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—¡Feliz navidad, inmundo animal y feliz año nuevo también!

Harry miró con grandes ojos a su hija, para luego soltar una carcajada, esperaba por amor a Merlín que las celebraciones a Lissa no se le ocurra saludar a sus abuelos de tal manera. Aunque ver el rostro del señor Lucius sería algo asombroso.

—Lissa, no digas eso, qué tal sí el pobre animal se siente mal porque lo llamas «inmundo». —alegó Draco, con pijama aún puesto, y unas dos picaduras de mosquito en el cuello.

Su hija ante la represalia, frunció su boquita. Ella claramente no iba a usar esa frase contra ninguna criatura, porque solo se usaba contra aquellas personas que siempre trataban de iniciar un conflicto, pero como no tenía tiempo de explicaciones, simplemente dio un saltito del sofá en dónde estaba parada, para caer en la cálida alfombra que adornaba el lugar.

Sentándose en la silla que estaba puesta para ella, la atención infantil de Lissa se concentró en una nueva situación; acabarse el pastel de sandía frente a sus ojos. 

Draco entonces observó como Harry leía una especie de lista, era un hecho tener a Hermione como parte de la familia hacia que ciertas cosas se pegaran. Ella lo llamaba: ordenar nuestras prioridades.

—Mira, podemos ir a Central Park. —dijo Harry. — Dicen que es muy agradable, además se han grabado muchas películas. Es un buen lugar para comenzar.

—¿Y no hay sitios para tomar té o algo así? Porque en realidad no me interesa ver cosas como lo que salga de la televisión.

—Draco, puedes tomar té aquí, solo ven. Será divertido.

No, no fue divertido. Había mucha gente al parecer cientos de personas muggles habían acordado juntarse en el mismo lugar o bueno, quizá todo el gentío le hacía mal a Draco por el simple hecho de no estar haciendo las cosas que él quería hacer durante estas vacaciones. Claro que adora ver a su esposo feliz de hacer planes para el día, pero solo desea poder dormir durante horas y no salir a la calle a congelarse los dedos con el terrible frío que hace, sobre todo porque es evidente que el vapor de su respiración es un claro indicio de que puede enfermarse, como Harry lo llama "tener un resfriado accidental", ¡Accidente, patrañas!

La señora Narcissa tiene razón, se está convirtiendo en un tipo malhumorado, un hombre en los veinte y dos por fuera un anciano gruñón por dentro. Suelta un gran estornudo que lo desconcentra totalmente, llamando la atención de su hija quien le da una palmaditas suaves en el brazo.
Lissa avanza hacia un gigantesco árbol que hay en medio de Central Park, los muggles celebran Navidad que esta muy pronta en llegar, Lissa se queda maravillada con los colores que adornan el árbol, ella sabe exactamente en qué lugar está porque observa hacia todas partes con concentración, tal como lo hacen las personas cuando buscan algo que han perdido.

Harry sostiene una de las pequeñas manos de su hija entre las suyas, listo para comenzar el recorrido. Sintiendo en su pecho una calidez increíble, antes cuando él era pequeñito y todavía creía que su familia podría quererlo si se portaba bien, soñaba con visitar los lugares que veía en las películas. Soñaba con viajar al otro continente y descubrir las maravillas de Dinseyland. En ese entonces no sabía que la magia existía, ni que tampoco era especial, aún así, es un sentimiento difícil de explicar el estar viviendo lo que vive ahora.
Darle a su hija la vida que ella merece, darle el amor que merece.

—¿Tienes frío, cariño? —preguntó Harry, envuelto en una bufanda y en un cálido gorro de lana.

Lissa duda un segundo, hasta que se inclina sobre sus pies para decirle algún secreto.

—Creo que papi sí. Hasta se le han puesto morada la boca, ¡Lo ví! —exclamó con énfasis.

Una suave risa escapa de Harry. Ya tiene suficientes fotografías simples y sin movimiento como las llama Draco, pueden volver a la calidez del hotel y comer malvaviscos con chocolate caliente.
Le da una sonrisa pequeña a su esposo, antes de que avance con su hija de una mano y con Draco de la otra. Harry se siente muy feliz, demasiado en realidad no solo porque está lejos del trabajo sino por el momento que esta disfrutando. Se siente amado.

—Creo que no siento los pies.

Lissa se ríe de las desgracias de Draco. Sus cabellos rubios son mechones que sobresalen del gorrito que está usando, y a pesar de ser la burla de su hija, Draco también sonríe, finalmente después de todo, son lo que más ama.
Al llegar al hotel el frío parece reducir de sus cuerpos, aún así las mejillas rosadas de Harry no van a cambiar a un tono menos llamativo, suben al ascensor en el momento exacto en que una pequeña niña de la edad de Lissa sube también.

Lissa observa con curiosidad a la niña de pie junto a ella, puede notar en sus rasgos una descendencia asiática. Y todo cambia para la pequeña Malfoy - Potter, quien no esta en absoluto concentrada en molestar a su pobre padre que ha estornudado cuatro veces seguidas. No. Lissa esta nerviosa pero también emocionada por la idea de conocer a alguien de su edad, la niña a su lado debió notar la mirada porque volteo lentamente para darle finalmente una sonrisa pequeña antes de bajar antes que ellos llegarán al piso de su habitación.

—¿Papá? —llama la atención de ambos, mientras el ascensor cierra sus puertas y sigue mirando por dónde se ha marchado la otra niña. — ¿Puedo salir a jugar?

Harry deja de prestarle pañuelitos para sonarse la nariz a su esposo y mira perplejo a su hija, pero comprende también que ella no a conocido a muchos otros chicos de su edad y las interacciones con sus primos son casi contadas con las manos.

—Solo si voy contigo.

Draco estornuda una vez más, mientras mira con ojos llorosos a su hija pensando en qué pasaba por su joven mentecita. A veces teme que ella no logré relacionarse bien con su alrededor, incluso si no es el mismo ambiente de crianza, no quiere que ella comenta sus errores.

—Yo tomaré un baño caliente. Necesito un respiro, no sé si es porque es aquí o qué, pero juro que el clima de Londres es más soportable.

No en realidad, en Londres siempre hace frío pero en fin, tal vez ir en época de nevada no fue una buena idea. Draco sale del ascensor viendo por última vez a su pequeña familia, una parte nostálgica de él deja de lado ese comportamiento de gruñón de cuarenta años, y se deja guiar por su lado jovial, aquel que sí tiene para ser un total pasional que se deja guiar por sus emociones.

No cambiará por nada los hechos de años atrás, en absoluto. Incluso si eso lo convirtió en el atleta máximo de Hogwarts.















Serpiente Al Cuidado. |2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora