¡Está pateando!

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LAUREN

-Este libro dice muchas cosas, pero no habla del embarazo y la exposición a la pintura.- Comenté mientras entraba en la habitación revisando las páginas del libro en mis manos.

Noté cómo Camila rodaba los ojos ante mi mirada y ceño fruncido. Ella me aseguraba que estaba exagerando y yo seguía insistiendo en que quizás era mejor que alguien más se encargara de aquella tarea.

-Lauren, estoy bien. La pintura apenas si tiene olor y estoy tomando pausas.- Dijo mientras seguía coloreando una de las paredes de la habitación.

Me detuve a sus espaldas admirando el dibujo que ella misma había hecho y volví a impresionarme cómo llevaba haciéndolo cada vez que entraba en el cuarto desde que ella había comenzado. La imagen de tiernos animales silvestres dibujados a mano alzada y pintados con tonos pasteles cubría toda una pared de arriba abajo. El diseño era increíble, adorable y además transmitía una paz inexplicable. Creaba un entorno adecuado para el bebé según uno de los tantos libros que Camila había leído. Confieso que yo también había leído algunos de ellos solo por curiosidad.

-¿Te gusta? .- Preguntó alejándose de su obra y parándose junto a mí para apreciarla.

-¿Qué si me gusta? .- Pregunté como si estuviera bromeando- Me encanta. Definitivamente eres demasiado talentosa, Camz.

Se encogió de hombros ante mi cumplido.

-Gracias.- Respondió acercándose a mí y dejando un sonoro beso en mi mejilla.

Me giré para ver a mi alrededor hacia el montón de cajas que había en la habitación. Camila había ordenado todo eso hace un par de semanas atrás, pero hasta entonces ninguna caja había sido abierta.

-Creo que tendré que decirle a mi padre que me ayude con todo esto.- Dijo imitándome.

-Yo puedo hacerlo.- Le aseguré.

-¿Hablas en serio?

-Claro, ¿Qué tan difícil puede ser? .- Me encogí de hombros- Solo debo seguir las instrucciones...- Hice una pausa- O mi instinto.

-Prefiero que sigas las instrucciones.- Me aseguró.

-De acuerdo, de acuerdo.- Fue mi turno de rodar los ojos - Vamos a comer algo primero y después tú puedes terminar de pintar y yo puedo comenzar a montar todo esto, ¿Suena bien?

Ella asintió y dejó sobre el suelo cubierto de plástico el bote de pintura que tenía entre manos antes de seguirme fuera de la habitación. Nos tomó mucho tiempo decidir qué es lo que queríamos comer, y cuando digo 'queríamos' me refiero a lo que Camila quería. Y nos tomó más tiempo esperar a que la castaña terminara de comer todo lo que se le había antojado. Luego de limpiar la cocina, nos movimos hasta la sala en donde Camila tomó una siesta mientras yo miraba un poco de televisión. Su cabeza reposaba en mi regazo así que me entretuve acariciando su cabello y apreciando su sereno perfil de vez en cuando, concluyendo que se veía hermosa hasta dormida.

En ese momento volví a preguntarme, ¿cómo es que el tonto de Daniel había dejado ir a una mujer como Camila?. Quiero decir, ¿quién no querría estar al lado de alguien tan inteligente, tan dulce, divertida y hermosa como ella?

Esas dos preguntas se mantuvieron en mi cabeza cuando después de la siesta ambas regresamos al cuarto del bebé para seguir con nuestras labores. Mientras trataba de descifrar cómo ensamblar los muebles de la habitación, me dediqué a observar a Camila de reojo cada que podía y disfruté mucho de escucharla tararear todo tipo de canciones.

-¿Estás bailando? .- Pregunté divertida al verla hacer un par de movimientos.

-No.- Dijo deteniéndose de inmediato sin girarse a verme.

The Backup PlanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora