"Danza con el Diablo" II

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Jimin observo la mano frente a si por uno segundos, sin dudar en tomarla. Ambas encajaban como si estuviesen hechas para la otra, notando aquello, permaneciendo quietos por unos segundos antes de que los dedos de Jungkook envolviesen la mano contraria. La sostenía con delicadeza, pero no porque era frágil, si no porque era algo sumamente preciado para el. 

Con un suave tirón, el Diablo lo atrajo a su propio cuerpo, lentamente rodeando la  cintura  del mundano con un brazo a la par que este apoyo su mano libre sobre  en la camisa abotonada y negra, en el pectoral del arcángel. Sintió la calidez de la piel a través de la tela, y sus manos unidas se alzaron un poco, en la posición correcta del comienzo del una danza.

El Diablo comenzó a bailar con lentitud, meciendo ambos cuerpos con lentitud y paciencia. Jimin tropezó  con sus propios pies, quejándose en le interior. No es que no supiese bailar, si no que no había ritmo al cual seguir. Nervioso y sumamente sonrojado, no pudo evitar reír con vergüenza.

---No hay música----Murmuró, esperando no romper el precioso ambiente que ambos había formado, mientras, de reojo, notaba una leve sonrisa en los finos labios del Diablo.

---Mírame a los ojos.

El chico alzo ambas cejas, sorprendido por aquel pedido de parte del contrario. ¿No sabia lo que sucedía cuando sus miradas se encontraban? De por si, el pitido era molesto, por lo cual presentía que, si este se volvía mas potente, su cabeza estallaría en pedazos.

---No puedo...---Negó lentamente con la cabeza.----Es que...ese sonido...----Se excuso, esperando que el Diablo no se enfadase.---...es demasiado fuerte.

---Jimin...---Jungkook llamo con suavidad, inclinado su rostro hacia el del mas bajo, quien cerro sus ojos cuando sintió el cálido aliento contrario rozando su piel.

---Y duele un poco.----Continuo, lamentándose. Realmente quería admirar los ojos del Diablo de cerca.---- Lo siento.

La mano de Jungkook se aparto de la del rubio, llevándola al mentón de este para acercarlo un poco.---Mírame.

Jimin abrió sus ojos, alzando la mirada y observando entre sus pestañas los preciosos ojos marrones, donde había una franja bordo en solo uno. El pitido en su oído izquierdo aumento al punto en que se estremeció en los brazos del arcángel, adolorido pero, repentinamente, dejo de oírlo. 

Ya no sonaba una desafinada cuerda aguada de un violín  ahora...había una melodía.

Una suave, tan triste, que los ojos de Jimin no tardaron en soltar lagrimas. Tal vez no solo se debía a esta, si no que, finalmente, era capaz de admirar la belleza en los ojos de Jungkook. Este también lucia impactado, con su ceño levemente fruncido. Lucia curioso, perdido...

...encantado.

Sin apartar la mirada del mundano, volvió a llevar su mano al a contraria y, nuevamente, retomando la danza, siendo seguido de manera apropiada, sin ningún tropiezo e inseguridad. Jimin sorbio su nariz, temblando levemente por la brisa invernal, y por el impacto, pero jamás aparto sus ojos de los de Jungkook. Disfrutaría al máximo ver aquella inmensa obra de arte.

---¿Qué...?---Traga saliva, suspirando e intentado estabilizar su tono de voz.---...¿Qué es eso?

---Giuseppe Tartini.---Murmuro el Diablo, sin recibir respuesta alguna.----Fue un gran musico, gracias a mi.

---Me dio su alma.

La realidad cayo en Jimin como balde de agua fría, porque era de esperar: Jungkook el Diablo, y el un simple humano. Había vendido su alma, tal cómo las demás personas, por lo cual tendría el mismo destino, y nada cambiaria. 

Dancing with the Devil •Kookmin•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora