Capítulo 6: Atado

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Después de haber comido el pez pequeño que había logrado cazar hacía un día, fuí a llenar la botella que venía en la maleta que me habían dejado los que me trajeron a la isla. Mientras caminaba hacia el lago platicaba con Watson.

—¿Qué crees que quieran ellos de mí, Watson? Quiero decir ¿yo qué tengo de importante para alguien aparte del dinero de mis padres? —quitaba ramas y hojas de mi cara al avanzar paso a paso a través de la jungla.

No estoy muy seguro de la razón por la que te trajeron aquí, pero es muy probable que sepan que no eres alguien normal, de lo contrario no te habrían traído a una isla. Por esa razón creo que hay dos opciones; 1. Alguien se enteró de la manera en la que observas el mundo y quiere ver cómo lo haces o 2. Te quieren alejar de algo y por eso te aislaron aquí ya que sabían que sobrevivirías por ti solo sin ayuda.

—Si es la primera opción entonces me están observando, pero no he visto ninguna cámara, ni rastros de pisadas o zapatos aparte de los míos. Pero si es la segunda opción no entiendo de qué me querrían alejar.

De repente sonó algo a mi derecha, parecía que había algo o alguien cerca. Me detuve a escuchar.

—Watson, ¿qué es?

No es un animal grande, no se sintió tanto peso con sus pasos.

—¿Será uno de ellos?

—Estoy casi seguro que sí, pero no creo que esa sea la manera en la que te vigilan, tal vez viene por algo más.

Di una vuelta para observar todo y saber dónde estaba la persona que había escuchado, pero no ví nada.

—¡¿Qué quieres?! —grité mirando hacia todos lados.

Escuché un sonido parecido a cuando alguien recarga un arma, lo reconocía por las veces que había acompañado a mi padre a cazar.

¡Corre James!

Corrí hacia la playa, fue lo único que se me ocurrió en ese momento, de esa manera podría ver a la persona que estaba conmigo. Fui lo más rápido que pude. Pero de repente ya no escuchaba solo pisadas de una persona a mi alrededor, eran varios, tal vez 10. Su respiración cortada y agitada me mostró que ellos también estaban nerviosos, tal vez me tenían miedo o temían fallarle a la persona que los mandó por mí.

Se escucharon 4 disparos justo cuando estaba llegando a la playa. Sentí tres piquetes en mi cuerpo; uno en mi cuello y dos en mi pierna derecha. En segundos perdí por completo la consciencia.

Lentamente abrí los ojos, con mucho esfuerzo, los párpados me pesaban bastante, todo lo veía borroso pero pude notar que no estaba en la isla, había lámparas de luz blanca en el techo y un olor parecido al de un hospital. Las paredes eran de un tono gris algo sucio que lo único que me hacía pensar era que seguía siendo un prisionero.

Mis manos y pies tenían puestos correas de cuero para que no me moviera y notar eso me puso muy nervioso.

En mi cabeza habían muchos cables pegados a mi frente y a mi nuca que estaban conectados a una computadora situada frente a la camilla en la que estaba. Frente a esa computadora había una persona, no podía verla bien, seguía todo algo borroso.

Comencé a mover las manos y los pies en un intento fallido de liberarme de las correas con las que me habían atado a la camilla y el hombre frente a la computadora se levantó, me puso su mano en el pecho y la otra en mis piernas intentando detenerme.

—Hey, tranquilo James, no te va a pasar nada malo. Solo queremos saber cómo estás —dijo mientras apretaba más fuerte las correas.

Quería decir algo, gritar o lo que fuera, pero no podía, me habían sedado demasiado. Lo único que pude percibir más claramente fue un olor a coco y almendras, así olía mi casa todo el tiempo por la combinación de las cremas y perfumes de mi madre, eso me hizo pensar que tal vez estaba en casa y solo estaba soñando, desgraciadamente la realidad era otra.

En los sueños (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora