Fugitiva

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CAMILA

-Fugitiva.- La escuché susurrar al tiempo en que sonreía de medio lado.

-Perdón, ¿Qué dijiste? .- Pregunté aún pasmada por la sorpresa de verla allí.

De todas las chicas llamadas Lauren que seguramente había en Estados Unidos y el mundo entero, Dinah tenía que planear una cita a ciegas con la misma chica de la que me escabullí hace un tiempo atrás. Genial, simplemente fantástico. Eso explicaba porqué el nombre y parte de la descripción que Normani me dio se me hacían familiares. Las chicas alucinarían al enterarse.

-Tú. Eres la chica que se desvaneció antes de que yo despertase.- Dijo señalándome- Ni siquiera me diste tiempo a conseguir tu número. Camila ¿Verdad?

-Sí.- Murmuré un poco incómoda- ¿Sin rencores? .- Pregunté con una mueca.

Ella rió por lo bajo y se me quedó viendo durante un par de segundos sin dejar de sonreír. Vaya, había olvidado lo lindos que eran sus ojos verdes y lo atractiva que la hacía ver su sonrisa. Ahora que volvía a notarlo, seguramente me resultaría difícil concentrarme.

-Trataré de no tomarme personal el hecho de que hayas huido de mi departamento.

-No lo fue.- Me apresuré a aclarar.

¿Por qué de pronto me ponía tan nerviosa la idea de ella pensando que yo podría rechazarla? ¿Es que no se había visto en un espejo? Cualquier mujer con buen gusto y sentido común moriría por despertar en su cama o por conseguir su número de teléfono con la esperanza de planear una segunda cita.

Pero tú no lo hiciste y, sin embargo, aquí estás. Gracias conciencia.

-Al menos recuerdas mi nombre ¿No? .- Bromeó.

-Claro que sí. Lara ¿No? .- Le seguí el juego.

-Lauren.

-Oh, sí. Laura.- Bromeé otra vez haciéndola reír.

-¿Nos vamos? .- Hizo un movimiento de cabeza y yo asentí.

Busque mi bolso y mi móvil antes de dejar mi piso siguiéndola. Estuvimos en su auto en cuestión de tiempo en donde se aseguró de abrir la puerta para mí y de que tuviese puesto el cinturón de seguridad incluso antes de que ella encendiera el motor del coche. Ella lucía tan relajada. Cómo si ya hubiésemos hecho aquello un montón de veces antes y solo fuese una cena más. En cambio yo estaba más nerviosa que nunca. Y es que hace 6 años que no tenía una cita y temía haber olvídalo como funcionaban. Qué debía hacer y qué no. Estaba arrepintiéndome, de pronto me pareció una terrible idea y solo deseé poder decirle que diera la vuelta y me llevase de regreso a mi piso. Pero otra parte de mí me pedía a gritos que me quedase y que esta vez consiguiera su número de teléfono.

-Esto es increíble.

Levante la vista del menú que tenía entre manos para verla. Tenía una sonrisa en los labios y no dejaba de mirarme.

-¿El qué? .- Pregunté confundida.

-Hace unos meses pensé que jamás volvería a ver tu cara y, sin embargo, aquí estamos.- Señaló a su alrededor- Debe ser mi día de suerte.

-También estoy sorprendida.- Admití- Cuando Dinah hablaba de ti como mi cita a ciegas no esperaba encontrarme, ya sabes, contigo.

-Estoy amando a Normani por convencerme de hacer esto.

Sus palabras hicieron que me sonrojase y desvíe la mirada avergonzada. ¿Acaso tenía 15 años otra vez? Pues no, tenía 29 y estaba sonrojándome como una adolescente en su primera cita. Por supuesto, ella lo notó y sonrió aún más gozando lo que había logrado. La voz del camarero que se acercó para escuchar nuestra orden nos obligó a romper el contacto visual, pero Lauren se aseguró de retomarlo en cuanto se marchó.

The Backup PlanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora