que se trataba de la misma figura que había visto en el accidente de la carretera, rumbo a la iglesia. Esta no hacía nada más que permanecer de pie allí, pero Jimin sabia que, incluso sin ver su rostro, lo estaba observando, como aquella vez...

La desesperación que intentaba contener, poco a poco, parecía querer esfumarse, pero sintió el miedo extenderse por su pecho cuando la figura avanzo a paso rápido hacia el lado izquierdo de la cama inclinándose hasta estar a la par de su oído izquierdo. La respiración de aquella "cosa" era pesada, desagradable pero cuando le susurro al oído fue mucho peor. Tenía una tranquila, pero grave y amenazante voz. No entendió absolutamente nada de lo que decía, porque hablaba en otro idioma, pero su tono era burlón y reía terroríficamente.

Jimin sintió muchísimos escalofríos, la necesidad de respirar hondo, pero sentía como si un peso muerto estuviese sobre su abdomen, obstruyendo su respiración. Sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas, pero, antes de siquiera intentar gritar con todas sus fuerzas, en tan solo un parpadeo, logró tener dominio sobre su cuerpo.

Respiro hondo, sentándose y viendo a su alrededor con paranoia: no había absolutamente nadie, tan solo pleno oscuridad y un malestar, el cual le indicaba que el Diablo estaba presente.
Podía respirar, podía moverse, y nada iba a dañarlo. Suspiro entrecortadamente antes de volverse a recostar con lentitud, intentando no romper en llanto y llevando su mirada lentamente hacia el rey del inframundo, el cual estaba con su espalda contra el respaldo de la cama.

-----Tuviste una parálisis del sueño.---Le dijo al mundano viéndolo fijamente sin expresión alguna.

Jimin no comprendió si se debía a que se encontraba cansado o se sentía desprotegido pero, de manera tímida y disimulada, se acurruco contra del torso del Diablo, aún sin dejar de ver a su alrededor. El silencio permaneció hasta que fue capaz de regular los acelerados latidos de su corazón, con la paranoia disminuyendo ante la calidez de la piel contraria, incluso por encima de la ropa.

----¿Alguien sé salva de ir al infierno?----Pregunto en un tono casi inaudible, temiendo una respuesta que, probablemente recibirá.

----No, y es por eso que las personas no realizan pactos conmigo muy a menudo.---- Respondió Jungkook, llevando uno de sus brazos por detrás de los hombros del chico. ----Tu me sorprendiste.

----¿Lo hice?

----Me maravillaste. Nunca sentí a alguien tan puro rogar por mi presencia.

Las mejillas de Jimin ardieron de manera feroz, recordando en qué condiciones se encontraba cuando decidió permanecer bajo el agua. Aún se sentía extraño para él, jamás hubiese creído que se atrevería a realizar una locura como aquella.

También recordó cuando Jungkook le confirmó el haber sido el quién lo ahogó con su peso. Sin embargo, estaba oscuro, y el Diablo no podía ver en la oscuridad....

¿O si?

¿Acaso lo vigilaba cada segundo? Supuso que si, ya que siempre sentía su protección, aquel malestar, aquel... agradable pero extraño calor. Era una suerte para Jimin no poder verlo a los ojos, porqué si asi fuese, luego de saber que ambos habían estado mucho más cerca de lo usual, moriría de vergüenza siquiera antes de que este último pudiese llevarse su alma.

----¿Te has llegado el alma de alguien importante?----Se atrevió a preguntar, curioso.

Jungkook asintió lentamente ante la pregunta de su niño favorito.----Me he llevado el alma de muchas personas importantes hace cinco años que no lo hago.

Dancing with the Devil •Kookmin•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora