The Backup Plan

¡Maldito cerdo asqueroso!

CAMILA
-¡TE ODIO!

Sí, esa soy yo. La mujer despeinada de delineado corrido que está maldiciendo a todo pulmón desde el balcón de un décimo octavo piso mientras arroja las cosas de su ex a la calle. No solo me había bastado con agujerear todas sus impecables camisas y planchados pantalones de vestir, sino que también estaba tirando absolutamente todo lo que le pertenecía a la calle. Un chico que caminaba tranquilo por la acera se detuvo en seco cuando un zapato estuvo a punto de golpearlo en la cabeza. Frunció el ceño y se quitó los audífonos mirando hacia arriba, buscando al responsable de lanzar el zapato homicida.

-¡Hey, ¿Estás loca?! .- Preguntó a gritos abriendo los brazos.

-¡No me fastidies y sigue caminando, hipster! .- Grite en repuesta lanzando el segundo zapato.

Cruce el ventanal abierto de par en par para volver a la habitación a por más cosas que arrojar al exterior. Caminé hasta la mesita de noche ubicada a su lado de la cama y abrí el cajón sin molestarme en verificar el contenido. Tan solo volví a salir y arrojé absolutamente todo por sobre la barandilla de metal algo oxidado.

-Mila, creo que necesitas calmarte.- Dijo Ally con cautela entrando en la habitación.

-Estoy calmada.- Dije como si nada mientras daba vueltas por el caótico espacio.

Bien, eso fue una mentira. Una muy evidente.

-Claramente es todo lo opuesto.- Dinah se unió y cerró la puerta tras ella- No vale la pena.

-Maldito cerdo asqueroso.- Escupí entre dientes apretando los puños a mis costados.

6 años de relación tirados a la basura solo porque mi ahora ex novio no fue capaz de mantener su pene dentro de sus pantalones durante un viaje de negocios. Debí haberlo imaginado. Después de todo, así fue como comenzó lo nuestro, con un engaño de su parte a la que en ese entonces era su novia. Asumo que una vez siendo infiel es suficiente incentivo como para hacerlo siempre. Desearía haber pensado en eso antes de decidir construir una relación duradera con aquel idiota. Le quite el corcho a la botella de vino blanco que encontré en la cocina y le di un largo trago. Justo lo que necesitaba.

-Camila...

-¡Nos íbamos a casar! .- Exclamé.

-¿Te propuso matrimonio? .- Allyson me vió sorprendida.

-Es decir, no, pero...- Le di otro trago a la botella limpiándome la boca con el dorso de mi mano posteriormente- Esperaba que lo hiciera, ya sabes, eventualmente.- Susurré.

Hace un par de horas atrás creía que tenía mi vida resuelta. Todo iba de maravilla. Tenía un piso cómodo, un buen trabajo y el novio perfecto. Tierno, carismático, divertido, apuesto y no nos olvidemos de jodidamente infiel. Estaba decidida a pasar el resto de mis días junto él. Ahora veo que él no tenía los mismos planes que yo.

-¿Sabes qué? Eres nuestra mejor amiga, y no vamos a permitir que te eches a morir por un estúpido que no ha sabido valorarte.- Dinah dijo enfadada- ¿Verdad, Ally?

Se acercó a mí y me quitó el pote de helado que tenía entre manos. Proteste queriendo de regreso la fría sustancia baja en grasa que había encontrado en la nevera luego de acabarme media botella de vino yo sola.

-Dinah tiene razón, Mila. No puedes echarte a morir por ese pedazo de mierda.

-Vaya, estás usando malas palabras. En realidad lo odian tanto como yo ¿No es así? .- Murmuré.

-¡Claro que lo odiamos!

Dinah buscó su móvil y marcó un número con rapidez mientras caminaba de un lado a otro por la sala. Ally y yo nos miramos sin comprender que hacía exactamente, y aproveché para recuperar mi helado.