¿Quién diría que en la habitación de un motel barato se hospedería el verdadero rey del inframundo y un adolescente sin alma?
Jungkook estaba consiguiendo todo lo que Jimin necesitaba. Debido a que este no tenía alma, le era difícil comentar el tener hambre, sueño, cansancio o malestar. Simplemente conducía hacia un rumbo desconocido. Habían pasado tres días, y fue cuando finalmente Jimin llegó a la ciudad que condujo hasta un motel obligado por su esposo, el cual le consiguió un cuarto en aquel lugar con tal sólo ver a los ojos a la encargada, pronunciando claramente "Dale todo lo que necesite".
La habitación era mediana, acogedora y fría. Tenia una cama, un mueble con espejo, dos cuadros de pinturas y un baño pequeño.
Luego de acomodarse, ya llevaban más de dos horas allí. Jimin estaba en la cama descalzo y con sus manos sobre su estómago, observando el techo. El Diablo se mantenía en un rincón con el anotador de Jimin entre sus manos repletas de anillos, leyendo el exorcismo que este había anotado y, entre páginas encontró cosas adorables: "Jungkook + Jimin" "13/11/67" y frases de canciones de los cantantes favoritos de su chico.A pesar de los fuertes latidos en su pecho, el Diablo también sentía rabia. ¿Cómo había sido tan estúpido para descuidarse? La realidad era que el no podía haber sabido que aquel chico que mantuvo vigilado desde pequeño podría llegar a ser algo importante para él. No sabia que iba a querer protegerlo de tal manera en la que arriesgaría todo, no sabia que iba a....
---Bien.---El rubio interrumpió sus pensamientos, llevando su mirada a Jungkook mientras se sentaba en su cama.---Sin nadie del bando de Dios y de tu bando la tiene, ¿Quién queda?
El rey del inframundo alzó la mirada para verlo de mala manera, volviendo a la realidad. Tres días atrás, en la noche, lo había tenido sobre sus brazos, el incluso se habían besado, pero hizo mal. Ese Jimin no era su Jimin, no debía confundirse.
Suspiro mientras cerraba el anotador, dejándolo sobre el único mueble de la habitación.
----Ese es el problema. No encuentro una manera de saber si alguien de cualquier bando la tiene.
----De todas formas, ¿Por qué alguien la querría? ¿Qué es esa cosa tan importante que tiene como para robarla? ---Jungkook volvió a alzar la mirada, observándolo. No había pensando en una posibilidad así, ¿El alma de Jimin tendría un precio?---¿O es sólo alguien que quiere molestarte?
Jungkook tenía bastantes enemigos, si ser el Diablo significaba ser mal visto o llevarse mal con cualquiera que tuviese relación con el de arriba, así que había grandes posibilidades de que fuese alguien que quiera molestarlo, porque sabían que Jimin era lo único por lo cual Jungkook se preocupaba.
---Lo sabré dentro de poco.---Dijo, y se acercó a la mochila de Jimin, tomando de esta una bolsa de frituras y dejándola en la cama, cerca de su esposo.---Come.
---¿Quien, además del demonio que mató a Taehyung, querría hacernos daño?---Jimin lo ignoro, continuando con el mismo tema.
----Muchas personas, pero nadie se atrevería. Saben lo poderoso que soy, y es por eso que aún no comprendo bien, quien podría ser. Ahora calla y come algo.
Jimin suspiro antes de tomar la bolsa de frituras, cruzándose de piernas y masticado sin ganas aquella comida. Estaba pálido había adelgazado un par de kilos y tenia notables bolsas oscuras bajo los ojos. Se veían como cuando solía pasar mucho tiempo al lado de su esposo, a excepción que ahora no lucia frágil...ahora lucia como que no le importaba.
Paro de masticar cuando una gran idea se hizo presente en su mente, y dejo la bolsa de las frituras a un lado, poniéndose de pie. Jungkook gruño ante eso, a punto de exigirle nuevamente que se alimente.
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Dancing with the Devil •Kookmin•
FantasíaEs 1967 y Jimin esta harto de ser aquel chiquillo religioso al cual todos molestan. Ya cansado de Dios fingiendo no oírle, decide tomar otras riendas a escondidas; ¿Qué tan mal podría irle si recurriera al Diablo? ¿Que tan rápido le oiría esté? Era...