No hay ninguna chica

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LAUREN

Lance mi bolso en la maleta del auto y la cerré con las dos manos mientras reconsideraba si era una buena idea o no hacer ese viaje. Podía fácilmente dar la vuelta y volver a mi piso, pero sabía perfectamente bien que mi madre me mataría si no asistía a la reunión familiar. Mi padre estaba cumpliendo 57 años y mamá había organizado una celebración familiar en su honor. Estuvo llamándome durante toda la semana para asegurarse de que iría. Abrí la puerta trasera del auto para que Oreo subiera. Mi teléfono comenzó a sonar justo cuando tomaba mi lugar tras el volante. Rodé los ojos al ver que se trataba de mi madre otra vez.

-¿Ya estás de camino? .- Preguntó apenas atendí.

-Buenos días mamá.- Dije con ironía.

-No estás hablando mientras conduces, ¿Verdad? .- De pronto se alarmó- ¿Aún no sales de casa? Lauren no creas ni por un segundo que vas a librarte de esto. Iré a buscarte allá mismo de ser necesario.

-Mamá, ¿Quieres calmarte? .- Pedí cansada- Estaba a punto de salir. Me has llamado antes de que pudiera arrancar el auto.- Explique y pude percibir su suspiro cargado de alivio.

-Estupendo. Nos vemos aquí, cariño.- Ahora se escuchaba muchísimo más animada- Conduce con cuidado y por favor deja el móvil a un lado ¿Si?

-Lo haré.- Asentí- Te veré luego, te quiero.- Dije antes de colgar.

Arroje el teléfono al asiento del copiloto y deje escapar el aire contenido en mis pulmones aferrándome al volante. Mire a Oreo a través del retrovisor, quien parecía estar impaciente porque nos marcháramos.

-¿Lista? .- Pregunté obteniendo un ladrido como respuesta- Aquí vamos.

La última vez que había estado en casa las cosas no habían terminado nada bien. Félix y yo no dejamos de tener pequeñas y absurdas discusiones durante todo el tiempo en que estuvimos juntos hasta que todo estalló en una gran pelea que terminó arruinando acción de gracias para todos. Eso, por supuesto, alteró a mi madre y enojó muchísimo a papá. Desde entonces yo había mantenido la distancia y me había excusado con tener que trabajar cada vez que mi madre insistía en que debía visitarlos. Esta vez me había amenizado en varias ocasiones con presentarse ella en mi piso si me negaba a asistir al cumpleaños de mi padre, así que aquí estaba, conduciendo hacia la casa en la que crecí.

El viajar me tomó menos tiempo de lo que recordaba y luego de dos horas ya estaba entrando en el vecindario de mis padres. Todo estaba igual a la última vez. Estacione el auto frente a las casa de mis padres justo tras el BMW de Félix. Genial, él ya estaba aquí. Y media hora antes de lo acordado, lo que por supuesto me haría ver impuntual.

-Increíble.- Murmuré quitando las llaves del contacto y saliendo del auto.

Abrí la puerta trasera y Oreo salió de un salto estirando sus patas y moviendo la cola de un lado a otro. Abrí la maleta y tome mi bolso antes de caminar hacia la entrada. Antes de que siquiera pudiera tocar la puerta mi madre ya la había abierto de golpe.

-¡Mi niña está aquí! .- Chilló emocionada lanzándose sobre mí.

-Hola mamá.- Susurré cerca de su oído abrazándola con fuerza.

La verdad es que sí la había extrañado un montón, pero no lo había notado hasta ese momento. Ella se separó de mi y tomó mi rostro entre sus manos examinándome, como si quisiera asegurarse de que estaba en perfectas condiciones. Hacia eso cada que nos veía a mi hermano y a mi desde que nos habíamos ido de casa.

-Entra vamos. ¡Oreo! .- Tiro de mi mano hacia el interior de la casa.

La calidez del hogar me invadió de inmediato. La decoración a mi alrededor me trajo un montón de recuerdos y no tarde en escuchar voces que se me resultaban familiares. Mamá me guió a través de la casa hacia el jardín trasero en donde mi padre estaba junto al asador con tenazas en las manos y un delantal que decía 'el rey de la barbacoa'. Félix estaba de pie junto a él sosteniendo una cerveza. Mis abuelos también me estaban allí. Lita conversaba con Ariel, la esposa de mi hermano mientras mi abuelo y Hannah, mi sobrina de siete años, estudiaban con detención las flores perfectamente bien cuidadas que mi madre tenía en el jardín. Oreo dejó escapar un ladrido atrayendo la atención hacia nosotros.

The Backup PlanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora